Tae-mo compro las rosas que a su novia le gusta, compro su comida y postre favorito.
Pero sabía que eso era poco, pero aún así no sabía que más podría hacer.
Metió todo al auto, adentrándose. Volviendo a conducir, mirando las calles.Pero su mirada se pegó a un "Rabbits", frunció el ceño al ver a los conejos durmiendo.
Estacionó el auto, acercándose al ventanar, viendo a los conejos dormidos.
Pero vio a uno, blanco como la nieve, orejas, patas y su cola pomposa de un color negro; ojos rojos y tiernos. Sonrió al ver al conejo pegandose a la ventana.
El atendedor se acercó a Tae-mo.
—Quiero ese conejo—Dijo, señalando al conejo que esta pegado a la ventana.
Estoy seguro que a Sulli le encantará—Se dijo Tae-mo a sus adentros.
Sonrió a tenerlo en brazos, sonrió a ver como el conejo empezó a lamerle las manos.
Se acercó a su auto, adentrándose una vez más.
Puso al conejo a su lado, viendo como aquel se acurrucaba en el asiento.Sonrió enternecido.
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Tocó la puerta, esperando algún tipo de recibimiento.
La puerta fue abierta.—¿Que haces aquí?—Dijo Sulli, mirándolo con fulmino.
Tae-mo mantuvo distancia con su novia, no quería llegar a incomodarla, pero el sentimiento de culpa yacía en el.
—Perdoname, por favor—Dijo.
Sulli sonrió con sorna, mirándolo con enojo.
—¿Vienes a interrumpir mi tiempo solo para decir eso? —Dijo, empujandolo.
Tae-mo no hacía nada.
—Dejame explicarte, no es como tu piensas—Dijo, mirándola con arrepentimiento.
Sulli levantó su mirar, sintiéndose frustrada.
—¿Piensas que con eso arreglarás todo?—Dijo—Me hiciste daño, Tae-mo—Dijo, volviendo a empujarlo.
Tae-mo agarro su mano, con delicadeza. Esta fue apartada con brusquedad.
Tae-mo se desabrochó su abrigo, sintiendo la mirada de su amada en el.
Sulli lo veía con curiosidad, sin siquiera sacar la mirada de él.
Soltó un pequeño grito al ver a un pequeño conejito.
Tae-mo le extendió al Tierno animalito.Sulli lo recibió gustosa, besando al pequeño repetidas veces.
Subio su mirada, viendo cómo su novio aún la veía con una tierna sonrisa.Sulli borró su sonrisa, manteniendo su seriedad.
—Explicalo—Dijo, resignada.
Tae-mo sonrió agradecido.
—Sabía que estarías detrás de la puerta ese día, todo esto fue planeado, no para hacerte sentir mal—Dijo.
Sulli le lanzó una abofetada, dejando a su novio alarmado.
—Aún así me dañaste—Dijo.
Tae-mo lo sabía, es consciente de lo que hizo.
—Te perdono—Dijo.
Tae-mo volvió a sonreír, queriendo acercarse a su amada, pero está lo apartó.
—No, Tae-mo. Te estoy perdonando, no empezar a volver—Dijo.
Entonces Tae-mo sintió miedo, lo de dar tiempo era terminar. Su corazón sintió quebrarse.
—Por favor, asiste mañana al concierto, estaré alli—Dijo Tae-mo.
Sulli asintió.
Tae-mo sonrió levemente, volteando su mirada hacia el regalo.
—Lo vi desde que viniste, eres malo escondiendo cosas—Dijo Sulli.
El la miró con atención, ella negó mirándolo con seriedad.
—No quiero nada, Tae-mo—Dijo.
El asintió cabizbajo.
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—¿Que hiciste con el regalo?—Dijo Seong-hun.
Solté un bufido.
—Le di a una persona que lo necesitará—Dije.
El asintió, levantando su dedo en signo de aprobación.
—Mira el lado bueno, mañana podrás proponerle matrimonio a tu... ¿Novia?—Dijo.
Negué cabizbajo.
—No creo poderlo hacer, Seong-hun—Dije.
Aquel frunció el ceño ante lo que dije, aún no se lo había contado.
—¿Como que no? Ya lo tienes todo listo, Tae-mo—Dijo el.
Bajé mi mirada, negando derrotado.
Si le propusiera sería algo raro, estamos terminados, pero iniciamos la relación comprometidos.Sería bueno, pero estoy hablando solo de mi. Aún no se la opinión de ella, no puedo hablar por los dos cuando ni siquiera sé la opinión de Sulli.
—Ella terminó conmigo, Seong-hun—Dije.
El soltó un suspiro sorpresivo, tapándose los labios.
—¿Lo había dicho enserio?—Dijo el.
Asentí.
—Te dije que ese dichoso plan no funcionaria, como siempre haces lo que quieres—Dijo el, regañandome.
—No necesito mas regaños, sé que ella terminó conmigo por mi culpa, no necesitas recordármelo cada vez que puedes—Dije.
El asíntio, movió sus brazos, teniendo una idea.
—No quiero que termine odiandome, así que guárdate esa idea—Dije.
El negó fastidiado.
—Creeme, será la mejor idea—Dijo.
Negué.
—Al menos escuchame, se que al final te va a convencer—Dijo, moviendo su mano, restándole importancia.
—Sé que aún que me niegue de igual manera abrirás tu bocota—Dije fastidiado.
Asíntio.
—Bien, aún con tus groseras palabras te daré esta fantástica idea. Young-seo me dijo un gusto secreto de tu querida amada—Dijo el.
Levanté mi mirada al escucharlo.
—Las hamburguesas—Dijo.
—Lo sabía, pero ella dijo que no podía comerlas—Dije.
—Exactamente, ella me dijo que las negaría, que diría que no le gustan las hamburguesas. Solo digo, invitala a comer hamburguesa, aunque lo niegue al final lo aceptará—Dijo.
Yo lo mire como si estuviera demente, ¿que acaso cree que ella me aceptará la salida?
—¿Enserio crees que ella aceptará la salida?—Dije.
—No me interrumpas, ahora. Tu dirás que es una propuesta laboral, es entonces que aun así ella no quiera aceptará. Allí es donde inventarás una buena excusa, y allí es donde le pides que vuelvan a ser parejas—Dijo el.
No era una buena idea, pero aún así, no hay nada de malo intentar.