La chica, la corredora, la optimista (Newt y tu)

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Me despierto e intento moverme. Rápidamente me arrepiento al notar como si mil cuchillos se clavaran en mi. Intento no gritar de dolor.

-Jo...der...- consigo murmurar.

Me quedo un rato así. Parece que el dolor de las piernas se ha ido extendiendo hacia arriba, por el abdomen, los brazos y el cuello, y ahora el unico movimiento que puedo hacer sin sufrir un agudo dolor es pestañear.

-_______, te traigo la comida.

Reconozco esa voz; es Newt.

-Newt- susurro tan bajo que dudo que pueda oírme.

Veo como sus ojos se asoman por los barrotes y me mira haciendo una mueca. Sus ojos reflejan dolor. Él suspira y oigo el click de la cerradura al abrirse. Giro un poco la cabeza para verle mejor y me muerdo el labio inferior para no gritar. Le veo entrar con un cuenco, una botella de agua y un trozo de pan envuelto en tela. Se sienta a mi lado.

-Hola- saluda y me regala una de sus calidas sonrisas.

Abro la boca e intento decir algo.

-Shhh- murmura y coloca su dedo índice entre mis labios.- Si no puedes, no hables.

Le miro fijamente e intento asentir pero no puedo. La rabia me rocorre por dentro. Quiero hablar con él y decirle lo que me ocurre, que no se preocupe, que mañana por la mañana estaré perfectamente. Pero esta estúpida cosa que me está ocurriendo no me deja y eso me hace sentir débil.

-Dame la mano- dice y me tiende se mano.

Quiero agarrarla y entrelazar nuestros dedos pero lo único que consigo es soltar un gruñido y fruncir los labios.

Él agarra mi mano y se coloca delante mio.

-______, tienes que sentarte. No puedes comer tumbada porque podrías atragantarte y, si ni siquiera puedes hablar, imagina lo que ocurrirá si no puedes respirar.

Dicho esto coloca sus piernas una a cada lado de mi cadera y me agarra los brazos. Tira con fuerza haciendo que mi tronco se levante. Grito. Le miro a los ojos y veo que sufre.

-Ya casi hemos terminado- sonríe intentando darme fuerzas.

Me agarra con fuerza y me arrastra hasta la pared donde apoya mi espalda.

-Ya está- dice y sonríe como solo él sabe.- ¿Ves? ¿A que no ha sido tan difícil?

Sonrio.

-Ha...dolido- susurro.

-Pero ya ha terminado- dice y posa un dulce beso sobre mi frente.

Se aleja para recoger la comida y cuando vuelve se sienta a mi lado.

-¿Quieres agua?- me tiende la botella pero no tengo sed.

Al ver que no respondo con nada pasa al cuenco.

-Creo que es...- lo mira fijamente y frunce los labios- Ni idea, pero huele bien.

Sonrio.

-Has sonreído, ¿significa que quieres esto?

Sigo sonriendo y él me coloca el cuenco entre los labios ya que, al parecer, se le ha olvidado traer una cuchara. Tragar me duele pero poco. Está buena.

-Bien, así.

Sigo tragando hasta que se acaba y Newt pasa a darme el pan envuelto en tela. Resulta que no es pan; es un bollo relleno de crema. Nunca en la cocina hacen dulces porque se tarda mucho y se necesitan muchos ingredientes.

-Lo he hecho yo- comenta orgulloso.- Tuve que insistir mucho porque Alby no me dejaba malgastar el azúcar. Le dije que el azúcar es muy bueno para reponer fuerzas y conseguir energía además de estar delicioso y que, después de todo lo que haces por los demás, la única que merece el azúcar aquí eres tú.

Se queda un rato contemplando el bollo y luego lo parte. Me mete un trocito pequeño en la boca para que mastique lo menos posible. Sabe muy bien y no puedo evitar sonreír al sentir otro trozo dentro de mi boca.

Oigo a Newt soltar una risita.

-Está rico, ¿verdad?- comenta burlón.

-Pruebalo- digo con voz ronca y luego suelto un quejido a causa del dolor.

-No, no, tranquila. Es tu premio. No pienso robártelo.

-Pruebalo- digo otra vez.

Él bufa y frunce el ceño.

Claramente le parece mal probar algo que no es suyo (aunque técnicamente le pertenece porque lo ha hecho él) y que considera "mi premio" pero sabe que no puede competir contra mi y que cuando yo digo algo, ese algo se cumple.

-Bien- comenta resignado y se lleva un trozo pequeño a la boca.

Al momento veo su cara de placery no puedo evitar sonreír.

-Esto es increíble- dice abriendo mucho los ojos.- Sabe a gloria. No sabia que era tan buen cocinero.

Me da un poco más y cuando me lleno le doy el resto el cual acepta sin dudar y se mete rapidamente en la boca.

-Adiós- se despide dándome un beso en la mejilla.- Y gracias.

Se levantá y se dirige hacia la puerta. Sale y cierra con llave dejándome sola.
Mis recuerdos y yo. Los dos solos, de nuevo.