One-shots [Olivarry]

Realeza

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Un fuerte golpe en la puerta despertó a Oliver de su sueño, se sentó de inmediato, acostumbrado a despertar en un lapso de segundos. Se puso una bata de terciopelo y ató las cuerdas alrededor de su cintura, echó un vistazo a donde su consorte estaba acurrucado antes de acercarse a la puerta que conectaba sus habitaciones personales con los pasillos del castillo. Abrió la puerta reforzada y se enfrentó a uno de los guardias encargados de proteger sus habitaciones privadas, Roy Harper.

Roy fue al grano, consciente de que el rey no perdía el tiempo en bromas. "Su Majestad, hay un hombre en las puertas que desea hablar con el príncipe consorte."

"¿Quién es este hombre?" El rubio oscuro preguntó bruscamente. No era frecuente que alguien se acercara al castillo al amanecer y, además, para visitar al príncipe consorte.

"No dio su nombre." Respondió el contrario, bajando ligeramente la cabeza ante la ira que sus palabras provocaron en los ojos del otro.

"¿Qué tonto pediría la entrada al castillo sin revelar su identidad?" Oliver se burló. "No lo dejes entrar hasta que te diga su nombre. Una vez que lo haga, hablaré con él yo mismo."

El guardia asintió secamente, antes de inclinarse ante su rey y caminar hacia el frente del castillo. Sin recibir instrucciones, un guardia lo reemplazó en su puesto frente a la puerta del rey. El rey volvió a meterse en la cama, pero no volvió a dormirse ni se quitó la bata. En cambio, acarició los suaves mechones de cabello de Barry para mantener sus manos ocupadas mientras pensaba.

¿Qué propósito podría tener uno al visitar a su pareja? Fuera lo que fuese, el visitante también podía hablar con él. Oliver estaba por encima de invadir la privacidad del castaño si eso significaba que estaría a salvo.

Un suspiro silencioso desde su derecha hizo que el mayor volviera la cabeza, y fue recibido con la lenta apertura de los ojos verdosos, que aún estaban nublados por el cansancio y el sueño. Sonrió con cariño cuando un pequeño bostezo escapó de los labios de Barry, quien luego se acercó más al costado de Oliver en busca de calidez. El rubio subió la manta, atrapando a su pequeño en un capullo de calor.

"Buenos días, mi príncipe." Oliver pasó su pulgar por las fruncidas cejas.

"Buenos días." Barry presionó un pequeño beso contra el ancho hombro. "¿Dormiste bien?"

El contrario respondió honestamente: "Siempre duermo bien cuando estoy contigo."

El castaño se sonrojó ante eso, un tinte rojo familiar floreció en sus mejillas y se extendió hasta sus oídos. El orgullo se hinchó en el pecho de Oliver mientras admiraba el efecto que tenía en su compañero. Ninguna cantidad de riquezas o poder podría hacerlo más feliz que el amor de Barry por él.

"¿Bajamos a desayunar?" El menor bajó la manta, pero no hizo ningún movimiento para dejar a Oliver.

"Si tienes hambre." El mayor se encogió de hombros, dejando que él tomara la decisión. "Los cocineros no irán a ninguna parte".

"Vamos, entonces." Decidió Barry, balanceando las piernas por el borde de la cama. "Tengo antojo de la mermelada de higos que Felicity trajo la semana pasada."

El rey rubio lo siguió en silencio a través de su rutina matutina. Antes de casarse con Barry, había tenido estilistas y doncellas que lo ayudaron a vestirse para el día, pero el disgusto de su príncipe por la interrupción de sus tranquilas mañanas lo hizo cancelar. No se arrepintió, ver a su castaño buscar en su guardarropa un atuendo, vestido con ropa de dormir y el cabello despeinado por el sueño, fue mucho mejor que holgazanear mientras otros pensaban y se movían por él.