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La tarde del Sábado había llegado, y tanto Sunoo como Ni-ki iban camino a la feria, Sunoo por su parte esta demasiado emocionado, las atracciones, Ni-ki, lo emocionaba mucho.

No sentía incomodidad a lado del rubio, los últimos días habían pasado totalmente juntos, cada día Ni-ki dejaba a Sunoo en su casa y lo recogía, cualquiera que viera a esos dos notaria la gran tensión romántica que existe, excepto por ellos mismos.

Algunos minutos después se encontraban llegando al lugar, pagaron sus entradas e ingresaron.

— Ni-ki, vayamos a la montaña rusa — el rubio lo miró con duda.

— Esta bien, pero si vomito tu me limpias — el pelinegro mostró una cara de asco ante la respuesta.

Ambos rieron por la situación y se encaminaron a la primera de la tarde, el ambiente era tan cómodo parecía que ambos se conocían de años.

Al finalizar la primera vuelta, Ni-ki no termino vomitando, pero si obtuvo un Sunoo muy mareado.

— Mejor vayamos a esos juegos donde ganas algo — Ni-ki Sugirió al ver al pelinegro casi pálido.

— ¡Ay sii! Quiero un zorrito que vi — el malestar de Sunoo desapareció al instante.

Ambos caminaron hasta aquellos puestos donde estaba aquel lindo zorro que quería quería pelinegro, a pesar de sus múltiples intentos nunca pudieron derribar al pato que giraba burlándose de ellos.

Al final tuvieron que pagar por aquel premió.

— Ni-ki eso es una total estafa — el oelinehro se quejaba mientras ambos caminaban hacia un puesto de comida.

— Solo son negocios — ante la respuesta de Ni-ki el pelinegro se quedó quieto a mitad de camino — ¿pasa algo?

— ¿Debería de poner un puesto así así una feria? Me volvería millonario — El rubio rió ante la idea de Sunoo

— Si lo haces, quiero ser tu socio — Sunoo asintió ante la respuesta y ambos siguieron caminando.

Al finalizar su comida disfrutaron de algunas atracciones más, cuando se hizo tarde decidieron volver a su casa, había sido un día maravilloso para ambos.

.....


Habían pasado ya algunas semanas desde su cita en la feria, desde ese día no habían salido más, sólo sus largas horas juntos, en la universidad o en la casa de Sunoo, su tiempo juntos pasaba demasiado rápido, realmente Sunoo creía que dios había escuchado sus ruegos por conseguir un lindo novio que le mando a Ni-ki como su salvador. O tal vez funcionaron las miles de manifestaciones que realizaba a diario.

No lo sabía, pero le gustaba.

En ese momento el pelinegro había acordado con Ni-ki ir a la plaza por un helado y después disfrutar el resto de la tarde, juntos.


Así que se encontraba de camino al lugar donde habían acordado verse, al llegar pudo divisar a Ni-ki a lo lejos, así que se acercó a él.

— Hey, Nini — una vez Sunoo llegó abrazo por la cintura al rubio, una costumbre entre ambos, pues se habían vuelto muy cercanos esas últimas semanas.

— Hola Sun — como era costumbre Ni-ki regreso el abrazo. — ¿Listo? — el pelinegro asintió.

Ambos se dirigieron a la heladería más cercana, donde Sunoo pidió un helado de chocomenta mientras Ni-ki uno de frutos rojos.

— Sun, vayamos al parque, aquí hay demasiada gente — Sunoo, quien se encontraba degustando su helado miró a sus alrededores, confirmando la gran cantidad de personas que había.

Zona Fronteriza - Sunki -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora