La chica, la corredora, la optimista (Newt y tu)

Corredores

-He estado pensado...-dice Minho.
-Uy, tu pensando, que extraño, ¿no?-le digo sonriendo maliciosamente.
Me fulmina con la mirada.
-Ja, ja, que graciosa. No, ahora en serio, escuchame.
-Vale.
-Haber...he estado pensando que, a lo mejor, el laberinto no está solo para protegernos de esas criaturas...puede que, los laceradores, esten para custodiar algo...tal vez una salida, ¿sabes? Porque piensalo; si nos han puesto aquí para matarnos o deshacerse de nosotros, ¿no crees que no nos enviarían comida ni nos proporcionarían seguridad? Seria más fácil dejarnos, directamente en el laberinto para acabar o muertos de hambre y ser o comidos por los laceradores, pero no. A lo mejor esto es...,algo así como una prueba, y quieren que encontremos una salida.
Me paro en seco. ¿Y si es verdad? ¿Y si la salida se encuentra en el laberinto? ¿Y si no somos nada más que sujetos de pruebas para los creadores?
-Minho, eres un genio.
Él sonríe con suficiencia.
-Ya lo sabía, no hace falta que me lo recuerdes.
Le doy un suave puñetazo en el hombro, él sonríe.
-Vamos a contárselo a Alby.
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Le explicamos a Alby la idea de Minho.
-¿Me estáis diciendo que queréis salir ahí para buscar una salida que, probablemente no exista, y arriesgar vuestra vida por una estúpida idea?
Asiento.
-Sé que suena a suicidio pero piensalo bien. Si los creadores se han molestado en encerrarnos en mitad del Claro, a salvo, y nos envían comida para sobrevivir, si se toman tantas molestias para mantenernos con vida debe ser porque quieren que encontremos la salida, y ya te digo yo que el único sitio de este fuco laberinto donde puede estar es ahí dentro.-digo señalando a los muros.
Alby asiente.
-Lo que más deseo es poder salir de aquí, y si no hay más remedio lo intentaremos. Buscaremos una salida en el laberinto.
-Gracias-musito.
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Llegamos toda la tarde planeando como entraremos. Iremos ya mañana puesto que es muy tarde y las puertas se cerrarán en cualquier momento. Lo haremos juntos, para no perdernos, y llevaremos comida, para poder investigar lo máximo posible.
Nos acostamos con nervios, preguntándonos que nos encontraremos mañana en el laberinto y si conseguiremos salir de ahí con vida.
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Esa noche tuve un sueño muy extraño, creo que, más bien, era un recuerdo.

Estoy en una sala blanca, en frente mio hay una mesa, también blanca, a mi lado se encuentran un chico y una chica, cada uno sentado en una silla, yo también, me fijo en que también son blancas.
-Intentalo.-dice la chica, que es de pelo oscuro, tez pálida y ojos azules.
Hay un momento de silencio.
-No puedo...-dice abatido, el chico, de pelo oscuro y ojos marrones.
Les miro.
-Debes conseguirlo. Si no lo haces nos castigarán.-digo en un tono frío, ese no es mi tono, este da miedo e intimida más, no es como mi típica risa juguetona.
La chica me mira y me habla, pero esta vez no usa la boca.
"No le hablaremos hasta que lo consiga, a lo mejor así se esfuerza más."
Asiento.
"Vale, que no se lo tome mal, solo como un incentivo."
Respondo de la misma manera, sin voz, a través de la mente.
-No te hablaremos hasta que lo consigas.-El chico hace un puchero y habré la boca para decir algo pero la chica lo corta.- Thomas, vamos con retraso por tu culpa, ya deberíamos controlar todos esto, se van a enfadar.
Thomas se pone serio y parece que se concentra. Al cabo de unos minutos nos mira y entrecierra lo ojos, de verdad parece estar esforzándose.
" _______ y Teresa huelen a vómito sudado"
Siento las palabras de Thomas en la mente, aunque no tan claras como las de la chica, Teresa.
"Pues anda que tú"
Respondemos las dos al unísono.
No puedo evitar sonreír.