El sol me despierta. Me duele todo el cuerpo por haber dormido en el suelo, y tengo las mejillas húmedas por las lágrimas. Salgo de la cabaña y empiezo a pasear. Encuentro muchas cosas nuevas en las que ayer no me fijé. Entonces oigo un ruido, este es diferente al de ayer, no es el de los muros, es más bien una alarma. Oigo, también, unas cadenas que tiran de algo. Me dirijo hacia el ruido, hacia el ascensor en el que llegué aquí. El ruido cesa, levanto la trampilla, y me encuentro con un chico, de unos quince años, oscuro de piel y pelo, que me mira. Parece igual de asustado que yo, no sé que hacer. Entonces este se abalanza sobre mi y me tira al suelo.
-¡¿Dónde estoy?! ¡¿Quién eres?!- grita con los ojos vidriosos por las lágrimas.
Grito y empiezo a llorar.
-¡No lo sé!- digo intentando que me suelte.-¡No lo sé, ¿vale?! ¡Llegue aquí ayer, igual que tú, tengo miedo, no recuerdo nada!-su rostro empieza a relajarse y me suelta.
Nos quedamos un rato en silencio hasta que decido hablarle.
-¿Recuerdas tu nombre?
Parece dudar un poco, como si se lo estuviese pensando.
-Alby.
-Yo soy _______- digo tendiéndole la mano y sonriendo.- Encantada.
Él me devuelve la sonrisa y me estrecha la mano.
-¿Cuánto crees que estaremos aquí?- le pregunto.
El niega con la cabeza.
-No lo sé, pero creo que llegará más gente.
Asiento, yo también había pensado lo mismo.
-Creo que nos quedaremos bastante tiempo.- el arquea las cejas.- mira, donde nos han traído hay muchas cajas, seguro que llenas de comida, agua, cosas útiles para sobrevivir..., por lo que hay, supongo que podremos aguantar aquí un par de meses, puede que menos si mandan a más personas.-digo.
Alby asiente.
-Tengo hambre- dice haciendo una mueca.
Me río y asiento, yo también me muero de hambre.
Me meto en el ascensor, Alby se queda arriba, le voy pasando cajas y él las va colocando fuera. En menos de media hora ya hemos sacado todas las cajas y ya las estamos habiendo. Encontramos un par con comida, yo me como una manzana y Alby una pera. Trabajamos todo el día, abrimos las cajas, vemos lo que contienen y decidimos que hacer con ellas. Encontramos una cabaña que parece una cocina; tiene utensilios de cocina, una nevera, un horno y más cosas típicas de las cocinas. Decidimos dejar ahí la comida, la colocamos en la nevera y la despensa. Otras cajas contienen ropa y armas, al ver las armas me asusto un poco porque eso significa que vamos a necesitar protegernos o pelear contra algo. Recuerdo al monstruo de ayer y un escalofrío me recorre la espalda. Esas las colocamos en la cabaña grande donde dormí.
Al caer la noche ya hemos ordenado todo, y estamos agotados. Miro a mi alrededor, los muros nos redean, hace que me sienta a salvo pero a la vez me asusta. Alby parece fijarse también en los muros.
-¿Y eso?- pregunta señalandolos.
-No te acerques mucho. Es un laberinto, y es peligroso.
-¿Ya has entrado?
-Si, ayer.-agacho la cabeza.- Tuve suerte de no perderme, los muros se cierran al anochecer, supongo que dentro de poco.
-¿Por qué se cierran?
Suspiro.
-No estoy segura...-dudo durante unos instantes.- pero creo que se cierran para protegernos.
-¿Protegernos de qué?- pregunta Alby, cada vez más nervioso.
-De los monstruos. Ayer vi uno, solo durante unos segundos, antes de que se cerraran los muros, he de admitir que son asquerosos.
Justo cuando termino de hablar, se oye un ruido, el de los muros.
-Ahora se está cerrando el laberinto.
Alby asiente. Nos tumbamos sobre el césped, Alby se queda dormido en el acto, yo tardo un poco más, pienso en demasiadas cosas a la vez, pero al final consigo dormirme.
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La chica, la corredora, la optimista (Newt y tu)
FanficElla fue la primera en llegar al Claro. Después empezaron a llegar más, pero esta vez solo chicos. Ella era pequeña, de unos trece años, por lo que todos la cogieron cariño al momento. Todos la querían y la protegían, como a una hermana pequeña pero...