Unos días después era el turno de Karla de tener a los niños, pues le dejó tener la custodia por tratarse de su regreso del mundial, un momento importante para él, y por consecuencia, para los cachorros también.
—Papi, ¿Cuándo vas a venir a casa? Mamá te extraña. Llora mucho porque no estás—. Inocente dijo su hijo, que cuidaba y entretenía a Karla.
—Bueno, cuando tu mamá me invite a la casa iré—. Respondió son una sonrisa, ignorando por completo el tercer comentario. Paró en un semáforo rojo y tomó aire—. Quizás estemos los cinco juntos cuando se gradúen.
Sus hijos, felices y emocionados, tocaban la puerta de la casa que alguna vez también fue la casa de Guillermo.
Karla salió, abrazó a sus niños y los besó, con una felicidad característica de una madre. Se miraba preciosa, incluso más que cuando Guillermo pidió el divorcio, era una mujer bella. Con una sonrisa embobada se acercó, encandilado por la lindeza de la Alfa que yacia en cuclillas, mimando a sus hijitos.
—¿Cómo has estado, Karla?— Preguntó, sobando los rizos de su hijo.
—Bien, bien, los negocios que tengo me han salido bien, ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?— Trató de disimular su dolor, pues del divorcio no hacía mucho, apenas unos meses.
—Bien, estoy algo cansado por todo—. Suspiró, mirando a los costados, con sus palmas en la cadera.
La interacción era corta, solamente algunas palabras amables para ambos y nuevamente eran desconocidos que compartían hijos, nada más que eso.
Se despidió rápido de sus niños, besándolos y revolviendo los rizos de cada uno. Cuando llego el momento de despedirse de Karla, ella se levantó, pues parecía ser un abrazo. Guillermo acunó su mejilla y deposito un beso en la otra, la mujer se sorprendió, sintiendo su corazón caliente y palpitar una vez más por ese amor que se empecinó en soltar.
—Cuídate, ten lindo día—. Sin más que agregar se fue, dejándola con el corazón acelerado en su mano y las mejillas sonrosadas.
Pensó que era una discusión marital cómo cualquier otra, que lo solucionarían con un cálido beso y un "Te amo", que daría paso a una noche de caricias y besitos, riendo por su anterior enfado, pero no fue así.
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Avellanas y miel | Guillermo Ochoa x Lionel Messi
FanfictionNo deseaba saber nada de él, aunque jamás imaginó que lo haría ceder en contra de su voluntad. Según Guillermo, los sentimientos también fueron contra voluntad propia, al igual que al convivencia, después de tiempo empezó a atesorarla y añorarla. ...