3. ¿No te lo han dicho? Soy modelo.

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Caí rendida encima del cuerpo de Max. Ambos estábamos tumbados en el sofá, esta vez ni siquiera llegamos a la habitación.

-Dios, este ha sido mejor que ninguno-dijo mientras con una mano se echaba el pelo hacia atrás.

-Ajá- contesté con la respiración entrecortada. La respuesta sonó más borde de lo que quería.

-¿Qué te ocurre?- me preguntó.

-Es que me he cruzado con una antigua compañera de clase.

-¿Y eso es malo?

- Sí porque ella cree que salgo con un modelo.

-¿Estás saliendo con un modelo?-volvió a preguntarme medio sorprendido medio asustado.

-No.

El chico se quedó en silencio meditando.

-Me he perdido.

- Lo de mi novio modelo era una mentira.

-¿Y por qué la mientes?

-Porque quería restregárselo en la cara.

-¿Restregarle el qué? Si ese tío no existe.

-Ya lo sé, ya lo sé. Ha sido una estupidez y ya no lo puedo arreglar.

Cogí mi camiseta y me la puse lo más deprisa posible.

-Oye ¿Por qué no la próxima vez que la veas le dices que has cortado con él?- me sugirió.

-Porque la próxima vez que la vea será este viernes en la reunión de antiguos alumnos y no quiero que me humille delante de todos mis ex-compañeros.

-¿Humillarte?

-Sí, ella es mala, es una arpía venenosa que intenta extraerte la sangre mientras duermes.

-Creo que estás exagerando demasiado.

-Créeme, no exagero. Tengo que ir a esa reunión con un tío bueno sea como sea.

-Pues como no busques en una agencia de modelos...

-¡No voy a pagar a un tío para que venga conmigo! Me sentiría como si contratara a un prostituto. Definitivamente no-me levanté del sillón y agarré mis pantalones de camuflaje-. Además se nos vería demasiado distantes. Se supone que estamos juntos desde hace más de tres años.

Abrí los pantalones y me metí dentro de ellos. Eran demasiado ajustados pero me hacían una gran figura.

-Pues pídeselo a un amigo- me sugirió.

-Amigo, lo que se dice amigo, solo tengo uno. Y es gay. Se le notaría demasiado la pluma.

-¡Pues dile que se ha suicidado! ¡Me estás estresando! ¡Soy muy joven y demasiado guapo para tener arrugas por estrés! ¡Cómo os complicáis las mujeres, coño!

Se tumbó en el sofá boca arriba y cerró los ojos. Expulsó el aire fuertemente y se relajó.

-Eres un creído.

Me quedé observándole esperando a que me devolviera el golpe pero no lo hizo. Se quedó como una estatua en el sitio. En verdad el chico era bastante atractivo pero su cerebro le fallaba con mucha frecuencia.

Se me escapó un grito para dentro.

-¡Tú!- le grité mientras le señalaba.

El chico abrió un ojo.

-¿Yo que?

-¡Tú eres perfecto!

- ¿Cómo?

Max se sentó en el sillón y yo a su lado. Le agarré las manos en forma de súplica.

-Eres perfecto para hacerte pasar por mi novio.

El chico se quedó mudo.

-Es que... yo... se me da muy mal mentir.

-Pero no es mentir, es actuar.

-Eh...- se lo pensó-. No, no, no. Es un lío. Además, yo ya tengo mis planes para el viernes.

-Por favor Max, te necesito, eres el único que puede hacerlo.

El negó con la cabeza. Rodé los ojos al saber lo que tendría que hacer.

-Por favor Max, eres el más guapo y más sexy del mundo, nadie está a tu altura-el chico sonrió, empezaba a convencerle-. Si me haces este favor hago lo que sea.

El chico sonrió perversamente. Al segundo me arrepentí.

-¿Lo que sea?- volvió a repetir para asegurarse.

-Por el culo no-le advertí.

-¡No estaba pensando en eso!

-Entonces... sí, lo que quieras.

El chico se quedó callado.

-De acuerdo, iré y me haré pasar por tu novio pero, a cambio, lo haremos.

-No te entiendo, ya lo hacemos todos los días.

-No, me refiero allí. En el baño o debajo de la mesa, ya sabes, para no caer en la monotonía.

El estúpido se quedó mirándome esperando a que respondiera y la verdad, es que el plan no tenía mala pinta. Tenía que dar bastante morbo.

-Trato hecho- dije y entrelazamos nuestras manos.

***

-Recuerda- le dije mientras le colocaba el cuello de la camisa. Habíamos quedado media hora antes para repasar nuestra historia-. Nos conocimos en una fiesta hace seis años. Después de un año nos volvimos a encontrar en esa misma fiesta y nos acercamos a hablar, estuvimos saliendo durante dos semanas y después me pediste que fuera tu novia entregándome un anillo- le enseñé mi mano con el anillo que encontré por ahí-. Fuimos una pareja normal, vamos a bailar, al parque de atracciones y a esquiar. Hace tres años fuimos de viaje a las islas Fitji.

-Vaya, sí que disfrutamos de nuestro romance- dijo.

Me reí.

-Eres modelo desde hace nueve años. Eres hijo único igual que yo.

-Sí, sí. Tus padres se llaman Rose y Manuel y los míos Pablo y Ángela. Todo esto ya me lo sé Claudia, tranquila.

-Solo quiero que salga todo perfecto. Quiero ver como se le descompone la mandíbula a María al verte.

-¿María?

-Es la arpía.

Max asintió.

-Deberíamos irnos preciosa-dijo. Le miré confundida-. Estoy ensayando, no creas que eres más guapa que yo.

-Estúpido.

Cogí mi bolso que estaba en la silla.

-Ese vestido te hace un culo perfecto. Estoy deseando hacértelo allí.

-Será mejor que cierres el pico. Estás más guapo callado.

Nos dirigimos hacia la puerta de salida.

-Por favor, yo estoy guapo siempre. ¿No te lo han dicho? Soy modelo-dijo mientras cerraba.

En el último rellano nos cruzamos con las viejas cotillas. Estas se pusieron a parlotear como hacían siempre. Me agarré del brazo de Max, no sé qué estarían diciendo pero espero que no pensaran que éramos pareja, aunque, así no sería tan puta.

Nos subimos al coche y fuimos directos a la reunión. En el trayecto le atosigué a preguntas. Estaba más nerviosa que nunca, ni con los exámenes me ponía así.

-¿Quieres relajarte? Todo va a salir bien- me consoló Max cogiéndome de la mano.

Vecinos con derechosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora