𝟏𝟑

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Los clarianos intercambian miradas cautelosas, sus posturas determinadas vacilan un poco.

–Tú toma esto, Chuck. –Minho le entrega a Chuck el dispositivo. –Quédate detrás de nosotros.

Chuck lo toma, mirándolo con nerviosismo. Thomas pone una mano en su hombro para tranquilizarlo.

Teresa, que estaba parada detrás de la joven adolescente, atándose el cabello, dice. –Está bien. Solo quédate conmigo.

–Una vez que hayamos terminado, se activará y la puerta se abrirá. Muy bien, nos mantendremos cerca, nos mantendremos unidos, superaremos esto, saldremos ahora –, dice Thomas, jadeando levemente mientras mira a todos con determinación.

–Nunca digas que Thomas no es bueno en los discursos de motivación. –Vince se rió entre dientes, estirando la mano para golpear el hombro del chico que puso los ojos en blanco.

Amos observó la interacción con ojos hoscos y celosos. A pesar de que la interacción no fue mucha, deseaba poder tener un momento a solas con su hijo y al menos tratar de hablar un rato.

–Nuestro líder. –Ella se burla de él con una sonrisa descarada mientras él deja escapar una sonrisa cariñosa y exasperada.

–Oh, ángel silencio –, le pellizca el muslo mientras ella salta ligeramente.

Resoplando, ella le da un codazo en el estómago como represalia, frotándose el muslo. ¿Por qué siempre me pellizca en el mismo lugar? ella hace un puchero levemente ante el pensamiento.

–O morimos en el intento. –Termina con determinación.

–Por favor, no. –Emilia gime sacudiendo la cabeza, llorando un poco al pensar en la muerte de su hijo menor.

Si bien había vivido con el hecho de que su hijo menor posiblemente podría estar muerto durante los últimos años, siempre tuvo una pizca de esperanza en su corazón.

Y aunque su hijo menor se encuentra actualmente a unos pocos asientos de distancia (y ni siquiera le ha dedicado una mirada, piensa con tristeza), sabe que hay un futuro que todos observarán y no está preparada para ver lo que el posible resultado podría ser.

Thomas le da a Ella un rápido asentimiento, a quien había pasado la mayor parte del discurso mirando, y ella le corresponde.

El rostro de Harry se torció ligeramente ante las miradas compartidas entre los dos, pero se mantuvo en silencio.

Lavender, por otro lado, no tuvo reparos en guardar silencio.

–¿Viste la mirada que compartieron? –, le exigió a Parvati, sin molestarse en mantener la voz baja, atrayendo miradas a su alrededor y un largo gemido de Neville.

𝐀𝐌𝐀𝐙𝐎𝐍 | 𝐡𝐩&𝐭𝐦𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora