Capítulo 4

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6 meses antes de mudarse con los abuelos.


Goten tuvo todas las vacaciones para recuperarse del golpe en su nariz. Tardó tiempo en deshincharse pero afortunadamente no quedó ninguna secuela.

Estaba listo para comenzar su tercer semestre del nivel medio superior. Trunks ya se encontraba en los primeros semestres de la universidad, pero antes de elegir carrera debía atravesar un tronco común cuyas clases se impartían en el mismo instituto, por lo que compartirían el plantel un par de semestres más antes de que el mayor decidiera a qué carrera dedicaría su vida y se mudara a un nuevo plantel especializado en ella.

Si Goten pensó por un momento que las cosas con Mai se habían calmado en esas vacaciones que pasaron sin verse, estaba totalmente equivocado.

Trunks tomaba clases adicionales a las establecidas en su plan de estudios. Como futuro heredero de la compañía de su madre debía prepararse como tal, por lo que Bulma le exigía un esfuerzo extra, a fin de cuentas era un chico con una inteligencia que rebasaba por mucho la promedio. Esto significaba que sus horarios eran más apretados, y por lo tanto pasaba menos tiempo con sus amigos.

Como ya había previsto esta situación decidió dedicar parte de sus vacaciones a fabricar los rojes comunicadores de sus primos y de Marron, con la intención de estar mejor comunicados ante el escaso tiempo que tendría. Cosa que a Goten le perjudicaba, pues sin Trunks presente se sentía vulnerable.

Así es que desde el primer día de clases los cuatro chicos ya contaban también con un dispositivo como el de Goten. Claro está que no pasó desapercibido como era la intención, pues ninguno de los tres paraba de presumir. A Marron, por el contrario, le costó un poco de trabajo entender cómo funcionaba, incluso prefería llevarlo en su bolsa y no en su mano.

La mecánica fue la de siempre, tomaban sus respectivas clases y a la hora del almuerzo se encontraban, solo que esta vez Trunks no se quedaba más de diez minutos con ellos, comía un emparedado lo más rápido que podía y se retiraba corriendo a su clase extra, dejándolos solos.

Por si fuera poco, Marron no siempre se sentaba con ellos, la simpática muchacha tenía un sin fin de amistades con quienes convivir y turnaba los días para sentarse con ellos. A comparación de Goten que si bien no se hacía de enemigos, tampoco era muy social, les caía bien a todos, pero sus amistades se reducían a Trunks, a Marron y se suponía que también a Pilaf, Shu y Mai.

Esto en lo que cabe era normal, a fin de cuentas el chico vivía en las montañas donde sólo convivía con su familia, alejado del bullicio de la ciudad. La educación primaria y secundaria le había sido impartida en casa y para la etapa media superior estaba siendo la primera vez que asistía a una escuela con un grupo de chicos. Era normal que se sintiera intimidado y que le costara trabajo socializar.

Por ello fue que los gestos de desprecio por parte de los primos de Trunks se volvieron cada día más frecuentes, apenas se levantaba Trunks de la mesa, Mai ya tenía la boca torcida y la nariz arrugada, Goten sabía que se debía a su presencia, pero no sabía cómo reaccionar, así es que solo se apresuraba a tomar sus alimentos y corría a su salón.

Hasta el momento Goten no se había atrevido a comentar nada de su sentir, pero sabía que ni Trunks ni Marron se percataban. Trunks estaba metido en sus asuntos y Marron no prestaba atención, de hecho cada día se llevaba mejor con Mai. Y claro que Mai la trataba bien, Marron era amiga de toda la escuela y Mai necesitaba de esa fama.

La única vez que tocó el tema con alguien fue con un chico de su salón, Liam Stevenson, quien se había percatado del bulling que sufría el pelinegro. Goten era de mente distraída y no lo había notado, pero frecuentemente Liam se sentaba a la hora del almuerzo en la banca atrás ellos. La conversación surgió dentro del salón de matemáticas después de que Shu le metiera a Goten el pie en el pasillo para que este se tropezara y cayera de rodillas al suelo, provocando las risotadas de Shu.

A Liam y a Goten frecuentemente les tocaba formar equipo, ese día terminaron pronto y tuvieron tiempo para platicar.

–¿Te molestan mucho verdad? He visto lo que te hacen a la hora del almuerzo. ¿Por qué no le avisas a los maestros? –Sugirió Liam dejando sorprendido al pelinegro, pues no pensó que alguien estuviera al tanto de lo que estaba ocurriendo. Goten se limitó a agradecer el consejo y cambió sutilmente la conversación. Liam entendió y no insistió en continuar con el tema.

Una semana después Thea Jones le confesó a Goten que estaba segura de que el acontecimiento con el balón no fue precisamente un accidente. Pero igualmente, Goten se limitó a escucharla y a agradecer a Thea por la confianza de haberle contado.

Para ese entonces Goten ya se andaba con cuidado, no quería desconcertar a Trunks, a fin de cuentas eran sus primos y él los apreciaba, además eran sobrinos de su tía Bulma y tampoco deseaba causarle problemas, y qué decir de Marron que cada día se llevaba mejor con Mai.

No podía decir nada.

Lo mejor sería sobrellevarlo y dejar que todo pasara.

Trataba de evitarlos en el almuerzo, se acercaba solo si Trunks estaba, pero éste se marchaba rápido y lo dejaba a merced de ellos.

Un par de veces había visto de reojo a Pilaf echando algo en su almuerzo cuando Goten se descuidaba.

–Le puso algo a tu comida –le dijo discretamente Liam, quien se había percatado.

Para desgracia de los hermanos, quienes observaban con ansias esperando a que el pelinegro comiera, éste cerró discretamente su tupper y fue a vaciar su almuerzo a un contenedor de basura lejano.

Pocos días después, entre broma y broma Shu le cortó un considerable mechón de cabello. Milk se molestó cuando vio a su hijo y a Goten no le quedó más que decir que él mismo se lo había cortado accidentalmente.

Liam lo había invitado a sentarse en su mesa, pero Goten no quería separarse de Trunks, a fin de cuentas eran los pocos minutos que podía compartir con él. El tiempo ya no le permitía acompañar a Goten por las tardes a la cafetería de mamá. Trunks se había convertido en un hombre ocupado.

Una mañana al llegar a la escuela Goten vió a lo lejos discutir a Trunks con Mai. Más tarde Trunks se quedó con ellos durante más tiempo en el almuerzo. El pelilila trataba de aparentar tranquilidad, pero Goten lo conocía, su seriedad lo delataba, sabía que algo le pasaba. Además Mai y él no se dirigían la palabra

–¿No tendrás clase hoy? –Preguntó Goten tratando de romper el hielo

–Adelanté el tema ayer, no es importante –respondió el ojiazul desviando la mirada, con una mueca de molestia y el semblante serio.

A los pocos minutos un chico de cabello castaño se acercó a entregar un ramo de rosas a Mai, todos en el comedor fueron testigos, ella le sonrió y lo aceptó gustosa frente a toda la audiencia que miraba atónita la escena.

El pelilila se levantó por impulso de su asiento, tomo con brusquedad su chamarra y se retiró de la mesa.

–Pensándolo bien, entraré a mi clase –dijo antes de marcharse.

Goten no lo podía creer. Trunks estaba celoso.

Pero hasta donde Goten podía entender era normal celar a los amigos, él mismo sentía a veces celos por el pelilila cuando pasaba más tiempo con sus primos, por ello no era de extrañarse que Trunks celara a Mai, al final habían establecido una fuerte amistad y el hecho de que ella saliera con un chico significaba que no tendría el mismo tiempo para pasar con Trunks.

Lo anterior, pensaba Goten, lo beneficiaría de sobremanera, ya que el ojiazul pasaría más tiempo junto a él, como en los viejos tiempos, porque si algo añoraba Goten eran aquellos días cuando solo eran ellos dos. Además, inocentemente, el pelinegro aún esperaba a que Trunks se decidiera a dar el primer paso con él.

Y tal vez, solo tal vez, Mai se concentraría en su nuevo chico y se olvidaría de aquella guerra que había desencadenado sin razón contra Goten.

Pero estaba lejos de ser así.

Mai casi siempre solía comportarse de una manera más discreta a comparación de sus hermanos que con frecuencia se metían en problemas; ella era disimulada, sutil y estratégica, pero alguna que otra vez perdía la compostura y explotaba sin pensar en las consecuencias.

Una mañana Goten y Trunks se habían encontrado por el pasillo antes de iniciar las clases, hacía frío y Trunks caminaba con un café en mano, al ver a Goten tallando sus manos para calentarse corrió hacia él y le obsequió la bebida. Goten sonrió y entró contento a su salón.

Mai los observaba desde lejos y el rencor se apoderó de ella, no le gustaba que Trunks tuviera detalles con Goten, necesitaba que el pelilila se centrara solo en ella.

Fue por esto que reaccionó sin pensarlo cuando saliendo de clases se encontró con el pelinegro en la escalera e impulsivamente metió su pie para que Goten tropezara, provocando que el chico resbalara algunos escalones, pero un compañero lo alcanzó a sostener evitando que Goten se lastimara y que el suceso pasara a mayores; sin embargo había dejado a varios testigos en la escena que habían visto incrédulos el actuar de la chica, y ella segundos después se había percatado de lo indiscreto que había sido su arrebato.

Posiblemente fueron estos testigos junto a Liam y Thea los que comenzaron a circular en la escuela el rumor de que Mai odiaba al simpático pelinegro sin razón aparente.

–Goten, necesito hablar contigo, tengo algo muy importante que decirte –le escribió Trunks una mañana por medio de su reloj comunicador.

Esa tarde Trunks se dio tiempo para ver a Goten, dejó todos sus deberes y le invitó un helado.

Goten estaba seguro de que ese era el momento que tanto había esperado, Trunks daría por fin el primer paso.

–Goten... –dijo pensativo el ojiazul cuando se encontraban ambos chicos sentados en el pasto de aquel parque disfrutando su helado.

–Dime Trunks –contestó sonriente el pelinegro.

–Goten... Yo... –Trunks arrastraba inseguro las palabras, pero por fin lo soltó –... yo estoy saliendo con Mai.

Y el mundo del pelinegro se derrumbó, su corazón se partió en incontables pedazos.

¿¡Qué!?... ¿¡Cuándo!?... –contestó Goten sorprendido, las palabras habían salido solas de sus labios.

–Antier empezamos –confirmó Trunks tratando de evitar la mirada del pelinegro.

–Pero... yo pensé que tú... –hablaba inseguro Goten, tratando de no desmayarse, el aire le faltaba y hacía un esfuerzo sobrehumano por no llorar.

–¿Qué pensaste Goten? –cuestionó Trunks con curiosidad.

Goten sabía que Trunks era gay, nunca lo había dicho, nunca habían platicado de eso entre ellos, pero son de ese tipo de cosas que se saben sin decirse, incluso Goten jamás le había confesado abiertamente a Trunks sus preferencias, pero suponía que él las conocía, después de ser tan unidos debía conocerlas.

–No pensé nada Trunks, felicidades –contestó Goten –debo ir con mamá –tomó su mochila y se levantó del pasto.

–Escucha Goten, nuestra amistad no tiene por qué cambiar –aclaró Trunks con rapidez antes de ver partir al pelinegro.

Goten no dijo nada.

Trunks se quedó acostado en el pasto con las manos sobre su frente, dando la impresión de ser bombardeado por preocupaciones e infinitos pensamientos.

Para Goten evidentemente todo estaba siendo una pesadilla, si sus visitas a Capsule Corp ya eran poco frecuentes, a partir de entonces se anularon.

Trunks no lo dejó de buscar, quería hacerle saber que realmente era importante para él, que lo quería y que aunque todo fuera diferente no tenía intenciones de perder su amistad. Lo cual claramente tenía muy molesta a Mai.

El comportamiento de los primos del pelilila hacia Goten iba de mal en peor, por si fuera poco ahora Mai disfrutaba verlo con el corazón hecho añicos. Nadie se lo había dicho, pero era una chica tan perspicaz que intuía sobre los sentimientos de Goten.

Los rumores en la escuela sobre la maldad y el carácter oculto de Mai, quien a simple vista parecía ser la chica perfecta, se esparcían con mayor frecuencia y sobresaltaba el bulling que sufría el simpático pelinegro a manos de ellos.

Entonces con toda la estrategia e inteligencia que suelen tener las chicas de su especie, Mai tiró otra de sus cartas fuertes.

–¿Crees que podamos platicar después de clases? –decía un mensaje de Trunks que leyó Goten en su reloj comunicador.

Y así lo hicieron. Nuevamente Trunks reorganizó su agenda para hacerse un espacio y dedicar un tiempo al pelinegro. Había un parque muy cerca de la escuela donde solían ir a hablar. Goten a esas alturas ya no sabía qué esperarse.

–Escucha Goten –dijo cariñosamente el ojiazu –tal vez hay cosas que puedas estar malinterpretando de Mai, bueno... de mis primos en general.

–¿A que te refieres? –preguntó extrañado Goten.

–Bueno... se rumora que has comentado que te han estado tratando mal, no me malinterpretes, solo pienso que tal vez estás tan sensible que estás viendo cosas donde no las hay... y está afectando mucho a Mai.

Goten quedó sorprendido, él no hablaba de eso con nadie pero evidentemente los actos de los tres chicos ya no estaban pasando desapercibidos por los compañeros del instituto, después de todo a los tres hermanos les gustaba tener la atención sobre ellos. Para colmo de Mai, la apariencia de chica buena y perfecta que tanto se empeñaba en guardar comenzaba a desaparecer y a dejar expuesta ante todos su verdadera forma de ser.

Ese día Trunks tocó el tema y por primera vez Goten habló abiertamente con él sobre el bulling del que había estado siendo víctima. Después de todo era su mejor amigo y sabría entenderlo.

Trunks suspiraba pensativo mientras Goten hablaba de su sentir de meses atrás, de todas las sospechas que tenía, de todo el odio que percibía por parte de los tres hacia su persona.

–Pilaf y Shu suelen dar una mala impresión, pero no los creo capaces de meterse con alguien inocente –contestó Trunks pacíficamente ante lo que el pelinegro le contaba –Creo que estás sensible Tennie, solo dales la oportunidad, estoy seguro de que si intentas aceptarlos te vas a dar cuenta de que nada de lo que has percibido estos meses ha sido intencional.

El tono de Trunks durante toda la conversación fue pacífico y comprensivo. Quería demasiado a Goten. Lo dejó hablar y lo escuchó con atención. Pero le era imposible dar crédito a las palabras del pelinegro, el chico no estaba acostumbrado a convivir con grupos de amigos, pensaba que tal vez esa era la causa de tomárselo personal y malinterpretar todos los acontecimientos de los que hablaba y de los que por supuesto sus primos no serían capaces.

Goten no sabía cómo sentirse, escuchó los consejos de Trunks pero no creía en la inocencia de los tres hermanos. Además, aunque no lo demostró, se sentía triste y molesto de saber que el pelilila no estaba de su lado.

Tal vez este fue el motivo por el que se decidió a hablar con Marron, Goten no era de contar chismes ni buscar aliados, pero en esa ocasion la confusión se apoderaba de él, pues no sentía que estuviera malinterpretando lo que había estado pasando.

Así es que en esa semana buscó el consejo de su mejor amiga Marron. Platicaron mientras la rubia esperaba en la puerta del instituto a su padre.

Tennie, coincido con Trunks. No platico mucho ni con Pilaf ni con Shu, pero conozco a Mai, te aseguro que ella sería incapaz de lastimarte –dijo la rubia en tono serio.

Goten se sentía más confundido que antes.

–El asunto Goten –continuó Marron –es que has estado acusando a Mai de cosas de las que no estás seguro y la estás perjudicando de sobremanera.

–Pero no he dicho nada –contestó sorprendido Goten, realmente él no había tocado el tema con nadie. Hasta ese momento solo había hablado abiertamente con Trunks. Si había rumores eran debido a la propia percepción de las personas que habían sido testigos.

–Goten –dijo Marrón tratando de establecer una plática seria pero amigable con su mejor amigo –He estado en el almuerzo contigo y no he notado ninguna agresión por parte de nadie. ¿Podrías asegurar que le han echado cosas a tu comida? ¿Estás cien por ciento seguro de que han sido ellos los que te han metido el pie para que te tropezaras? ¿Tú directamente viste a Mai provocar que resbalaras por la escalera?

Goten no sabía cómo explicar su sentir, en efecto no lo había visto, no estaba seguro, pero lo sentía, sentía en su corazón ese odio que le tenían y no creía estarlo imaginando.

El chico negó con la cabeza, cabizbajo y con la mirada en el piso.

–¿Te das cuenta Goten? No son más que suposiciones –continuó Marrón –Me he vuelto muy cercana a Mai, ella es una chica muy popular que tiene mucha presión por su posición social. Las personas la envidian e inventan habladurías con la intención de hacerla ver mal. Como sus amigos es nuestro deber protegerla. Pilaf y Shu pueden defenderse solos, pero ella no Goten.

El pelinegro se decaía con cada palabra de Marron, él nunca se había puesto a pensar en lo que la rubia le contaba.

–Yo entiendo por lo que estás pasando Tennie –Dijo Marrón titubeando pensativa, como si no estuviera segura de que ese fuera el momento de tocar el tema –A mí también me sorprendió saber que Trunks no era gay. Yo también creí que tú y él terminarían juntos.

Goten seguía cabizbajo, en silencio, evitando ver directamente a su amiga. Pero ante aquellas palabras no pudo resistir y sus ojos se llenaron de lágrimas.

–Sé que mis palabras te lastiman, pero te quiero demasiado Goten y los amigos estamos para decirnos las cosas de frente por más que duelan –afirmó Marron –esa es la decisión que ha tomado Trunks y como nuestro mejor amigo tú y yo debemos apoyarlo. Solo te pido que hagas un esfuerzo.

El pelinegro afirmó sirviéndose la nariz y limpió sus lágrimas.

Un vehículo de policía se acercó y Marron distinguió a su padre, quien sólo contaba con unos minutos para llevarla a casa, la chica sonrrió y lo saludó con la mano.

–Te quiero infinitamente mucho Goten, tú puedes con esto –le dijo la rubia acercándose a Goten para darle un abrazo antes de correr al vehículo de su padre.

Goten necesitaba estar solo, tanto sus pensamientos como sus sentimientos para ese entonces ya eran un completo desastre, caminó hacia el parque que solía frecuentar y se tiró en el pasto.

Reflexionó sobre la conversación que acaba a de tener con Marron y se sintió extremadamente culpable. Debió reflexionar desde antes todo lo que sentía.

Era viernes, tenía todo el fin de semana para poner sus sentimientos en orden y el lunes durante el almuerzo pediría una sincera disculpa a los tres hermanos; desde ahora en adelante pondría todo de su parte para remediar las cosas y ser aceptado.

El plan de Mai había funcionado. Su jugada era tan estratégica que giró las cartas 180 grados, ahora Goten era culpable y ella una inocente muchacha a quien debían defender de ser atacada por habladurías de gente envidiosa que pretendía perjudicarla.

Mai era una chica experimentada, maleada y mañosa contra un ingenuo e inseguro muchacho. Lo veía como una competencia en un juego que ella ya tenía ganado.


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Hola!! : D

Les prometo que esto se pondrá cada vez mejor.

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