Capítulo 5

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Una semana antes de que Goten se mudara a casa de los abuelos.


El señor Roger Wood era un hombre de edad avanzada que llevaba un estilo de vida relajado, rondaba los sesenta y cinco años de edad y gozaba de buena salud.

Era el padre de una pequeña familia de tres, su esposa era pocos años menor que él y era dueña de una pastelería. En realidad ninguno de los dos tenía necesidad de trabajar pero eran de esas personas que gustaban de mantenerse ocupados para evadir los estragos de la vejez.

Su hijo, William Wood era un hombre ya adulto que trabajaba en el extranjero y según se sabía era exitoso. Estaba casado y tenía una hija ya mayor. Se les veía en ciudad del este ciertas temporadas al año visitando a la familia.

Lo que hacía reconocida a la familia Wood en la ciudad era el hecho de que Roger Wood provenía de la familia que desde casi un siglo atrás heredó a la comunidad el inmueble donde se instaló la universidad.

Como era de esperarse en aquella ciudad donde destacaban las construcciones antiguas, el inmueble que actualmente ocupaba la universidad era también una construcción de principios del siglo XIV que si bien ya era enorme, con el tiempo fue apropiándose de los terrenos circundantes para ampliarse más, lo cual permitió que el sistema educativo de nivel medio superior y varias carreras de la universidad se concentraran en el mismo lugar, únicamente divididos por una antigua biblioteca que literalmente se encontraba en medio.

Si bien cada nivel educativo contaba con su propia biblioteca que contenía libros más modernos y solicitados de acuerdo a su nivel, esta biblioteca central resguardaba volúmenes más antiguos y estaba repleta de valiosos archivos históricos, lo cual sumado a su exquisita arquitectura, sus pinturas y vitrales, hacía de este recinto un icono de la ciudad.

Los antepasados de la familia Wood habían donado el inmueble a la comunidad para que se usara como centro de estudios, pero Roger Wood se había quedado como propietario de aquella biblioteca y a sus aproximadamente sesenta y cinco años se seguía haciendo cargo de ella.

Una mañana el señor Wood recibió la visita del director de la universidad, un hombre regordete de lentes que solía visitarlo personalmente cuando de asuntos importantes se trataba. Tenían varios convenios y se llevaban relativamente bien.

Se saludaron amistosamente y Roger Wood lo miró con atención.

–Necesito que me hagas un favor –dijo el hombre, apoyando sus codos sobre el escritorio de madera del señor Wood.

–¿De qué se trata? –respondió el bibliotecario.

–Bueno, tú sabes que la universidad depende del financiamiento del gobierno y que hay personas que suelen hacer importantes donaciones de las cuales ambos nos hemos visto considerablemente beneficiados –explicó el director.

–Vayamos al grano Oliver–insistió el señor Wood chasqueando la boca –dime que necesitas de mí.

–Bueno –dijo el director –ayer por la tarde recibí la llamada de un famoso investigador entomólogo para preguntar sobre la posibilidad de acoger a su hermano en la universidad. Al parecer el muchacho ha tenido problemas en la capital.

–¿De quién se trata? –preguntó el bibliotecario

–Son Gohan, seguro has escuchado hablar de él.

–Claro que he escuchado sobre él. Es nieto de los Gyumao, la señora Gine lo presume por doquier... nunca lo he visto en persona ahora que lo pienso – reflexionó Roger Wood.

–No solo es nieto de los Gyumao –recalcó el director –Es yerno del campeón mundial Mr Satán y sobrino de Bulma Brief. Como sabes son personas que donan una gran cantidad de fondos a la educación del país.

–¿Y aceptaste al hermano?

–¡Por supuesto! El periodo de inscripciones ya había finalizado pero logramos hacer una excepción. Validamos sus calificaciones de la escuela a la que asiste actualmente para poder darle ingreso aquí.

–¿Dónde entro yo en todo esto? –preguntó el bibliotecario mirándolo fijamente por arriba de los lentes.

–Al parecer el muchacho ha tenido problemas serios con la autoridad y tendrá que pagar sus actos con varias horas de servicio comunitario –contestó el director carraspeando la garganta –demasiadas horas diría yo. Su familia está preocupada de que estas horas que debe "pagar" le provoquen un retraso al terminar sus estudios y desean que empiece con ellas cuanto antes.

–¡Y has venido a pedirme que lo acepte aquí! –adivinó el señor Wood –No puedo aceptarlo Oliver, no necesito a nadie por el momento y tampoco tengo la edad para lidiar con un muchacho rebelde.

–Bueno, hace unos días externaste tus deseos de tener a un becario que te ayudara. Pensé que podrías darle la oportunidad a este muchacho.

Roger Wood recordó aquella conversación de la que hablaba Oliver. Si bien no era una labor exhaustiva la que desempeñaba, en efecto cada día se sentía más cansado y había llegado a desear tener un ayudante.

–Por otra parte, Son Gohan asegura que el muchacho es tranquilo y que no dará problemas.

–¡Bah! –Chasqueo la lengua el bibliotecario –¿cómo es que un chico tranquilo tuvo problemas con las autoridades y terminó debiendo considerables horas de servicio comunitario?

–No entró en detalles –argumentó el director –creo que podrías darle una oportunidad al muchacho; ya eres una persona mayor Wood, tarde o temprano necesitarás quién te ayude si no quieres que este lugar te deje exhausto... Además tengo entendido que Gine y Ox Gyumao han donado volúmenes de gran valor a la biblioteca.

En efecto hace poco más de un año Gine había donado una considerable cantidad de libros de antaño. Incluso un par de manuscritos ilustrados que se había encontrado en la mansión Gyumao y que en ese momento se exhibían en una vitrina de la biblioteca.

–No es como si fueras a firmar que lo aceptas de por vida, si te causa muchos problemas puedes prescindir del muchacho en cuanto creas necesario –dijo el director –además la propuesta es que cumpla aquí sólo tres o cuatro horas después de clases.

Roger Wood meditó unos minutos y al final aceptó un tanto molesto. Pero Oliver tenía razón, era hora de tener un ayudante, además su esposa y él tenían una buena amistad con los Gyumao.

–Que se presente aquí el primer día de clases, a eso de las tres de la tarde, directamente conmigo y que traiga sus papeles –decidió el señor Wood.

Así fue como Gohan logro no solamente que su hermano pudiera cambiarse de escuela con facilidad, si no también que se estableciera en un recinto donde podría ir acumulando la infinidad de horas de servicio comunitario que debía "pagar".




Actualidad

–¡Sólo está enpiernado! –dijo abuela Gine al ver a Goten con ese semblante pensativo que en esos días solía poner con frecuencia.

–¡¿Qué?! –contestó Goten, quién al escuchar a su abuela salió de sus pensamientos sin haber entendido bien a lo que Gine se refería.

–Que Trunks Brief está enpiernado (por no decir otra palabra) con esa muchacha, no sabes lo que ese tipo de mujeres son capaces de hacer para conseguir lo que quieren.

–Ya no importa mamá Gine –contestó Goten suspirando, había tomado nuevamente sus cubiertos para continuar con su desayuno.

–¡Por favor Goten! ¿Qué no te has visto en el espejo? ¿Crees que ese muchacho va a cambiar a alguien como tú por cualquier suripanta?

Las palabras de Gine habían hecho reír a su nieto, quien ya se apresuraba para terminar su desayuno. Eran las 6:30 de la mañana y sería su primer día de clases.

–¡Pues ya lo hizo! –Contestó Goten con tono irónico, aceptando su realidad.

–Cariño..., las relaciones falsas terminan tarde que temprano, esa muchacha no va a guardar las apariencias de por vida, un día se le va a caer el teatro y su máscara de niña inocente –insistió Gine dando un sorbo a su café. Ella llevaría personalmente a Goten a la ciudad para su primer día de clases.

–Tal vez a él le gusta estar con ella así como es –respondió Goten.

–No mi cielo, yo misma sé que para Trunks Brief no existe persona más especial que tú, ya te dije, deja que esté con ella y se desengañe –continuó con su discurso Gine –de eso se trata esto Goten, de vivir, experimentar y de darte cuenta de quienes son las personas a quienes realmente amas. Creeme cuando digo que no tienes nada de que preocuparte, tarde que temprano Trunks Brief va a estar buscándote aquí mismo –dio otro sorbo a su café –El amor así es Tennie... Además me gusta ese Trunks Brief para ti.

–¡Abuela! –reclamó Goten incrédulo y apenado –Lástima que no va a suceder. Así como lo vi las últimas semanas en la capital no creo que algún día se separe de ella... y menos que ella lo deje ir –continuó diciendo Goten –Además yo estoy decidido a olvidarme de él.

–Deja que te extrañe un tiempo y aquí lo vas a tener, puedo apostarlo –aseguró Gine dando el último sorbo a su bebida, Goten había terminando su desayuno minutos antes –Ahora vámonos, no querrás llegar tarde en tu primer día.

Ambos se pusieron sus chamarras y salieron de la casa. El abuelo Ox continuaba en su habitación, Gine seguiría junto a él si no fuera porque se empeñó en llevar a Goten ella misma, quería compartir ese momento con él, quería estar presente en cada detalle de la vida de su nieto y éste estaba fascinado de contar con el apoyo incondicional de sus abuelos, los amaba infinitamente. Al contrario de lo que pudiera parecer ni Gine ni Ox lo asfixiaban, le daban la libertad que necesitaba y estaban allí cuando él buscaba sus cariños y consejos. Gine era descarada, pero sabía cuando serlo, y esto a Goten le fascinaba.

Llegaron a la ciudad al veinte para las ocho. Gine dejó a Goten en la esquina del instituto y manejó de regreso a casa, no sin antes desearle un excelente día.

Goten caminó hacia la entrada. Estaba nervioso, ya antes había sido "el nuevo" y conocía ese incómodo momento en que el profesor lo paraba al frente del salón para que se presentara, cuando tenía todas las miradas sobre él observándolo de pies a cabeza, comiéndoselo con la mirada.

LA VÍCTIMA NÚMERO OCHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora