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Sulli se encontraba limpiando sus zapatos, que en realidad estaban sucios, no quería comprarse otros.

—Bien.. No se nota lo desgastado, no sucede nada si nadie lo nota—Dijo segura de su misma.

Sonrió orgullosa de su trabajo, en realidad estaba pasable.

Se los puso, aún así eran algo incómodos, pero no podía comprarse otros. Aparte de que no tenía casi dinero para comprarse unos zapatos, lo quiere ahorrar para un futuro.

—Diablos, duelen un poco—Dijo quejándose.

La vibracion en su celular sonó, hoy entraría más tarde, pero porque rayos la llamaban a las doce de la tarde cuando ella entraba a las tres.

Bueno, solo por ese día entraba a las tres de la tarde.

Contestó de mala gana.

—¿Que sucede?—Dijo, contestando.

Tae-mo se tensó, maldición.

Odio ponerme nervioso solo con ella, me hace ver un estúpido—Se dijo a si mismo.

—Estoy afuera de tu departamento, antes de que digas algo más, es una un trabajo, no puedes faltar si no quieres que te despida—Dijo.

Se maldició a sus adentros, fue muy brusco al decirlo.

—¿No pudiste conseguir a una de mis compañeras?—Dijo ella, apretando los puños.

El soltó un bufido, si que es difícil.

—¿Quieres que te despida?—Dijo el.

Ella golpeó su pierna, al instante se arrepintió.

—Maldición, en unos minutos bajaré—Dijo.

Colgó.

Con rapidez fue hacia su armario, se tenía que poner algo presentable. En realidad, el seguía en el corazón de Sulli.

Sonrió al verse, unos pantalónes, una camisa y un abrigo. No tenía algo más extravagante, no tenía tiempo de llamar a su hermana para que la ayudase.

Salió del departamento.

Minutos después salió del edificio, encontrándose con el auto lujoso de su nov.. De su ex-pareja.

Sintió la emoción, sentía los nervios recorrer por todo su cuerpo.

—Estoy aquí—A pesar de todo, no podía demostrar sus emociones.

El sonrió levemente, abriéndole la puerta del auto.

Sulli sabía que no era algo de trabajo, lo sospechaba.

Aún así se adentró, no agarrando la mano de su ex-pareja.
Después de unos segundos, Tae-mo se adentró al auto.

Condujo, pero después paró.

—¿Que hacemos aquí?—Dijo ella, viendo que el se había estacionado justo al frente de la playa.

El volteo a verla, mirándola con adoración.

—Tomaremos un descanso—Dijo el.

Sulli frunció el ceño, sabía que sus sospechas eran ciertas.
Se bajó del auto, las olas escuchandose.

Hace mucho que no iba a la playa, escuchar las relajantes olas..

Tae-mo se puso a su lado, no manteniendo contacto con ella, no quería llegar a incomodarla.

Pero ella lo hizo, agarró de la mano a Tae-mo, sintiendo la electricidad, sintiendo lo maravilloso que es amarse.

El volteo a verla, ella mantenía su mirada viendo a las olas.

Propuesta laboral.      |Tae-Mo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora