Capítulo 17

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-¡¡MIRAME A LA CARA!!- Ordenó la bestia con rostro de cerdo mientras daba un manotazo en la mesa, provocando que los pocos utensilios que había sobre esta saltaran por el efecto del golpe.

El chico se sobresaltó y se encogió en la silla donde se encontraba sentado del lado opuesto, conteniendo la respiración.

La presencia de aquel ser lo aterraba.

-¡¡¡¡MI-RA-ME-A-LA-CA-RA!!!! -Deletreó la bestia emitiendo una voz gutural, producto de hablar con los dientes apretados, pues su coraje era tal que la mandíbula se le había trabado.

El chico levantó el rostro temblorosamente para obedecer aquella orden, intentando evitar que se molestara más.

-¡¿Por qué intentaste escapar?! -preguntó el de rostro porcino, seguido de una respiración tan audible que se asemejaba a un bufido.

Pero el muchacho estaba paralizado de miedo y no era capaz de articular palabras.

-¡¡¡¡CONTESTA!!!! -Gritó nuevamente soltándole tal bofetada que provocó que el chico cayera de silla.

-S-solo quería ver a mi mamá -dijo sollozando mientras se levantaba del piso, tratando de recuperar el equilibrio y limpiándose el chorro de sangre que salía de su nariz.

A comparación del fino rostro del muchacho, el monstruo era tosco y tenía manos pesadas.

-Ahhh, ¿quieres que traiga a tu mamá, Goten? -preguntó la bestia a modo de advertencia.

-¡No! ¡No! ¡No! -imploró el pelinegro, sabía lo que significaba y haría hasta lo imposible con tal de evitar que su madre corriera peligro.

-Piensa las cosas antes de pedirlas niño -aconsejó más tranquilo al mismo tiempo en que le extendía un pañuelo para que se limpiara la hemorragia- y ten mucho cuidado con lo que deseas.

No recordaba exactamente cuántos días llevaba en ese lugar, pero tenía el tiempo suficiente para conocer los arrebatos de ira de aquel ser bipolar, le había tocado aprenderlo a la mala pues sus actos eran castigados con golpizas tan extremas que provocaban que al menor le costara levantarse de la cama días completos.

Tenía moretones y marcas de golpes por todo su cuerpo.

-¡Cómete el emparedado! -ordenó después de tranquilizarse un poco, señalando con su dedo el bocadillo que había colocado en un plato de unicel, al momento que se apoyaba en el respaldo y relajaba su cuerpo en la silla del lado opuesto.

El pelinegro obedeció, tenía hambre.

-Sabes Goten... eres un enigma... -dijo el de rostro de cerdo mientras observaba al chico comer- tal vez no deba decirte esto... pero... has durado más que los demás.

Al decir estas últimas palabras la bestia señaló diferentes puntos en el piso.

Y Goten entendió todo.

El piso era de tierra, sin cemento ni azulejos, y aunque era firme se lograban distinguir montículos que delataban zonas donde la tierra había sido removida.

Fueran quienes fueren los otros de los que la bestia hablaba, estaban enterrados allí.

El pelinegro sintió escalofríos y tragó saliva, pero continuó comiendo, disimulando no haberse percatado del mensaje oculto en esas palabras, no quería que su actitud hiciera enojar otra vez a aquel ser.

-Eres diferente... eres puro e ingenuo... -decía- y las almas inocentes como tú no pertenecen a este lugar.

Parecía que reflexionaba y Goten lo escuchaba atentamente.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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