15.- I've woken up from my sleep and it's bigger than me

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Aldo y Osvaldo son felices, llevan un tiempo de feliz relación, han crecido y ahora hay algo que les esta faltando en sus vidas...

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|| 2 años más tarde ||

— Ha pasado un tiempo desde la última vez que estuviste aquí, Aldo. — expresó la doctora Sanchez, mirando a Aldo por sobre sus lentes. — Te miras bien.

— Gracias. — respondió Aldo sonriéndole. — Y si ha pasado un tiempo, creo que 8 meses si no me equivoco.

— Si, 8 meses completos Aldo. — respondió. — ¿Qué te trae hoy por acá?

— Nada malo, le aseguro. — respondió rápidamente el moreno, reacomodando su cabello. — Sólo pensé que sería bueno darle un cierre a esta parte de mi vida y no solo desaparecer como lo hice.

— Me parece bien eso. — la doctora sonrió mientras dejaba su libreta en la mesita de centro frente a ella y miraba con atención a Aldo. — Cuéntamelo todo.

Aldo le sonrió feliz para empezar a contarle lo que había sido su feliz vida durante los últimos ocho meses.

Por que si, el tiempo ha pasado y nuestro querido protagonista a aprendido a ser feliz e ignorar los malos comentarios. Se podría decir que ahora era él mismo y amaba a su novio libremente.

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— ¡Ya llegaron, amor! — gritó Aldo desde la cocina mientras terminaba de ordenar todo lo que iba a llevar a la terraza para empezar a asar. — ¡Ve a recibiros por favor, que estoy llevando todo a la terraza!

Osvaldo apareció apurado en la cocina y le robó un beso rápido antes de correr a la entrada principal.

— No te apures amor, todo saldrá perfecto. — respondió el más alto, antes de abrir la puerta principal.

Recientemente habían comprado su casa y se habían mudado a ella, por lo que invitaron a sus amistades parar que conocieran la casa y celebrar ese logro. Sin embargo Aldo estaba sumamente nervioso, y no era precisamente por la cena, sino por que planeaba pedirle matrimonio a Osvaldo frente a sus amigos. Tenía la pequeña cajita en el bolsillo de su pantalón y la podía sentir arder claramente, como fuego.

Soltó un suspiro grande, tratando de tranquilizarse mientras organizaba las bandejas con la carne sazonada y demás cosas que iba a necesitar para asar.

Empezó a poner trozos de carne en el asador con ayuda de las pinzas, justo cuando había terminado de llenar la parrilla escucho las voces y risas de sus amigos salir de la casa, por lo que dejo la pinza por un lado y limpió sus manos con el delantal que vestía mientras giraba para encontrarse de frente con Juan tomado de la mano de una muy panzona Ari que tenía ya 5 meses de embarazo.

— ¡Hola! — saludo Aldo alegre, escuchando el saludo de sus amigos. — ¿cómo te sientes Ari? Te ves divina con tú pancita.

— Uy estoy un poco cansada todo el tiempo y no puedo dejar de comer espinacas, pero de ahí en fuera estoy muy bien, gracias. — explicó, sonriéndole a su amigo alegremente mientras se sentaba en una de las mecedoras.

— Yo también estoy bien, gracias por preguntar. — expresó Juan, haciendo reír a Aldo y el resto que iban llegando.

— Ay Juan ya supera que ahora mismo la prota es Ari y no tu. — se quejó Ama, haciendo reír al resto.

— ¡Claro que soy importante! — expresó petulante el colombiano. — Además yo también quiero atención de mi amigo.

Todos le gritaron y abuchearon entre risas, por lo que divertido Aldo fue y abrazó a Juan.

Love me until I love myself • [Aldoriana] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora