Llegó la mañana del día siguiente, pero Hoseok partió temprano.
Tan temprano que apenas el sol salió, él ya estaba afuera, siendo tal vez la única persona despierta a esas horas.
Pero tenía un impulso más exigente que el sueño o cualquier otra necesidad de su cuerpo. A la mente eso no le importaba. A su corazón... Mucho menos.
Yoongi no tenía nada grave, pero no estaba ileso. Su piel blanca, cómo el azúcar mismo, se había cubierto de ronchas rojas en los brazos principalmente. Lo cubrían cómo besos de rosas, resaltando por la misma palidez de su piel que nunca había sido expuesta al sol.
Por una razón justa, aunque esta no fuera letal como tanto tiempo llegó a creer.
Y eso le explicó a Hoseok que debía de intentar, que por eso lo había hecho, que por eso se había arriesgado. ¿Hasta qué extensión, hasta qué punto el sol lo podía dañar?
Sólo unas cuantas ronchas, pero seguía vivo. No le molestaban, sólo ardían un poco y estaban ahí, pero Yoongi le aseguraba a Hoseok que se sentía bien a pesar de esas marcas que dejaban en evidencia su condición de nacimiento.
Aún con todas esas palabras, Hoseok no se quitaba la preocupación de encima. Supuso que un desasosiego nunca era tan exagerado si era estimado a una persona a la cual uno amaba. Era simplemente lo normal.
El entregar el corazón a alguien más siempre era dar gran parte de uno mismo, y Hoseok tenía toda su devoción y cariño puestos en Yoongi.
Así que le comentó que iría al pueblo para buscar al médico y que él revisara sus ronchas.
También que les diera más detalles de la condición de Yoongi, pues en realidad poco sabía de ella.
Toda la información que tenía había sido proporcionada por su madre y en eso ya ni podía confiar. Porque una preocupación exagerada había sido su justificación para tenerlo cerca y no perderlo.
Empero Hoseok no usaría esa misma excusa. Había liberado a Yoongi y no lo volvería a atar de ninguna manera. Él escogía estar a su lado, y esa era la mayor bendición de Hoseok, sin saber que Yoongi lo veía como su único sol y que no buscaría a nadie ni nada más.
Poco a poco, ellos, que eran muy jóvenes y tenían poca experiencia en la vida, aprendían de ella juntos, mejorando para un futuro en dónde no se veían el uno sin el otro.
Al menos eso les parecía seguro, estar unidos.
Se complementaban, encajaban a la perfección. Eran dos almas que formaban una completa.
Y justamente el amor completo era el resultado de su unión.
De esa forma, Yoongi estuvo de acuerdo, durmiendo en los brazos de Hoseok, pues al despertar no lo vería hasta que llegara del pueblo.
Lo que tuviera que pasar, sucedería, pero él quería saber más. Si el médico podía darles información al respecto y clarificarles la condición que le parecía una maldición, entonces podrían proceder sobre ella.
Sin miedos o limitaciones muy amplias, sólo con la realidad para enfrentarla. Tal vez incluso fuera más optimista de lo que creían y Yoongi no era un condenado total.
Tal vez de alguna manera podía tener una vida relativamente normal.
Hoseok le decía que lo intentarían, pero si al final Yoongi no podía tener esa supuesta "normalidad", seguirían cómo siempre, pues él lo amaba así y era la vida que se les había dado.
En ella tenían que seguir, sacar lo mejor posible sin desear cosas inalcanzables, pero tomando las disponibles con las manos.
Podrían plantar semillas en el suelo y esperar años hasta hacer crecer un árbol que les diera sombra, y a su vez, meses para que les diera frutos.
ESTÁS LEYENDO
El Lenguaje De Los Girasoles (Sope)
Fanfic❝ yoongi tiene una enfermedad extraña que lo ha confinado en su casa desde que tiene memoria. yoongi es un poeta solitario, un pájaro enjaulado que sólo tiene una ventana como vista al mundo exterior. hoseok es un simple campesino alegre al que le g...