capítulo dos.

3.9K 421 16
                                    

Jungkook ya estaba listo para salir a correr como era costumbre. Además de carreras en su motocicleta, él también amaba estar en forma y ejercitar su cuerpo un poco, por lo que en las tardes decidía ponerse sus mejores tenis deportivos y salir a trotar por el parque más cercano.

Listo para su rutina, entró al elevador y se puso sus AirPods, llevaba ropa cómoda, un buzo azul y una camiseta de tirantes.

Si se lo preguntaban, su vida era completamente monótona, incluso algo aburrida. La mayor parte del tiempo se la pasaba en las pistas de carreras, y cuando no tenía prácticas pendientes, le gustaba reparar motocicletas. Sus amigos de vez en cuando lo invitaban a salir, para divertirse y encontrar a alguien con quien pasar la noche.

Y ciertamente lo lograba. Su nombre ya era bastante reconocido, y su cara familiar entre el público. No era nada raro que Jeon Jungkook tuviera diferentes conquistas amorosas cada viernes por la noche.

A pesar de esa vida, donde tenía buenos amigos, dinero, fama, y personas que morían por tenerlo en su cama, no se sentía lleno. Le apasionaban las motocicletas, era feliz con ellas, sus amigos eran buena compañía, y cada persona con la que se enredaba era bella.

Pero... se sentía solitario. El hecho de estar entre piernas diferentes cada noche no significa que le daba felicidad, al contrario, se sentía más miserable.

Cuando salió del ascensor y estaba por salir del edificio, se encontró con el mismo camión de mudanzas y un chico discutiendo con el conductor.

—Pero señor, esa última caja era de mi hermana. No es posible que haya quedado olvidada. ¿Usted sabe lo que es capaz de hacerme si se entera que la perdí? —suspiró frustrado el chico.

Jungkook lo miró con curiosidad. A decir verdad, era un chico bastante atractivo, aunque solo pudiese verlo de medio lado. Su piel canela complementaba perfectamente con aquel cabello castaño. Era delgado, alto, y no es que estuviera de mirón, pero tenía un buen trasero.

—Lo siento, pero esto fue lo único que me encargaron y subieron al camión. No nos hacemos responsables de pérdida de objetos en el trayecto.

—Ya veo... ¿Al menos podría revisar una vez más mientras subo todas estas cajas al departamento? Prometo que será rápido —suplicó.

Lo que parecía ser el conductor, dio un chasquido molesto y no dijo nada más, prosiguió a darse la vuelta y revisar nuevamente el contenedor por alguna caja perdida que el chico estaba reclamando.

El azabache soltó un suspiro agotador y agarró varias cajas para empezar a apilar una sobre la otra. Jeon lo observó acercarse inconscientemente hacia él, puesto que la gran pila de cajas sobrepasaban la vista del chico, y este tenía que caminar a tientas.

«Definitivamente va a caerse» pensó.

El azabache se apiadó del pobre muchacho cuando este tropezó accidentalmente en la entrada con una piedra y dos de sus cajas cayeron al suelo, regando todos los artículos por la acerca. Entre lápices de colores, pinturas, revistas, y cuadros, Jungkook supuso que se trataba de algún artista.

—Maldición, este día no podría ir peor —refunfuñó por lo bajo, aunque el azabache pudo oírlo y tuvo que soltar una risita.

—Oye, ¿Necesitas ayuda? —inquirió, finalmente acercándose.

El joven que se encontraba en el suelo juntando lo que se había caído alzó su mirada, encontrándose con unos lagos cafés que le veían curiosos.

—Está bien, te lo agradezco —sonrió sinceramente, sin mostrar sus dientes por completo.

Jungkook asintió y sacó sus AirPods para dejarlos en su respectivo estuche.

—No deberías llevar tantas cajas al mismo tiempo, podrías caerte y hacerte daño —añadió, agachándose junto a él para ayudarle a recoger todos los artículos que habían caído—. Por suerte solo fueron estas cajas.

wrong number ¡ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora