Marco de nuevo su número, pero salta al correo de voz. Siento una presión en el pecho, como una corazonada que me dice que algo no va bien. Dejo el teléfono en la mesita de noche, por si Scott llama, aunque tengo el presentimiento de que no lo hará.
— ¿Has podido hablar con él? —Mia entra en la habitación con Zoë dormida en sus brazos. Niego con la cabeza y Mia hace una mueca. Sé que piensa lo mismo que yo. La última vez que Scott desapareció nada salió bien. ¿Dónde te metiste Scott Campbell? Camino hasta Mia y tomo a la bebé.
— ¿Segura que no tienes problemas con quedarte esta noche? —Pregunto mientras llevo a Zoë hasta su habitación. —No quiero quedarme esta noche sola con los niños. —Mia hace un desdén con la mano restándole importancia a la situación.
—Cariño, me quedaré todo el tiempo que creas necesario. —Murmura mientras coloco a Zoë en su cuna. Salimos en silencio de la habitación, cruzo el pasillo y me aseguro de que Steven esté bien abrigado y que la ventana de su habitación esté asegurada. Reviso las puertas y las ventanas antes de subir a mi habitación y meterme en la cama. Mi cerebro va rápido, tratando de saber dónde se metió Scott que no responde su teléfono. Megan me dijo que salió de la oficina antes de las 17 horas y que no dijo a donde iba. Doy vueltas en la cama, algo de esta noche mi tiene inquieta, pero luego de dar unas cuantas vueltas más consigo dormirme.
—Eres sólo una perra oportunista. —Su voz suena espesa, trato de abrir los ojos, pero mis parpados están pesados. ¿Qué sucede conmigo? Siento sus manos levantarme y siento asco de que me toque.
—Edward, déjame. —Murmuro y él ríe, escucho otra risilla, creo que es la de MJ. Siento como Edward me lleva cargada y luego me recuesta de nuevo. Intento moverme pero mi cuerpo no responde. Con todas mis fuerzas intento abrir los ojos y lo logro, estoy en un auto, está muy oscuro y huele a comida vieja. —Scott te matará si me haces algo. —Musito y sus risas son más fuertes.
—Tú estúpido marido ni siquiera está en la ciudad. —Gruñe MJ. —Y más te vale que te mantengas callada. —Escucho como encienden el auto. No sé dónde estoy y mucho menos sé a dónde voy. Permanezco callada, rezando para que este sueño horrible acabe pronto.
* * *Abro los ojos y no lo consigo, mis parpados se sienten pesados y me duele el cuello. Intento estirarme, pero mis brazos y piernas están pegados. Intento abrir los ojos de nuevo, parpadeo un par de veces, todo está oscuro y casi no puedo ver nada. No sé dónde estoy. Nada me parece familiar. Miro toda habitación, perece una especie de sótano. Empiezo a desesperarme cuando logro ver una pistola en el suelo frente a mí. Un grito se escapa de mis labios antes de que pueda detenerme. Mi pecho sube y baja arrítmicamente. Escucho como una puerta se abre a mis espaldas y encienden la luz. Escucho pasos y como se detienen detrás de mí.
— ¿Qué tal estuvo tu siesta, nena? —Posa sus manos en mis hombros. No sé si debería preocuparme o aliviarme de que él esté aquí.
—Edward, por favor, no hagas esto. —Empiezo, pero él me calla poniendo su dedo sobre mis labios.
—Shhh, nena. —Se arrodilla frente a mí y me mira. —Todo está bien nena, MJ y yo estamos aquí. —Murmura y yo gimo. Esto no puede ser. ¿Pero qué le hice yo a estas personas para que me quieran castigar de esta forma?
— ¿Por qué me haces esto a mí? —La voz me tiembla y siento miedo, mucho miedo. Escucho pasos entrando a la habitación y sé que se trata de MJ.
—No estamos contra ti Nicky. —Dice Edward para tratar de tranquilizarme, pero sólo logra asustarme más. —Queremos hacerle daño a Scott. —Murmura y sonríe. Lloro en silencio mientras rezo para que pueda huir de este par de locos en una sola pieza.
— ¿Pero qué les hemos hechos Scott y yo? —Intento moverme mis manos, pero sólo logro lastimarlas con las sogas.
— ¿Puedes dejar de ser tan dramática? —Pregunta con fastidio mientras aparece frente a mí.
—Por favor MJ, no hagas esto. —Le suplico y ella ríe. —Piensa en los niños y en mi madre. —Trato desesperadamente de hacerle entrar en razón. —Scott los va a matar con sus propias manos cuando se entere. —Chillo y ellos ríen a carcajadas.
—Scott no vendrá a rescatarte si es lo que piensas. —MJ se acerca demasiado a mi rostro. —Scott está en Los Ángeles. —La miro confundida y ella rueda los ojos. —Le hice creer que el bebé que esperas no es de él, sino de Edward. —Murmura burlona y Edward ríe. —Que increíble lo que puede hace una peluca y una cámara en el ángulo exacto. —Ríen. Cierro los ojos con fuerza y rezo. Conozco a Scott sé que él no dudaría de mí. No tendría por qué hacerlo. Nunca le he dado ni un solo motivo para que desconfíe de mí. —Apenas lo supo salió corriendo hasta los brazos de Rebecca Bay. —Sisea venenosamente. — ¿La recuerdas? ¿No fue ella la que te dio una paliza porque le quitaste a Scott? —No lo soporto más y rompo en llanto.
— ¿Por qué tienes que ser tan cruel con nosotros? —Lloro. — ¿Qué es eso que te hizo Scott tan grave que tienes que vengarte de esta forma con él? —Estoy volviéndome loca. Todo esto se salió de control. MJ enloqueció, Scott me oculta cosas y Edward se convirtió en un hombre repulsivo.
— ¿Todavía no lo ves, Nicole? —Peina mi cabello y o niego con la cabeza. —Scott te arruinó la vida, Nicole. —Masculla, y parece desesperada. —Te alejó de todo lo que amaste. —Afirma y yo niego.
—Scott no arruinó mi vida. —Digo irritada por esta estupidez. —Y, suponiendo que así sea, ¿en que mejorará eso que me tengas aquí atada? —MJ comienza a moverse por toda la habitación como una bestia salvaje. Miro a Edward y parece incluso más asustado que yo. — ¿Qué acaso no ves la locura que estás cometiendo? —MJ me mira con los ojos rojos por la furia, camina hasta la pistola y la levanta.
El miedo corre por mis venas y no puedo hacer más que llorar en silencio. Cierro los ojos con fuerza cuando escucho como le quita el seguro. Rezo por mis hijos y por mi madre. Ella va a matarme y yo no puedo hacer más que rezar. Y por obra de una fuerza superior, el silencio de la habitación es roto por el sonido de un teléfono.
—Es Scott, tápale la boca. —Le ordena y Edward corre a hacer lo que MJ le ha ordenado. Sollozo en silencio agradecida de que Scott me salvara, aunque él no sepa lo que acaba de hacer.