Así como el sol es testigo de los acontecimientos bellos bajo su luz diurna, en donde las risas abundan y las palabras sobran, la luna es la única que contempla el amor como nadie lo hace, aquellos momentos de la vida, donde no se necesita decir nada, donde los cuerpos hablan sin expresar en voz alta sus sentimientos.
Yoongi sentía su corazón palpitando con fuerza. Recordaba haber visto a aquella pareja de amantes unidos en un casto beso. Sin embargo, la emoción que sintió esa vez por ser testigo, no se comparaba a la explosión de sensaciones que ahora lo embargaban, pues el mismo sería el protagonista de aquello.
¿Estaba bien desear algo con tanta fuerza?
No podía estar mal, de eso estaba seguro.
Hoseok inhaló todo el aire que pudo. Sentía la premisa en los latidos de su corazón que podía jurar, incluso Yoongi los podía percibir al ser tan estentóreos, al querer escapar de su pecho.
El castaño miró dentro de esos ojos oscuros, como el cielo se encontraba esa misma noche, brillando, con estrellas reflejadas en ellos.
Como un tácito acuerdo, Yoongi sonrió, indicándole a Hoseok continuar.
Se inclinó lentamente, tomándose el tiempo del mundo, como si en realidad no existiera nada más, como si no se encontraran bajo un techo y todo lo demás fuera una invención, un antojo de Dios.
Pero llegó.
La unión se formó. Labios que temblaban, inexpertos, tacto suave. Y ya nada más importó.
Los girasoles y sus pétalos. El cielo de nubes doradas. La calidez de sol. El verano y sus días efímeros llenos de infinidad.
A Yoongi le supo a eso aquel beso que compartía con Hoseok.
El sabor de la vida.
Se sintió más vivo que nunca. La libertad en un simple gesto. Con sus ojos cerrados, su mente trazó una estrofa a aquella persona que lo sostenía con tanta gentilidad.
"Me besaste, como si nuestras almas
estuvieran sedientas y encontraran sus manos
en una oscura habitación a la que nos condenaron
a sembrar nuestras raíces después de morir"
Y Hoseok encontró un tesoro en ese beso.
Así la vida adquirió colores que nunca presenció.
Descubrió que Yoongi podía ser todo para él.
Cuando se separaron y se miraron directamente, las sonrisas no tardaron en adornar sus bellos rostros.
—¿Y cómo se siente? —preguntó el castaño, con repentina timidez.
—Nunca he experimentado nada más bonito en mi vida. Gracias.
Le tocó la mejilla a Hoseok y este se inclinó en el tacto.
—Es lo mismo para mí...
Todos los libros que jamás le enseñaron eso, se quedaban muy atrás. ¿Y ahora qué?
Ambos jóvenes, con las mejillas rojas, comenzaron a reír.
Embriagados de una felicidad sin descripción, compartieron la noche lado a lado. Yoongi se acostó en el sillón y Hoseok acomodó unas colchas en el suelo, con la excusa de que quería estar junto a él de alguna manera, pero no se atrevían a dormir en la misma cama, su vergüenza era mucha para eso.
—Hoseok, gracias de nuevo.
El castaño estiró su mano y la entrelazó con la de Yoongi.
—¿Está bien si dormimos así? ¿Tomados de la mano?
ESTÁS LEYENDO
El Lenguaje De Los Girasoles (Sope)
Hayran Kurgu❝ yoongi tiene una enfermedad extraña que lo ha confinado en su casa desde que tiene memoria. yoongi es un poeta solitario, un pájaro enjaulado que sólo tiene una ventana como vista al mundo exterior. hoseok es un simple campesino alegre al que le g...