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Toda la semana pensó en lo ocurrido aquella tarde en la mansión Witemore.
Por las noches lo invadía la ansiedad, dormía con la luz prendida tratando de evitar que el fantasma se le apareciera nuevamente, si es que podía cerrar los ojos pues por obvias razones no lograba conciliar el sueño, y cuando lo hacía despertaba temiendo que al abrir los ojos éste se encontrara parado a los pies de su cama o que lo estuviera observando desde el armario o en cualquier parte de su habitación.
Curiosamente Lilith no había mostrado hasta el momento ningún indicio de estar asustada, lo cual consideraba buena señal, pues es bien sabido que las mascotas son más sensibles a ese tipo de manifestaciones.
Al paso de unas noches el sonido de un relámpago lo hizo despertar, era temporada de lluvias, hacía frío y afuera caía una tormenta, por lo menos las ranas estaban notablemente contentas, pues se escuchaban afuera cantar.
Goten rezaba porque no se fuera la luz, de ser así correría a la habitación de los abuelos para pasar la noche con ellos.
Nuevamente no lograba conciliar el sueño, estaba harto de contar ovejas y no se le venía a la mente más que su experiencia sobrenatural.
No había sido su imaginación, todo lo que pasó fue real y estaba seguro de que aquel fantasma había atravesado su mano.
Entonces pensó en aquella alma, si no se le había aparecido era porque seguramente por alguna razón no podía salir de aquel lugar... y sintió pena por él, pues mientras Goten estaba acurrucado con Lilith en una cálida cama rodeado de personas que lo amaban, aquel fantasma se encontraba solo allí, atrapado en el sótano de esa mansión olvidada.
¿Quién habría sido ese chico? ¿De qué habría muerto? Se preguntaba Goten.
De repente el miedo se disipó y se atrevió a apagar la luz, quedando iluminado únicamente con la que emanaba del fuego de la chimenea.
No estaba muy seguro de hacerlo, pero se armo de valor, se concentró e intentó llamarlo con el pensamiento ¿porque así se invocaba a los espíritus, no? Y le prometió que no tendría más miedo de él, le dijo que si necesitaba compañía podía mudarse a la mansión Gyumao y así no estaría solo nunca más, Goten conocía muy bien ese sentimiento.
Pero el fantasma no apareció ni esa noche ni la siguiente; entonces Goten decidió firmemente que respondería a su llamado de auxilio y no descansaría hasta que aquella alma pudiera descansar en paz.
Los días que siguieron puso manos a la obra, había muy poca información sobre la mansión Witemore en internet, toda ella relacionada con su imponente arquitectura o con sus abundantes plantaciones llenas de esclavos, pero nada que le dijera quién podría ser aquel muchacho fantasma.
Goten no tenía una vida social como la de cualquier muchacho de su edad, por lo que el tiempo le alcanzaba para terminar sus deberes escolares, cumplir sus horas de servicio en la biblioteca y para dedicar unas cuantas horas a investigar.
Es por eso que los últimos días el señor Wood lo notaba más concentrado de lo normal, pues Goten estaba convencido de que, si no había información de la mansión Witemore en internet, debía haber algún registro en su comunidad, y qué mejor que comenzar a buscar en cada rincón de la biblioteca.
–¿Sigues obsesionado con eso? –preguntó el señor Wood al verlo con una decena de libros sobre la mesa del recibidor. El chico le había cuestionado días antes sobre la historia de dicha mansión. Pero tampoco sabía nada relevante.
Goten afirmó con la cabeza y le dirigió una sonrisa, pero nuevamente se sumergió en aquel libro en el que investigaba, cualquier cosa que pudiera encontrar sobre la mansión lo ayudaría a acercarse un poco más.
Era viernes por la tarde, como era de esperarse Goten estaba en la biblioteca aunque fuera su día de descanso.
–Voy a estudiar arquitectura –dijo alguien conocido mientras observaba la página del libro que tenía tan entretenido a Goten. Este último estaba tan concentrado que no se dio cuenta cuando aquel chico se acercó, lo hizo sobresaltar.
–¡Dany! –exclamó molesto Goten.
Era común ver al chico de cabello castaño por allí, genuinamente sacaba libros para sus trabajos escolares, pero no quedaba duda de que su segunda intención era coquetear con el pelinegro.
–¿Vas a sacar algún libro? –preguntó Goten esperando a que se lo diera para registrarlo, se marchara y lo dejara continuar en paz su investigación.
Claro que Daniel Bailey era por demás atractivo y hacía sonrojar al pelinegro, pero de repente le parecía molesto saber que intentaba coquetear con él.
–¡Sí!... –contestó el de pecas– pero bueno... es viernes y me preguntaba si te gustaría ir por algo de beber, hay feria en la plaza central y tal vez... si tú quieres, podamos ir a caminar –dijo en un tono algo inseguro, bajando la mirada.
–No puedo, Dany –Respondió Goten sin siquiera pensarlo, mirando con fastidio al castaño.
El muchacho suspiró derrotado, en realidad se esperaba aquella respuesta pero nada perdía con hacer el intento. Salir con el chico de la biblioteca no era nada fácil.
–Entiendo –dijo a los pocos segundos, recuperando su sonrisa, no se daría por vencido –ya será después, iré a buscar mi libro –guiñó un ojo a Goten y caminó hacia uno de los pasillos llenos de estanteras.
El señor Wood había visto toda aquella escena. Sabía que Goten era gay, le sorprendió, pues el chico no tenía un comportamiento que lo delatara, lo supo por un comentario de Gine hacia tiempo atrás, se habían encontrado en la ciudad y se habían puesto a platicar. Fue en parte decepcionante, pues le parecía un chico tan noble que había pensado en presentarle a alguna de sus sobrinas, tal vez a futuro pudieran emparentar y dejarle a ella a un buen hombre, pero dadas las circunstancias aquello no iba a ocurrir.
Se llevaba muy bien con los Gyumao, admiraba a Gohan y el tener a Goten cerca todos los días lo había hecho sentir cierta responsabilidad hacia con el menor de los Son. Goten se aislaba del mundo y eso no era bueno para un chico de su edad... Además conocía de años a Daniel Bailey y sabía que era buen muchacho.
Goten observó a Dany marcharse, torció los ojos con fastidio y se sumergió nuevamente en su investigación.
–Esos libros no se van a ir a ninguna parte Goten –Dijo el señor Wood– Déjalos aquí y aquí seguirán el lunes que regreses.
El chico lo observó, sabía a dónde quería llegar.
–Son Goten, después de la primer semana de conocerte y descubrir que no eras un joven problemático y engreído, jamás me volvió a molestar tu presencia –contó el hombre –este lugar es tu casa si quieres verlo así, no se va a ir y puedes estar aquí siempre que lo desees.
El tono de aquel hombre era tan serio que Goten había cerrado el libro para prestarle la mayor atención a sus palabras.
–Tienes que abrirte al mundo muchacho, no puedes cerrarte a las personas –dijo con severidad– no toda la vida vas a tener dieciocho años.
Goten observaba la nada, reflexionando aquellas palabras, en realidad los abuelos, Ana, Mary, Edward, Amy, Gohan, Videl y todos los que lo conocían le decían exactamente lo mismo... y sabía que tenían razón. Infló sus mejillas y soltó el aire, meditando. Además de verdad necesitaba despejar su mente.
–Entonces sacaré estos dos y entregaré este –dijo Dany cuando llegó un par de minutos después, entregando tres libros al pelinegro.
–Los registro y nos vamos, Dany –respondió el menor.
–¿¡¡¡Enserio!!!? –Cuestionó el castaño sorprendido, con un sutíl brillo en los ojos y una sonrisa traviesa esbozada en sus rosados labios.
–Sí, Daniel Bailey –dijo Goten –Vayamos a caminar.
Dany observó al señor Wood con incredulidad, este guiñó un ojo y se dió la vuelta para continuar con sus labores.
Goten entregó a Dany los libros que sacaría, colocó separadores en los de su investigación y los colocó apartados de todos los demás, sabía que el señor Wood no los movería.
Tomó su mochila, se despidió del bibliotecario y minutos después se encontraba saliendo de la biblioteca con Daniel Bailey a su lado.
Se sentía bien, eran apenas las 4pm, era extraño salir a esa hora pero era agradable, en la calle se sentía tranquilidad. Los rayos del sol eran ligeros, incluso hacía algo de calor y supieron que debían aprovechar porque no tardaría en nublarse y llover, así era el clima otoñal.
Era inquietante salir con él, estaba nervioso, a fin de cuentas sabía cuáles eran las intenciones reales de Dany, pero aunque era extraño no le parecía incómodo. Hacía un año había pasado por mucho y esta vez tendría cuidado de no malinterpretar nada.
–¿A dónde prefiere ir jovencito? –preguntó el castaño.
–Vamos por un helado de los de la plaza –contestó Goten, por supuesto que si salía temprano debía aprovechar para ir por un helado de esos, era adicto a ellos.
Eran helados en rollo hechos al momento en una plancha fría, simplemente deliciosos, el de zarzamora con queso era su favorito.
–Son famosos –dijo Dany– pero no los he probado.
Goten lo tomó como una ofensa hacia quien fuera que haya inventado ese manjar, eran deliciosos, no podía creer que el de pecas no los hubiera probado.
–¿¡Pero qué estás diciendo Daniel Bailey!? –exclamó Goten sorprendido, al castaño le causó gracia– probarás uno ahora mismo, ¡yo invito!
–No no, yo pagaré –contestó apenado Dany– Yo te invité.
–Tú invitas las malteadas por la tarde –dijo Goten.
–Me parece buen trato –acordó Dany sonriendo.
No fue necesario tomar sus autos, la plaza central se encontraba relativamente cerca así es que caminaron por las calles que daban hacia ella observando las pintorescas tiendas. Eran mediados de octubre, estaba a nada de ser halloween y las tiendas ya estaban decoradas.
El domingo se celebraría el día de la calabaza y desde inicios de semana se había colocado un bazar en la plaza central alrededor del kiosco donde los puestos vendían en su mayoría productos artesanales relacionados con la calabaza.
Pero viernes, sábado y domingo habría a eso de las 9pm un espectáculo de luces al que toda la comunidad solía asistir.
Llegaron al local de los helados y por suerte encontraron una mesita en la que decidieron sentarse.
–¿Dígame de qué quiere su helado señor Bailey? –preguntó Goten hablándole de usted en forma de broma.
–Usted es el experto jovencito –contestó Dany en el mismo tono– confío en que elegirá el mejor.
–¿Eres alérgico a algo? –cuestionó el pelinegro, Dany negó con la cabeza.
Se observaron con una sonrisa y Goten se dirigió hacia el despachador. Regresó minutos después con un par de helados iguales grandes repletos de chispas de chocolate.
Dany agradeció, tomó su cuchara y probó un poco de aquel postre.
–Oye, en verdad son deliciosos –comentó.
–¡Claro que sí! –aseguró Goten– No bromeo cuando de helados se habla. Estoy seguro de que los comen en el paraíso, tal vez los mismos ángeles los inventaron.
El castaño soltó una risa enérgica.
Ese era Goten, el Goten real que hacía reír a todos con sus ocurrencias, ese Goten que solo se dejaba ver cuando en verdad se sentía a gusto con alguien, el Goten que era con sus abuelos, Gohan, Videl, su papá y otros cuantos, y que ahora por alguna extraña razón también se dejaba ver con Dany, aquel atractivo muchacho que lo hacía sonrojar.
–... ¿Y cuánto tiene que te mudaste aquí? –preguntó Dany dando cucharadas a su helado– no recuerdo haberte visto antes de irme.
–Tiene poco más de un año –contó Goten– tuve algunos problemas en la capital y con mis padres, entonces vine a vivir con mis abuelos y a terminar la escuela aquí.
–Ya veo... yo me fui de intercambio por esas fechas por eso es que no tuve el gusto de conocerte antes –concluyó el castaño– es muy tranquilo por acá, espero no te esté aburriendo vivir aquí, muchos buscan irse a la capital.
–¡No saben lo que dicen! –dijo el pelinegro– no pienso regresar jamás... bueno solo de visita, pero me encanta estar aquí, la capital es ajetreada y caótica.
–¿Eres nieto de los Gyumao cierto? son buenas personas, son muy queridos en la ciudad –comentó el castaño.
–Son increíbles –recalcó el menor– ¿vives con tus padres?
–Con mi madre –dijo Dany– papá nos dejó... ya sabes, entonces solo somos ella y yo –contó– En realidad casi no nos vemos, ella es abogada y viaja mucho por largas temporadas, nos llevamos bien después de todo.
–Me imagino, mi hermano también viaja bastante.
–¡Es verdad! ¿Eres hermano de Son Gohan cierto?
Goten afirmó con la cabeza.
–¡Lo supuse! –dijo Dany emocionado– no malinterpretes, lo vi ese día en la biblioteca, es inconfundible... la verdad me dio pena pedir su autógrafo y una selfie... soy su fan, gracias a sus videos he pasado física. Después de verte varias veces me di cuenta de que eran hermanos, y por el apellido ya sabes.
Así era ser hermano de un famoso, todos le preguntaban por él, pero lejos de sentir celos, se sentía orgulloso de Gohan.
–Y... ¿él es igual que en sus videos? –preguntó Dany– es decir, se ve que es súper cool.
Goten negó con la cabeza.
–Él es mucho mejor que en sus videos Daniel Bailey –respondió Goten sonriendo.
–¡Lo imaginé! es decir, se nota.
–Vendrá en unos días –contó el pelinegro– dará una serie de conferencias en el auditorio de la escuela. Tengo entendido que las anunciarán en esta semana. Como siempre será gratuito.
–¡¡¡Lo dices en serio!!! –respondió Dany emocionado– Wooow.
–Te lo presentaré en privado Daniel Bailey –propuso Goten.
–No es necesario, no me gustaría molestarte... ni a él –dijo Dany apenado.
–No me molesta –aseguró Goten– estoy seguro de que le encantará conocerte.
En verdad sabía que a Gohan le daría gusto ver al castaño de la biblioteca, mucho más si sabía que era amigo de Goten como él mismo lo había predicho.
–¡Oye! No malinterpretes –se apresuró a decir– soy su fan y lo admiro bastante, me inspira diría yo, me encantaría ser como él... Pero no creas que me gusta, digo es muy guapo, pero no tengo esa intención, de ninguna manera... Me refiero a...
Goten reía al ver a Dany tratar de explicarle que no estaba enamorado de su hermano, él entendía.
–Entiendo –dijo Goten sonriendo, era inevitable no sonreír, Dany era atractivo y el pelinegro a fin de cuentas sentía cosquillas en el estómago cuando estaba con él... Sí, le gustaba.
–Digo, además yo sé que no es gay –seguía aclarando el de pecas– Sé que ama a su esposa y que tiene familia... quiero decir, no es que lo esté espiando... es decir, es famoso y sale en todas partes, salieron en la revista glamour como una de las mejores parejas dando santo y seña y pues leí el artículo ya sabes... Yo...
Goten no dejaba de reír despacio.
–¡Dany! No malinterpreto –interrumpió el pelinegro al ver que al castaño le costaba explicarse– entiendo lo que quieres decir.
–Menos mal –dijo con alivio– ...pero dejemos de hablar de tu hermano, cuéntame más sobre ti –propuso.
Y así transcurrió aquella tranquila tarde en la que ambos chicos hablaron de sus vidas. Goten se sentía bien con él, no le costó tanto trabajo abrirse, Dany era un chico tranquilo y el interés de ambos era mutuo y genuino, se atraían y querían conocerse, tenían curiosidad el uno por el otro y se sumergieron en una plática que parecía infinita, pues tenían mucho que contarse. Simplemente se dejaron fluir.
Tenía más de un año que Goten no sentía ese tipo de compañía, de que no caminaba a lado de un amigo con quién pudiera reír y hablar de boberías, había olvidado lo que se sentía, hasta ese momento... y se sentía tan bien.
No recordaba cuándo fue la última vez que sintió eso con Trunks y con Marron, claro que los seguía adorando y jamás dejaría de hacerlo, aunque tenía tiempo de no hablarles y no sabía si alguna vez lo volvería a hacer, esperaba que sí, pues después de todo ese par eran sus primos/hermanos; pero en su alma tenía también todas esas heridas que habían abierto con su desprecio, con sus actos, con todo lo que le dijeron y le hicieron sentir.
Las cosas eran diferentes ahora, pero cuando pensaba en ellos lo único que se le venía a la mente era todo aquel dolor, la desesperación de querer recuperarlos, la tensión de acercarse a ellos y el temor de ser echado tan fríamente como aquel día en el almuerzo.
Tenía heridas tan profundas en su alma que costaría trabajo sanarlas; lo habían intentado buscar los primeros meses después de que se fue de la capital, pero Goten no quiso contestar, simplemente sentía que no era el momento y ellos con el tiempo entendieron. No sabía nada de ellos, el único contacto que había tenido desde entonces con Trunks era aquel mensaje de cumpleaños. Estaba lejos de todos y no usaba mucho sus redes sociales, ni siquiera los había desbloqueado desde que bloqueó a ambos hacía más de un año cuando emprendió su viaje fallido a Ruby City, y no era por otra cosa más que por el simple hecho de que no usaba su Facebook, muy rara vez lo hacía, no era adicto. Lo único que sabia de ellos eran cosas que llegaba a comentar Gohan o su madre en pláticas casuales por whatts.
Había abierto una cuenta de instagram que sí usaba bastante, pero sus seguidores se reducían a: sus padres (que se vieron obligados a abrir una cuenta para estar al pendiente de él pero que en realidad ni la sabían usar), a Gohan (con su cuenta familiar que no era pública), a Videl, su abuela Gine (su abuelo Ox no tenía una pero compartía la de su esposa), a su tía Bulma (uno de sus principales contactos siempre, pues era su tercera madre), al señor Piccolo (con quién tenía mucha interacción, pues también estaba al pendiente de él), a su tío Yamcha y a su tío Ten Shin Han (ambos sus principales seguidores y sí, siempre le comentaban y platicaban con frecuencia con él) y a Mary, quien ahora era como su prima.
Regresando a aquella tarde.
Los chicos salieron de la heladería y recorrieron el bazar de la plaza, compraron algunas galletas de calabaza que comieron juntos, cureosearon las esencias que elaboraban con la cáscara, probaron las bebidas, jaleas y mermeladas elaboradas con la fruta celebrada e incluso votaron por la calabaza mejor adornada.
Mas tarde fueron por sus malteadas y con ellas en mano se dirigieron a buscar lugar para sentarse en los escalones de la plaza y platicar más en lo que comenzaba el espectáculo de luces.
Fue hermoso, comenzaron con fuegos artificiales y terminaron con drones formando figuras en el cielo, sumado al videomapping proyectado sobre la fachada de la iglesia. En verdad fue un evento muy elaborado y probablemente convencería a sus abuelos y a Mary para ir de nuevo el domingo. Sabía que les gustaría.
Terminando el evento caminaron de regreso hacia la biblioteca para buscar sus repsectivos autos.
Platicaron toda la tarde e hicieron tanta química que no querían separarse, pero ya se verían después, tampoco querían fastidiarse.
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LA VÍCTIMA NÚMERO OCHO
FanfictionYa no queda duda, Goten está muerto! fue asesinado cruelmente por un asesino en serie. Cada miembro de la familia vive a su modo su duelo, Milk no tuvo tiempo de arreglar las cosas con él; Trunks creyó más en la palabra de Mai y ahora se siente culp...