4.- Baby love me lights out ✅

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Aldo esta en Monterrey visitando a su novio, solo que nadie sabe que lo son.

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— No Roier, yo no quiero tu consuelo..— dijo Aldo con voz suave y tranquila mientras veía el cadaver del cubito de ElMariana en el suelo y escuchaba las risas de los otros atrás de ellos, luego se volteó y miro a Roier con unos ojos que desprendían odio puro. — ¡quiero venganza! Se acabo el Aldo amable que solo se divertía y andaba de chill.

— Estoy contigo papi, ¿Qué quieres hacer? — Respondió el más joven, aparentemente tranquilo pero también hirviendo de furia por dentro por la muerte de su mejor amigo a manos de Xocas dentro del servidor de Minecraft Extremo.

— Tenemos que mejorarnos para matar al Xocas y su bola de lame huevos. — Aldo acercó a su cubito de Minecraft al de Roier. — Pero eso si Roier, déjame a mi a ese bastardo, a ese yo mismo lo mato.

— Bien, hagamos eso y cuando terminemos de shetarnos, nos desconectamos y jugamos a otra cosa gordo. — Sugirió el más joven, sabiendo de antemano lo voluble que era su amigo, y que esto podría levantar sospechas entre los espectadores.

— No Roier, yo quiero venganza, y la quiero para hoy.

— Te entiendo Aldo, pero no estas en condiciones para un pvp, mejor minamos un poco y después jugamos a otra cosa, invitamos al Osvaldo para que veas que nuestro amigo esta bien y tú estes más tranquilo papi.

Aldo suspiró y asintió, recordándose a si mismo que esto era solo un juego y nada más, y que Osvaldo estaba tranquilamente en su casita en Monterrey.

Nota mental de Aldo: comprar boleto para ir a Monterrey el siguiente fin.

— De acuerdo, tienes razón wey.— respondió el mayor, sabiendo que si seguía podría decir algo de lo que después se arrepentiría.

El Chat no dejaba de escribir cosas como: "necesito un amigo como Aldo" "Aldoriana es real" "que jotos" y demás, toda una bola de comentarios encontrados, siendo los más insultantes borrados al instante por los moderadores.

Aldo suspiró mientras seguía a Roier a una mina cercana.

{***}

Una semana después.

— Te extrañé mucho Valdo. — Dijo Aldo mientras restregaba su rostro en el pecho del más alto, disfrutando del calor que este emanaba y su olor.

Sus lentes descansando sobre el escritorio.

Osvaldo sonrió y lo estrujó más entre sus brazos, ambos se encontraban en la cama del menor, sólo recostados, abrazados y disfrutando de la compañía del otro. Aldo no tenía mucho que había llegado a Monterrey y lo único que quería era disfrutar a su novio, a pesar de que tenían varias salidas con sus amigos.

— Yo también te extrañé un vergo, ya quería abrazarte así y decirte lo mucho que te amo.

Aldo sonrió, sonrojado por las palabras de su novio.

— ¿Y si le decimos al Mccombo que tengo chorro y no podemos ir? — preguntó Aldo, con toda la intención de quedarse en cama con Osvaldo.

— No seas mamon mi amor, ellos también están emocionados de que tú y Rocio estén en la ciudad y quieren convivir.

— Yo sé... yo sé, pero tengo ganas de estar a solas contigo, — apretó en sus puños la playera de Osvaldo y ocultó su rostro en su cuello, acariciando el largo de este con su nariz. — quiero que me hagas el amor y luego me mimes Valdo.

Osvaldo sonrió enternecido.

Hace un año, jamás se hubiera imaginado que Aldo era así de tierno, suave y delicado en la intimidad, siempre le había parecido un tipo duro que se llevaba pesado, se enojaba con facilidad e insultaba a modo de demostrar su cariño.

Love me until I love myself • [Aldoriana] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora