9.- Every night we fight and it's hot like hell

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Aldo y Osvaldo no saben que hacer con su relación después de lo sucedido en el After de los Eslands.

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| Algunos días después |

Aldo acababa de terminar su primer stream en su nuevo departamento. Todo había salido mejor de lo esperado, ya que sus números habían subido considerablemente.

Llegó a los 5 millones en Twitch. Una completa locura.

Ya había terminado de apagar todo y ahora se encontraba tumbado en el suelo, tratando de conectar su nueva tarjeta gráfica cuando escucho que el timbre sonaba. No esperaba a nadie, así que extrañado fue a la puerta principal a abrir, quedando pasmado al ver de quien se trataba.

— Hola Aldo, espero no importunar. — Aldo le miró sorprendido, admirando lo bien que se veía el otro vestido con pantalón y camisa negros y botines a juego del mismo color. — ¿puedo pasar?

Parpadeo exaltado, saliendo de su ensoñación y haciéndose a un lado para dejar pasar a Osvaldo mientras murmuraba una disculpa rápida.

— ¿Y bien Valdo, qué te trae por acá? Creí que no querías saber ya nada de mi. — preguntó casualmente Aldo mientras frotaba sus manos sudorosas sobre la tela de su pijama rosa de Hello Kitty.

Osvaldo frunció el ceño.

— ¿Por qué creerías eso? — preguntó genuinamente extrañado.

— Bueno, supe por ahí que al parecer tú y Staryuuki tienen algo. — Sentía sus labios secos, por lo que los humedeció de nuevo con su lengua, notando como Osvaldo seguía dicho movimiento con la mirada. — Y e-esta bien, eres libre de hacer lo que quieras, supongo.

Trago el nudo de nervios que tenía atorado en la garganta. Nunca había estado tan nervioso en compañía de Osvaldo, pero no podía evitarlo cuando lo tenía enfrente de él mirándolo tan intensamente, como si tratará de resolver el mayor enigma en el mundo.

— ¿Tú realmente crees que yo podría cambiarte tan fácilmente pendejo? — El más alto comenzó a acercarse a Aldo, el cual le miró a los ojos sin moverse de su lugar. — ¿qué podría dejar de amarte así como así?

Aldo negó con la cabeza, levantando levemente la mirada para poder ver bien los ojos de Osvaldo, quién estaba a solo escasos centímetros de su rostro.

— Solo lo asumí cuando no quisiste venir a mi departamento la semana pasada. — hizo una mueca escuchando la tontería que había dicho.

Osvaldo rodó los ojos mientras un bufido salía de sus delgados labios. Aldo aprovechó para alejarse de él y caminar a la cocina, poniendo distancia entre él y el menor.

— ¿Quieres un poco de té? — preguntó el mayor mientras tomaba una taza de la alacena, Osvaldo observándolo extrañado desde la sala de estar asintió.

— ¿Desde cuándo bebes té? — preguntó el más alto, nunca había visto a Aldo beber ese tipo de bebidas.

— Siempre he tomado té, tengo una colección amplia para toda ocasión. — Respondió sincero.

La verdad es que desde que había comenzado a stremear había perdido la costumbre, pero su reciente descubrimiento del Matcha de Starbucks lo había reencaminado a ellos con más fuerza.

— Entonces, ¿quieres té o no Osvaldo? — preguntó Aldo, ya sacando una segunda taza.

Osvaldo se encogió de hombros.

— Am si claro, ¿por qué no?

— Bien, toma asiento en la sala si quieres, ahorita voy con las tazas. — Osvaldo le hizo caso y se sentó en un extremo del sillón largo, manos juntas sobre sus piernas mientras esperaba a Aldo.

Love me until I love myself • [Aldoriana] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora