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BETTY

Después de la confesión de Armando nos quedamos un poco sorprendidas, ¿Armando era gay? Y enamorado del hermano de Marcela, en qué momento sucedió todo eso. Pero Armando había demostrado que ha cambiado, por eso Marcela y yo lo íbamos ha ayudar, no se como pero por lo menos lo vamos a intentar.

Marcela y yo estábamos recogiendo para irnos a casa, hoy yo me quedaría con mis padres, ya bastantes días estuve fuera y a mi padre podría darle algo si no llego a casa. Salí de la oficina y esperé a Marcela en la puerta del ascensor, me llevaría a casa, yo le dije que no era necesario pero como es tan cabezota no me quedó de otra que aceptar. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta cuando alguien llegó y me abrazo por detrás, pegue un pequeño grito por el susto y me giré para encontrarme con la persona más bella que puede existir.

-Perdona amor, no quería asustarte – dijo con una gran sonrisa, manteniendo su agarre en mi cintura, acerque nuestros rostros y la bese levemente.

- Pues si quieres que te siga besando no vuelvas ha hacerlo – dije levantando mi ceja derecha y ella hizo un pequeño puchero el cual besé.

- Está bien, prometo no volver ha hacerlo mi amor – no me quedé muy conforme con su promesa, ya que la sonrisa que traía decía todo lo contrario a sus palabras, con un último beso entramos de la mano al ascensor y nos dirigimos al coche de Marcela.

Ya habíamos llegados a la entrada de mi casa, pero la verdad no quería separarme de los labios de mi novia, Marcela comenzó a dar suaves caricias en mi cintura con su mano izquierda mientras que con la derecha me agarraba por el cuello para intensificar el beso. Seguimos por un momento en la misma postura hasta que ambas necesitábamos más, así que me salí de mi asiento y me subí al regazo de Marcela en su asiento, no se por qué lo hacía pero la necesitaba y no me importaba si alguien nos veía.

Marcela comenzó a desabrochar mi blusa mientras yo subía la parte de abajo de su vestido hasta dejarla por encima de su cintura, cuando lo conseguí sin pensarlo mucho aparte sus bragas e introduje un dedo en su interior, Marcela dejo escapar un pequeño gemido por la sorpresa y gemí al sentir sus labios succionar mi pezón.

Comencé a dar pequeñas embestidas mientras Marcela seguía dando atención a mi seno mientras que desabrochaba mi pantalón y metía su mano en mis bragas. Ambas comenzamos un vaivén muy placentero que nos tenía a las dos gimiendo sin un mañana, los cristales estaban algo empañados y nuestras respiraciones ya eran erráticas. Aumentamos nuestro ritmo hasta conseguir la liberación de ambas.

- Dios Betty eso a sido maravilloso – yo apenas podía pensar en nada, solo la miraba mientras intentaba controlar mi respiración. Y entonces sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo cuando escuche un ruido fuera del coche y me imagine lo peor, y si mis padres nos habían visto o algún vecino.

-Betty, cariño, solo era un perro- y volví a respirar.

- Pensé que nos habían visto – dije mientras la abrazaba por los hombros y ella me agarraba de la cintura.

- Quien diría que el angelito de Beatriz tendría sexo en un coche a la entrada de casa de sus padres- dijo mientas ponía una sonrisa demasiado sexy.

- Ya bueno, no me pude contener, y tampoco es que yo tenga la culpa de que mi novia sea tan irresistible- comencé a besarla de nuevo.

- Betty creo que deberíamos parar, porque no voy a poder resistirme y no creo que quieras que nos descubran, y mucho menos que sean tus padres, no quiero dar una mala impresión a mis suegros- con un último beso me salí de su regazo y me senté en el asiento del copiloto, ambas comenzamos a colocar nuestra ropa. Con un beso muy intenso nos despedimos y entre a mi casa.

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora