One-shots [Olivarry]

Ojos estrellados

Etiquetas extras: Universo de ángeles y vampiros, Oliver/Vampiro, Barry/Ángel, Smut fluff, Almas gemelas.

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Oliver era un vampiro. Así de sencillo. O tal vez no lo era, pero ¿a quién le importaría escuchar? Quién sería lo suficientemente inteligente, lo suficientemente interesado o suficiente paciente como para mirar más allá del tinte pálido de su piel ¿A quién le importaría lo suficiente como para dejarlo hablar más allá de la primera impresión? Un mecanismo de defensa cosmético hecho intencionalmente para parecer espantoso.

Desde que se convirtió en chupasangre tuvo que esconderse de las miradas de todo ser humano por su bien si no quería salir rostizado. Los años se convirtieron en décadas y las décadas en siglos, aún estaba ahí, solo disfrutando de su eterna soledad a su manera. Vivía en un castillo abandonado que había encontrado en medio del bosque en sus noches de cacería y desde ese entonces habitaba ese lugar solitario, no había ningún mortal que lo molestara ya que estaba ubicado muy profundo del bosque.

Pero se sentía solo, al principio creyó que era lo mejor hasta que en una noche de luna llena, la aldea cercana estaba de celebración, humanos conviviendo felices, cantando y danzando sin preocupaciones. Atento entre las sombras de los árboles frondosos del bosque esperando pacientemente una víctima hasta que un ruido de una rama seca rompiéndose lo saco de su concentración, extendió sus garras por si algún animal depredador fuese el causante pero solo escucho un dulce tarareo detrás de unos arbustos.

Al verlo no lo creyó, un pequeño chico, tez blanca, cabellos castaños que bailaban al compás de los movimientos delicados. Un hermoso muchacho sin lugar a dudas, pero esas alas blancas que se extendían brillantes por la luz de la luna lo hacían ver tan bello que el propio Oliver quedó anonadado mientras lo veía danzar hasta que el pequeño chico se detuvo de golpe y se volvió a verlo sorprendido.

"O-oh, no sabía que había alguien cerca." Hablo apenado el joven jugando con sus manos nerviosamente.

"Tranquilo, y-yo estaba de cacería hasta que te escuche cantar." Respondió Oliver, no sabía del porque hablaba con tanta familiaridad con aquel ángel cómo si fuesen amigos de toda la vida.

"Lo siento mucho, pero por primera vez he podido salir de mi hogar a curiosear por la tierra." Importando poco que fuera un extraño con quien estuviera hablando no pudo contener su emoción, cosa que al vampiro le pareció muy adorable.

"¿Cómo te llamas? Nunca he visto a un ángel rondando por aquí, ¿a qué se debe tu visita por la tierra?" Cuestionó el pelirubio curioso.

"Me llamo Barry y pues... desde mi hogar solía observar las curiosas costumbres que tienen los humanos, pero me prohibieron visitar la tierra ya que soy muy torpe." Dijo con una sonrisa brillante e inocente. "¿Cuál es tu nombre? Sé que no eres un humano ya que el tono de tu piel es diferente que a los otros, sin ofender."

"Me llamo Oliver y sí, acertaste soy un vampiro." Ofreció su mano para estrecharla con el más bajo, quién inmediatamente acepto con una sonrisa. "Un gusto en conocerte y ya que formamos como esta extraña amistad... ¿te gustaría aprender más sobre los humanos y sus costumbres?" Ofreció queriendo exprimir cada segundo con aquel lindo chico.

"¡Me encantaría! Gracias, gracias." Chilló Barry abrazando cálidamente al contrario.

Desde esa noche ambos seres empezaron a conocerse mejor, pasando días y noches hablando sobre los bellos poemas que los humanos solían dedicarles a sus parejas, las diferentes costumbres e idiomas humanezcos y la favorita del castaño, los diferentes tipos de danzas. Pasaron tres meses desde que se conocieron, el vampiro por primera vez en su vida podía darse el lujo de compartir sus conocimientos con aquel pequeño ángel que lo seguía curioso y emocionado en todas partes como un patito, tal vez aún no lo admitía pero cada vez que el castaño le dedicaba un abrazo o un beso en la mejilla en forma de despedida sentía un extraño ardor agradable instalándose en su pecho.