Ninat't: Eres mi ancla (NETEYAM)

CAPÍTULO 15

NINAT'T

Mi madre me miraba de una forma que comenzaba a ponerme nerviosa; ambas estábamos en silencio y eso me hacía sentir ansiosa, pero no sabía como iniciar la conversación.

-        Hubieras sido una excelente Tsahik – dijo rompiendo el silencio y sentí que se formaba un nudo en mi estómago

-        Lo siento, mamá – respondí sin saber exactamente que decir

-        Hubieras sido una excelente Tsahik, es cierto, pero sé que ese no era tu camino

-        ¿Qué? – pregunté confundida por el cambio

-        Naciste para pelear, Ninat't, naciste con esa ferocidad que te volvía imparable; te vi allá afuera con el pueblo, dando órdenes como una líder, al igual que tu padre; te vi allá, con esa mirada feroz que hizo que todos te obedecieran; te vi y al fin entendí que ese siempre fue tu camino

-        Mamá...

-        Eres tormenta, hija; eres fuerte, valiente, feroz y extraordinaria; eres una líder... una guerrera digna que lucha por lo que cree

-        Mamá... - murmuré sintiendo que me faltaba el aire

-        Cuando naciste, tu padre y yo supimos de inmediato que serías grandiosa; tenías esa chispa en tu mirada que siempre conseguía asombrarnos, incluso ahora – dijo acercándose y tomando mis manos – Tu conexión con Eywa era profunda y eso nos llevó a sobreprotegerte demasiado y a tomar decisiones que ahora sé que no fueron del todo correctas; te presionamos para que te convirtieras exactamente en lo que esperábamos sin detenernos a pensar en lo que tú creías y sentías; por eso lo lamento, hija mía, porque debimos escucharte, debimos permitirte tomar tus propias elecciones y debimos confiar en ti, más de lo que lo hicimos.

-        Yo debí intentarlo más... - murmuré – Debí levantar la voz e intentar hablar con ustedes, pero no lo hice – admití con pesar – Y cuando finalmente comencé a hablar, solo supe discutir

-        Tu padre y yo siempre hemos querido lo mejor para ustedes, así como para el clan; siempre quisimos mantenerlos a salvo y cuando los demonios del cielo volvieron, nos pusimos mucho más firmes en nuestra decisión de no involucrarnos

-        Pero yo quería lo contrario – dije y ella asintió

-        Tu padre y yo teníamos miedo de perderte, temíamos por ti y apartarnos de la guerra parecía la decisión más sensata, pero entonces te fuiste

-        Sabía que intentarían detenerme, por eso me marché así

-        Lo sé... y tu padre lo sabe, pero cuando te fuiste no enfurecimos o nos sentimos decepcionados... - dijo y noté dolor en su voz – Lo único que sentíamos era miedo; temíamos tanto por ti que el día se hacia eterno; no sabes cuantas veces le rogamos a Eywa que nos dijera si estabas bien, si estabas herida o si... - dijo con la voz entrecortada – No sabes cuantas noches nos la pasamos preguntándonos como estabas o que estarías haciendo; no sabes cuantas veces tu padre fue al límite del arrecife para ver si regresabas...

Sus palabras dolían como un fuego ardiente que me quemaba desde adentro; el dolor que les causé fue demasiado y me sentía culpable por ello, pero ya no podía arrepentirme y ya no podía cambiar las decisiones que tomé en el pasado.

-        Tus hermanos siempre preguntaban por ti y todos teníamos miedo de que un día Eywa nos revelara que te habíamos perdido

-        Lo siento mamá...

-        Durante todo ese tiempo creímos que tomaste la decisión equivocada, pero ahora sé con certeza que no lo hiciste

Sus palabras y su actitud me confundían; estaba acostumbrada a que me regañaran o me dijeran que me equivoqué, que irme fue la decisión incorrecta y que me marché a pelear una guerra que no era mía, pero lo que me estaba diciendo ahora parecía significar todo lo contrario.