Love me until I love myself • [Aldoriana] EN EDICIÓN

7.- Let all know I ain't motherfucking sharing

Los Eslands están aquí y es hora de que algunas verdades sean dichas.

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Nota: los eventos ocurridos en los Eslands de este año fueron modificados por el bien de la trama de esta historia xx

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Domingo 29 de Enero del 2023

Eran ya las 8AM y la mayoría de los streamers presentes en el hotel para los Eslands estaban con una cruda horrible.

Lo cierto es que habían tenido una noche loca, y nuestro querido Osvaldo no fue la excepción. Él había estado tomando diario desde que llegó para evitar pensar en Aldo, y se escudaba diciendo que se divertía con los demás.

Esta mañana había despertado con una cruda bestial, completamente desnudo y un dolor en la espalda muy raro.

Cuando se levanto de la cama, notó como su ropa estaba esparcida por la habitación, por lo que se le hizo sumamente extraño. Se acercó al espejo y lo que vio en su espalda lo dejó helado: eran arañazos. Las señales no podrían ser más obvias, había pasado la noche con alguien pero no podía recordar nada de ello, ni siquiera a la persona.

Suspiro frustrado, por alguna razón se sentía mal. Sentía que había traicionado el amor que aun le tenía a Aldo, aun que ya no fueran nada.

Trato de restarle importancia y se metió al baño dispuesto a darse una ducha revitalizante.

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Aldo abrió la puerta de su habitación para recibir su desayuno cuando noto que la puerta de enfrene se abría también y de la habitación salía Roier besando a nada más y nada menos que Spreen. Ninguno de los dos se habían dado cuenta de su presencia ni de la mucama.

— Ya Ivan, déjame ir o se nos hará tarde para la alfombra. — decía el menor con una sonrisa alegre en sus labios.

— Para de decir eso Sebas, que tenéis tiempo de sobra. — respondió el más alto.

Justo se iban a besar de nuevo cuando Spreen miro hacia arriba y notó la mirada sorprendida de Aldo, el cuál salió de su shook e hizo como que no los veía mientras despedía a la chica frente a él.

Roier giró, lo vió también y rodó los ojos.

Cuando la mujer se fue, Aldo entró a su habitación corriendo con bandeja en mano y la pareja tras él.

— ¿cuánto viste y escuchaste gordo? — preguntó Roier apenas se cerró la puerta tras Spreen.

Aldo comió un bocado de sus chilaquiles y respondió tranquilo:

— Lo suficiente como para saber que Spreen es con quien has estado saliendo, — les sonrió a ambos, ofreciendo un poco de su comida. — lo cuál explica muchas cosas ¿saben?

Roier suspiro rendido mientras se sentaba junto a su amigo y robaba su tazón de frutas. Aldo ofreció la taza de café a Spreen.

— Boe, estamos saliendo y es la primera vez que estamos juntos físicamente, ya aclarado eso, ¿vos podes hablarnos de esas marcas en el cuello? — preguntó Spreen aun de pie frente a los mexicanos, ya con taza en mano.

Aldo se congeló mientras Roier le miraba curioso.

— No mames Aldo, ¿ahora qué hiciste cabron?

Aldo suspiro dejando el tenedor en la mesa. No quería hablar de ello pero sabía que si se negaba el par no lo dejarían tranquilo, luego le dirían a Rocio y la regañada sería peor. Así que retomando su comida y sin mirar a nadie a los ojos contestó: