C A P I T U L O 1

6 0 0
                                    

Hace tres años que me gradué del colegio. La universidad nunca fue una opción que me agradara siquiera considerar, pero por tratar de alcanzar el éxito que dicen hay al hacerlo lo intenté. No dure ni medio año, eso no era para mí.

Ahora no hago mucho, tengo la suerte de tener la mamá que tengo, no me presiona para que me independice, busque un trabajo o estudie que es lo que debería estar haciendo a mi edad. No es que no haya intentado, hace unos cuantos meses traté de conseguir un trabajo, pero a los lugares a los que fui me decían que me hacía falta experiencia para trabajar en lo que yo quería y por otra parte, los lugares que no requerían de experiencia poco me agradaban y soy demasiado orgullosa como para ser esclava del dinero y hacer cosas que no me gustan para conseguirlo.

Al cumplir diecinueve años el peso de ese número me golpeo con fuerza haciéndome abrir los ojos y diciéndome a gritos que la vida no me va a esperar a que este lista, que yo soy la dueña de mis decisiones, de mi tiempo, yo soy la responsable de todo lo que me pase y si no me pongo en acción tendré un futuro miserable. Yo no quiero ser miserable, por eso poco a poco empecé a construir el ser humano que soy ahora.

Leo, aprendo idiomas, cuido de mi alimentación y horarios de sueño, hago ejercicio, aprendo con la ayuda de libros la importancia de controlar mis pensamientos y emociones, estudio un poco de una gran cantidad de cosas como: la naturaleza, historia, arte, el espacio y más.

No todos los días hago esto, pero en comparación a cuando solo me quedaba en cama todo el día comiendo y viendo: anime, películas o series. Me siento mejor y creo que aprovecho mi limitado tiempo de vida como puedo.

Hay algo que quiero cambiar pero a la vez me imposibilito a hacerlo. Quiero hacer amigos, salir de casa para hacer otras cosas que no sean ir a hacer ejercicio o las compras con mamá... Resumiendo, quiero ser más sociable. "¿Para qué? es una delicia pasar tiempo a solas" Cállate parte de mi cerebro que inventa las mejores escusas para no hacer algo. "No vas a hacer algo para cambiar esa parte de ti" Cállate, ya verás que sí.

***

Al salir del gimnasio me golpeo internamente por no haber hecho caso a la notificación de que hoy llovería. Camino lo más rápido que me es posible después de un buen entrenamiento de piernas. Se acerca un aguacero que estoy segura mi sistema inmunológico no podrá hacerle frente si me alcanza, lo que me deja dos opciones: primera, acortar camino por una calle significativamente peligrosa y la segunda, mojarme y pasar las dos siguientes semanas enferma.

Mientras avanzo aparece ante mí una tercera opción, una calle que no es tan peligrosa y una semana enferma.

Ir por la calle significativamente peligrosa me lleva a mi destino en unos ocho minutos, quince si voy por la calle no tan peligrosa, veinte y tantos minutos si voy por la calle segura (no sé cómo carajos construyeron esta pequeña ciudad).

Adentrándome en la calle no tan peligrosa hago una lista mental de las cosas de valor que podría tener, lo que me deja solo con mi celular "Solo para ti es valioso" No pedí tu opinión.

Apresuro el paso a medida que siento las frías e innecesariamente violentas gotas de agua que caen sobre mí, después de correr por unos minutos me detengo bajo un techo sobresaliente ya que la lluvia no me permite ni ver a unos cuantos pasos frente a mí.

Siento que la sangre se me va del cuerpo. "Lucha o huida" Ninguna Brito, ya están cerca. Un grupo de seis hombres me rodean, están cubiertos de pies a cabeza con ropa oscura.

—¿Qué pasó? ¿Se mojó el cachorrito? —dice en tono burlón uno de ellos.

¿Qué se supone que debo hacer? Pienso.

—¿Qué... quie... quieren? —tartamudeo nerviosamente.

—¿Tienes algo que darnos?

—No lo sé... pues creo que si... pero... no se los quiero dar —escucho que un par de ellos se ríen.

—¿Tienes otra opción?

—Ustedes... podrían irse y hacer como si no existiera... esa es una opción —digo en voz baja casi queriendo que no me escuchen.

—Y haríamos eso ¿Por qué?

—Ahí hay una cámara —señalo con mi dedo tembloroso a la que hay sobre un poste bastante alto.

Solo dos de ellos dirigen la mirada hacia donde apunta mi dedo.

—No hace nada más que indicar mucho tiempo después de que ya pasé que algo sucedió aquí niña.

—Puedo...

—No hagas de esto algo difícil solo entréganos lo que tengas de valor— me interrumpe.

—¿Qué pasa si digo que no?

El único que no había hablado hasta ahora se me acerca, con su antebrazo presionándome el cuello me empuja haciéndome golpear contra la pared.

—Oye dolió.

Con su mano libre saca una navaja de su bolsillo trasero para ponerlo peligrosamente cerca de mi rostro.

—Oye, oye tranquilo le ganamos en número, no es necesario —le dice uno de sus compañeros.

—No estamos jugando ¿entiendes? — me dice mi opresor, yo asiento con la cabeza, la voz de este tipo da miedo— bien, dame lo que tengas o te lo saco yo.

—Solo tengo mi celular —digo con dificultad.

—Dámelo.

—A ver anota, cero nueve... — sus compañeros se ríen.

Siento un fuerte golpe en el costado izquierdo de mi rostro y sus manos tantean mi cuerpo, se detienen cuando siente mi celular en la cintura de mis leggins, se abre camino por mi sudadera que es unas tres tallas demasiado grande para mí.

El calor en mi mejilla me recuerda que este idiota acaba de golpearme y yo me hice una auto promesa de no quedarme callada si me insultan o quedarme quieta si me hieren. Antes de que pueda quitarme el teléfono detengo su mano y no sé cómo diablos lo logré, me suelto de su agarre y me escabullo de ellos corriendo como nunca lo había hecho. No siento pasos tras de mi pero no quiero regresar a ver.

La pequeña luz de esperanza que sentía desapareció al ver al tipo que me empujó a unos cuantos metros frente a mí ¿cómo paso eso? Luego aparecen dos más de sus compañeros, regreso a ver y los otros tres están ahí.

Estoy decidida a no dejarme atrapar, me siento mal pidiéndole cosas a mamá y no quiero quedarme sin celular. "Como si alguien quisiera robártelo después de verlo" Cállate brito no es el momento.

Él más alto (él que me apuntó con la navaja) se me acerca, me esquivo de su agarre por milímetros y corro hacia el más pequeño (como si todos no pasaran del metro ochenta) lo toco vuelvo a salir corriendo mientras le digo —las traes.

¿Qué me hizo pensar que funcionaría? No di más de tres pasos cuando ya me sostenía del brazo.

Sacó mi celular y se lo indico — Ya no lo quieres ¿verdad? —le digo... no veo su expresión porqué tiene el rostro cubierto, pero sé que lo mira con desprecio. Mi celular es antiguo y se le nota que ya tiene más de ocho años de uso.

—Siento haberles hecho perder el tiempo, no tengo nada de valor.

—Algo se podrá hacer — Dice el que me empujó y me quita el celular de la mano.

—Déjame sacarle el chip y la tarjeta de memo...

Se aleja sin siquiera dejarme terminar — Te robas parte de mi vida ¡idiota!

Camino regresando a ver cada tres pasos, se alejan en dirección contraria a mí.

Nota mental no volver a pasar por aquí.

ADVERTENCIA: De ningún modo imitar el comportamiento de este capítulo un secuestro a mano armada o como sea no es juego, podrías resultar herido o algo peor. Lo material se recupera, una herida deja cicatriz y la vida solo es una. Cuídense ¿sí?

LOVE & LIVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora