Te amaré hasta mi último suspiro

Gracias por el abrazo

Ya era de mañana, y estaba lavándome los dientes para ya irme a la escuela, cuando recuerdo que mi voz interior me dice: mientras este contigo, seré yo quien te salve...

No pude evitar ponerme sonrojada. -No, no pienses eso- dije en voz alta.

-¿Está todo bien hija?- pregunto mi madre al escuchar que dije eso.

-Eh...Si...Si, estoy bien madre.

-Mmm, esta bien.

-Bueno, apúrate, que no queremos llegar tarde.

-Ya termino.

Mi madre como de costumbre me llevo a la escuela, iba en mi teléfono, escuchando música, cuando a mi corazón le dio un leve pánico de ver a Eric, que empezó a acelerarse y empecé a sentir que mis mejillas iban tomando un color carmesí.

-Llegamos.

-Alexa, ya llegamos a tu escuela- volvió a repetir.

-Oh, cierto.

-¿En dónde anda tu mente hija?- agregó mi madre con el seño un poco fruncido.

-Jah- resoplé- estaba un poco distraída.

-Estas un poco rara, pero bueno. ¿Es por ese chico?

-Noo- dije con los ojos muy abiertos- que te vaya bien en el trabajo.

-Gracias, cuídate.

-Hola Alexa-agregó Dilan, con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hola, ¿Por qué no me avisaste que no vendrías ayer?

-¿Por qué?, ¿Me extrañaste?- dijo con una ceja levantada un una leve sonrisa de medio lado.

-Has, ya vas a empezar.

-Solo lo decía en broma, amargada.

-Ay como sea.

Me había olvidado de Eric por completo, pero, cuando lo vi sentado en nuestro asiento, creí que casi me iba a dar un infarto. Sentí que mis mejillas empezaban a calentarse, igual que mis orejas. El estaba con sus auriculares y su vestimenta toda color oscura, era raro cuando traía algo de color que no sea, negro, azul turquí, o gris, pero, debo admitir que le queda bien todo, y más con su piel pálida. 

Cuando llegué al asiento, el aun no había notado mi presencia, cuando se percató de ello, empezamos a hablar.

-¿Cómo sigues, estás bien?- dijo preocupado.

-Si...Si estoy bien.

-Me alegra oír eso- dijo con una leve sonrisa.

-¿De qué me perdí?- pregunto Dilan.

-De nada- dije.

Mientras estábamos en clases de matemáticas, apoye mi cabeza sobre el pupitre y Eric se veía realmente lindo, sin darme cuenta se me salió una leve sonrisa de mis labios.

-Alexa, ¿Qué pasa?- pregunto Eric un poco confundido por mi expresión.

-Ahh, nad...Nada, solo me acordé de algo- empecé a sentir un calor en mis mejillas y mis manos empezaron a sudar.

Cuando sonó la campana para ir al recreo, no tenía ganas de salir, pero, no me había percatado que Eric y Dilan me estaban esperando.

-¿Alexa?- dijo Eric.

-Ah, ¿Si?

-Ya sonó la campana, ¿No piensas salir?- dije Dilan.

-Ah, vayan ustedes si quieren, no tengo ganas.

-¿Estás bien?- dijeron unánimes.

 -Ah, si, estoy bien, no se preocupen. Solo...No quiero ir.

-Mmm, está bien-dijo Dilan. -iré al baño.

-¿Enserio estás bien?- dijo Eric mientras se sentaba de nuevo.

-Si, si estoy bien.

No, no estoy bien, aun me duele la publicación que hizo jenna.

-¿Quieres que te traiga algo, no se, dulces, agua, o algo?

-No gracias- dije dándole una pequeña sonrisa.

-¿Segura?- pregunto por última vez.

-Bueno, dulces.

-Esta bien, ya vengo.

Mientras Eric fue a comprarme dulces, mi mente enseguida me empezó a atacar.

Viendo publicación de Jenna.

Jenna: Eres muy importante para mi, y haría lo que fuera por ti, quiero estar a tu lado por siempre, te quiero demasiado.

No debí  re leer eso de nuevo, lo único que hizo eso, fue ponerme mal, no podía ver muy bien la pantalla, por que mis ojos estaban empapados de lagrimas. 

No me percate que Eric estaba de vuelta, además de que estaba distraída, mis lagrimas tampoco me dejaban ver el exterior, ya que lo único que podía ver, eran los colores de los objetos a mi alrededor. Dilan no daba señal por el aula de clases.

-Alexa!!!

-Alexa, ¿Qué tienes?- dijo Eric muy preocupado.

Lo miré y lo único que pude hacer fue abrazarlo.

-Vale, esta bien, va a pasar. aquí estoy.

Aquí estoy.

Esa frase hizo que me aférrame más a el.

Estaba tan avergonzada de mirarle a la cara, que no quería dejar de abrazarlo. Mientras estábamos en ese momento de silencio, se podían oír nuestras respiraciones y nuestros latidos, a ambos el corazón nos latía a mil. Mi oreja quedo justamente en su pecho y podía oír su corazón, me encantó escuchar su corazón, que la emoción que yo sentía se pudo ir con tan solo su abrazo cálido y sus latidos.

-Gracias por estar en este momento- dije mientras me separaba de el para mirarle justamente los ojos.

-Aquí estaré siempre- dijo mirándome con dulzura y sonriendo levemente.

Las clases siguieron y yo ya estaba bien, gracias a Eric, te agradezco mucho que hayas estado, Eric White, nunca olvidaré este día y más que estuviste conmigo en un momento que la estaba pasando mal.