Como niños

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Estoy en una habitación pequeña, las paredes son blancas y la luz tan brillante que tengo que entrecerrar los ojos para poder ver bien. Delante mio hay una mujer joven, rubia y con unos ojos azules que producen escalofríos.
-Se lo dijiste,-me dice fria, su voz apenas tiene sentimiento.-incluso cuando te ordenamos que no lo hicieras.
Yo solo trago saliva; no tiene pinta de estar pasando nada bueno.
Ella fija su vista en mi y respira hondo.
-No podemos permitir que este comportamiento se siga mostrando,-continua.-por eso vamos a tener que castigarla.
Respiro con dificultad, ¿que me va a hacer?, ¿me va a pegar? o ¿me va a hacer sufrir?...¿me matará?
-¿Cuál será mi sanción?-digo sin que me tiemble la voz.
Supongo que ya me esperaba que esto pasaría y no tenia miedo, o, directamente, no le tengo miedo a ella.
-Oh, querida, ya lo verás,-sonríe con malicia.-todo a su debido tiempo.
-Si.-respondo segura.
-Puedes retirarte.-dice y hace un gesto con la mano, indicándome que me valla.
Inclino la cabeza y salgo por la puerta.

Me despierto y lo primero que veo es el rostro de Newt a mi lado. Sonrio. Él me hace sentir muchas cosas que creía que no volvería a experimentar jamás... unas como el amor. ¿Estoy enamorada de él? Sería raro en alguien que conoces de hace un dia pero hay que tener en cuenta que yo ya le conocía de antes y él a mi.
Newt abre los ojos y al verme sonríe, yo le devuelvo la sonrisa.
-¿Qué tal has dormido preciosa?-dice con un bostezo.
Me sonrojo levemente.
-Bien.
Me sonríe y me mira, yo le miro también. Nos quedamos así unos minutos más, observándonos mutuamente hasta que un ruido nos devuelve a la realidad.
-¡No! ¡Esas son mis tortitas!-se oye gritar a Minho.
-¡Estas son las mias!
-¡Devuelvemelas!
-¡Ahhh, déjame!.-dice, definitivamente, Alby.-¡Sueltame! ¡______ ayuda!
Suelto un gruñido. Me incorporo y veo a Minho persiguiendo a Alby, quien lleva un plato entre las manos, mientras le lanza un tenedor. Alby lloriquea y Minho grita a todo pulmón.
-Voy a ver que les pasa a esos dos.-le digo a Newt mientras me levanto y empiezo a caminar, alejándome de él.
-Te acompaño.-dice levantándose él también, tomando mi mano.
Noto como mis mejillas vuelven a teñirse de rojo.
-Vale, vamos.
Nos acercamos hacia los otros aún con las manos entrelazadas, no le quiero soltar, al parecer el tampoco a mi.
-¿Qué pasa?-dice Minho.
Está sentado encima de Alby, comiendo un trozo de las tortitas, se ve que disfruta por la sonrisa de superioridad que se le ha formado en la cara. Alby, en cambio, no parece estar disfrutando mucho; tiene a Minho encima y se retuerce, se mueve de un lado a otro intentando zafarse de su amigo mientras suelta toda clase de juramentos y maldiciones.
No puedo evitar reír.
-¿Están ricas las tortitas?-le pregunto a Minho.
Él levanta el pulgar y me sonríe.
-¿Y tu qué tal, Alby?
Este se revuelve furiosamente y gruñe.
-Levanta...gordo...No puedo...respirar...-dice con dificultad.
Se le ha puesto la cara roja y se ve que lo está pasando mal.
-Anda Minho, levantate,-le ordeno.-no quiero que se nos muera asfichiado que luego hay que tirar el cuerpo y ya sabes que mal huele eso al descomponerse.
Newt suelta una risita, Minho me obedece y Alby traga una gran bocanada de aire.
-Y no más peleas, ¿entendido?
Los dos asienten.
-Bien,-sonrio malvadamente.-por eso me voy a comer yo las tortitas.-digo, cojo el plato de las manos de Alby y salgo corriendo.
Los chicos gritan en señal de queja y luego rien, antes de empezar a perseguirme.

La chica, la corredora, la optimista (Newt y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora