5 meses de embarazo...
-Mira, lo de la clínica de locos te lo pasaba, pero traerme a que la gente me vea respirar como una loca. Esto sí que no te lo perdono nunca.
Max, mi queridísimo y atento novio y futuro padre de mi hijo, nótese el sarcasmo, me había traído a realizar unas clases pre-parto. No entendía para que servía esto, lo único que te enseñan es a inspirar y expirar... y eso ya lo hacía todos los días. No puede ser tan difícil en el parto hacer lo que haces desde que naciste.
-Esto no me gusta- le dije cuando entramos a la sala llena de mujeres con barrigas como globos hinchables. La mía también estaba así pero no tan hinchada, es que las suyas iban a explotar- ¿Pero de cuanto están estas mujeres? ¡Sí parece que van a parir aquí!
Max me mandó callar y con los brazos en mis hombros me llevó hasta la esquina más alejada del cuarto.
-No digas eso en alto. ¿Nunca te han dicho que no hay que decir nada malo a una mujer que tiene las hormonas revolucionadas? Son capaces de todo- rodé los ojos por la suprema chorrada que había dicho- Oye, a mí no me ruedes los ojos señorita.
Le saqué la lengua como una niña pequeña.
¿Pero por qué me estoy comportando como un bebe?
De repente mi tripa rugió.
-Ay, Max, tengo hambre.
-¿Cómo? Si acabas de comerte un helado por el camino.
-Pero un helado no llena nada. Yo quiero algo más.
Max me ayudó a sentarme en la esterilla que había cogido.
-Quiero fresas Max.
-¿Enserio?
-Sip. Con chocolate. Y lo quiero ya.
-Aquí no se puede comer Claudia.
-Fácil- me levanté del suelo con mucha lentitud- Vayámonos.
Max me paró y volvió a sentarme con cuidado.
-No. Vas a dar estas clases sí o sí.
-Pero Max...
-No- dijo serio.
Crucé los brazos y dejé de hablarle. Iba a dejar que me muriese de hambre. ¿No se daba cuenta de que el que quería comida era el bebé? Nos va a matar de hambre a los dos.
-Venga, no te enfades- me dijo mientras me abrazaba por detrás.
-No, déjame- le aparté de mí.
-Claudia...
-Déjame- le volví a repetir.
-Si quieres cuando termine la clase te compro otro helado.
Max se puso a mi lado pero yo me giré hacia el contrario para que no nos pudiésemos ver cara a cara.
-No es eso.
-¿Entonces?
-Ya no me quieres.
-¿Eso piensas?
Yo asentí con la cabeza.
Max se puso a mi lado de nuevo y me rodeó con su brazo. Yo me apoyé en su cuerpo.
-¿Y por qué crees que no te quiero?
-Porque estoy gorda y fea. No paro de comer y encima se me están hinchando los tobillos...- le dije sin poder evitar llorar.
-No seas tonta, claro que te quiero. Y estás guapísima- Max me limpió las lágrimas de las mejillas- Nuestra hija también va a ser tan guapa como tú.
-¿Cómo sabes que es una niña?- le pregunté ya que no sabíamos lo que sería hasta el día del parto, los dos decidimos que fuese una sorpresa.
-No lo sé.
-¿Y si es un niño?
Max sonrió.
-Pues claramente será tan guapo como yo.
Le di un empujón en el brazo.
-Eres un egocéntrico y un creído- aunque quería sonar seria la sonrisa que se me formaba en la cara no me lo permitía.
-Pero me quieres.
-Sí.
Y tras eso nos dimos un gran beso. Aunque las circunstancias en las que nos habíamos conocido fueron... peculiares, los dos nos empezábamos a crear nuestra pequeña parcelita de amor. Conocí cosas, facetas de Max, que antes no hubiese visto, y poco a poco he ido cayendo en sus garras. Estaba enamorada de Max.
-Ya estás tardando en venir Richard.
Esa voz.
Me separé bruscamente de los labios de Max y miré hacia la entrada. María se estaba colocando su perfecto cabello rubio ondulado a un lado, se levantó las gafas de sol y se bajó la camiseta tapándose su imponente barriga hinchada ya que se le había subido.
La hija de puta también estaba embarazada.
-No me lo puedo creer. ¿¡Por qué en cada puta clase que voy está ella!?- le grité a Max.
-El destino se ríe de ti- contestó- ¿De cuánto crees que estará?- me preguntó asustado.
-No lo sé ¿Por qué iba a saberlo?
Max se quedó mirándome con ojos de animalillo degollado.
Y entonces caí, Max y ella también habían tenido sexo en los baños en mi reunión de exalumnos.
Volví a echarle un vistazo a la tripa de María, se veía parecida a la mía.
¿Puede que Max... también vaya a tener un hijo con María?
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Vecinos con derechos
ChickLitElla con su corazón roto y sus necesidades. Él dispuesto a satisfacerla. Pero todo esto se enreda cuando aparecen la enemiga del instituto fardando de su vida, el ex-novio con el rabo entre las piernas y una prueba de embarazo... -Oye, no te confund...