C A P I T U L O 24

2 0 0
                                    


Caminamos hacia una pequeña tienda juntos sin necesariamente ser de compañía el uno para el otro, cualquier persona que nos haya visto pensaría que no nos conocemos siquiera.

Siento algo de incomodidad entre nosotros, sé que son las cientos de cosas que queremos preguntar o decir.

—¿Por qué me estás siguiendo Leo?

—No te estoy siguiendo, tengo hambre.

—¿Por qué me seguiste hasta aquí?

—No te estoy siguiendo, quiero algo de comer.

—No es de eso que hablo... ¿Por qué no te quedaste en tu casa?

—¿Estarías bien si hubiera hecho eso?

—Estuve en otros lugares similares y no te necesité.

—Eres buena para hacerme sentir de la mierda cuando trato de hacer algo bueno por ti.

—No te lo he pedido.

—Si lo hago es porque quiero hacerlo, no necesito que lo pidas.

—¿Aunque te sientas mal cuando lo haces? ¿Para qué hacer algo que no te da nada a ganar?

—No puedes ni debes decirles a las personas que hacer o no con sus vidas.

—Nunca lo hago. Lo que pasa es que no te entiendo, ¿por qué me ayudas si te sientes mal al hacerlo?

—Porque me sentiría peor si no lo hiciera.

—¿Por qué? no me debes nada.

—Leah, cuando alguien te importa no quieres que a esa persona le pasen cosas malas. Y antes de que me preguntes porque me importas, hay cosas que no se pueden controlar y eres... mi hermana.

—El que te importe alguien ¿No es eso algo que puedas controlar?

—No siempre se puede tener el control de todo.

—Pero si de lo que consideramos importante.

—De ser así no estuviera aquí, no puedo hacerte insignificante por más que trate, no sé qué fue lo que me hiciste.

—No te hice nada.

—Hiciste mucho, por tu culpa...

—Todo lo que nos pasa, sentimos o pensamos depende de nosotros mismos, culpar a los demás es juzgar la vida creyéndose víctima.

—¿A si? ¿Por qué no puedo odiarte por más que lo intente?

—No puedo saberlo, no estoy dentro de tu cerebro.

—¿Te olvidaste de León o yo cuando te fuiste?

—... No.

—¿Trataste de controlarlo?

—Al principio fue difícil, pero lo logré.

—¿Te gusta la vida que tienes ahora?

—Deja de preguntarme eso.

—¿Por qué? ¿No sabes la respuesta o no me lo quieres decir?

—No sé y no quiero saber la respuesta. —Me doy la vuelta y regreso al hotel.

LEO.

¿Por qué siempre nos estamos peleando? ¿Acaso los sentimientos agresivos que tuvimos la última vez hace unos años siguen con nosotros?

Nunca he querido golpear a una mujer, ni lo voy a hacer tampoco, pero esta niña sí que sabe cómo joderme la paciencia, quiero hacerle daño...

También quiero protegerla de todo lo que me sea posible, esa máscara de insensibilidad me hace verla vulnerable, y su físico delgado y pequeño nada ayuda.

LOVE & LIVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora