18.Quedada de chicas

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2 meses de embarazo...

Llamé al timbre de la casa de Tina, o más bien, su mansión. La tía tenía una casoplona enorme a las afueras de la ciudad con piscina cubierta, gimnasio en la parte de abajo y sala de cine. Todo eso es normal si cuentas que ambos, ella y su novio, eran prestigiosos abogados conocidos en todo el país.

-Que abra ya que me estoy meando- dijo Pam mientras daba pequeños saltitos. Sí, aquella chica que escaló las paredes de la clínica como si fuese Spiderman.

Al final, Pam nos dio la sorpresa de que también estaba esperando a su bebé, solo que ella lo esperaba de un mes antes que yo.

-Aguanta un poco- le dije.

-Si ya me está costando contener el pipí, no quiero ni pensar cuando esté de ocho meses y medio.

-Pues te irás meando por las esquinas- la chica me dio un puñetazo en el brazo enfadada, se notaba que lo estaba llevando peor que yo-. Era solo una broma. Una broma- la repetí mientras me sobaba la parte en donde me había dado.

Tina nos abrió la puerta y vino corriendo a nosotras para abrazarnos, seguida de Rose. Nos cogió a cada una con un brazo.

-¡Enhorabuena chicas!- nos gritó al oído dejándonos sordas.

-¡Me ahogas!- gritó Pam, yo solo me reí.

-Es tan... ¡Ah!- dijo mientras se separaba-. Parece que lo teníais hasta pensado.

-Tina deja de agobiarlas- la regañó Rose.

Tina bufó y nos agarró de los brazos.

-¡Venga pasad! Hay muchas cosas de las que hablar, como el nuevo novio de Rose...- nos fue contando mientras nos empujaba hasta el interior de la casa.

***

Después de que Tina se calmase un poco, todas nos sentamos en el salón y ella se fue a la cocina a preparar unos Martini. Últimamente le había dado por hacer bebidas, incluso se había comprado un libro de esos con la receta, y menos mal porque estaba deseando volver a probar algo de alcohol, Max no me había dejado por el embarazo. Sé que no debía, pero unas gotitas no le hacen mal a nadie.

-Y... ¿Qué es eso de nuevo novio?- le preguntó Pam a Rose, que estaba en silencio sentada en el sofá.

-Ah, nada, Tina, que se inventa las cosas...

-Rose...- la avisé de que no nos lo estábamos tragando y de que debía soltarlo.

-Vale. Es un chico que conocí en el bar que hay en el edificio en donde trabajo. Hablamos y le di mi número. Fin.

-¿De quién habláis?- nos preguntó Tina entrando en la sala con la bandeja de las bebidas.

-Del novio de Rose.

-¿Y no me esperáis putas?

Tina dejó la bandeja en la mesa, en ella traía dos vasos y dos brick de zumos de piña que nos entregó a Pam y a mí.

-Estarás de coña- dijo Pam agarrando el zumo.

-¿De verdad?- me quejé yo.

-Oye, no os pienso dar alcohol estando embarazadas- dijo a la vez que le entregaba su Martini a Rose y se sentaba en el sitio que quedaba libre-. Que después si vuestros niños salen tontos me echáis la culpa. Además, habéis tenido suerte de que tuviese zumos para mi sobrino, sino hubieseis bebido agua del grifo.

Arranqué la pajita del lado del brick y la saqué del envoltorio. El zumo al menos era de piña y me gustaba.

Empecé a beber como una niña pequeña mientras observaba las miradas asesinas que le lanzaba a Pam a Tina. Sí, claramente era ella la que peor lo llevaba.

-Por cierto Tina, hoy he quedado y me gustaría que me prestases alguna camiseta- le dijo Rose mientras dejaba la copa en la mesa.

-Sí, claro... cuando digas con quien has quedado.

Tina era mala, se veía su intención claramente desde lejos.

Rose rodó los ojos y la contestó.

-Con mis compañeros.

La chica se quedó bebiendo de su Martini sin decir nada, su mirada de acosadora daba miedo. No paró hasta que Rose soltó de verdad con quien iba a quedar.

-¡Vale, he quedado con él!

Tina empezó a dar saltitos en su sitio mientras aplaudía por la valentía de Rose al contarlo. Ella era de esas chicas que no contaba nada relacionado a su vida sentimental e íntima. Cada vez que queríamos saber algo de ella teníamos que sonsacárselo a la fuerza.

-¡De acuerdo!- gritó Tina levantándose del sillón-. Venga chicas, hay que vestir a Rose para su cita.

-¡No es una cita!

-Uy que no.

Tina salió del salón seguida de Rose. Dejé el zumo en la mesa y me dispuse a seguirlas pero en vez de eso me quedé observando como Pam cogía la copa de Tina, que las habían dejado aquí.

-¡Pam!- la regañé en un tono bajo para que no nos escucharan.

La chica me ignoró y cogió la copa.

-¡No! ¡Eso ni de coña!- gritó Tina desde la puerta.

Pilladas con las manos en la masa.

La chica vino corriendo como una bala, por un momento pensé que iba a hacerle un placaje a Pam por lo rápido que iba. Le arrebató la copa de la mano, cogió la otra que estaba en la mesa y se las llevó con ella.

-¡Joder!- se quejó la otra enfadada a la vez que daba un fuerte pisotón en el suelo.

Después todas nos fuimos a la habitación de Tina y pasamos lo que quedaba de tarde eligiendo un conjunto para Rose. Más tarde la chica se fue para prepararse para su cita.

-Crucemos los dedos para que este sea el definitivo- dijo Tina a la vez que cerraba la puerta.

Pam y yo levantamos las manos y los cruzamos.

Vecinos con derechosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora