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Haruchiyo Akashi 20 años.
Hiromi me da un beso largo y salivoso antes de irse al último año de su carrera universitaria. Sus piernas están casi desnudas sobre mi mientras su lengua juega con la mía.
Empieza a restregar sus pechos en mi cuerpo, sus caderas se mueven sobre mi miembro que está duro, lo único que nos impide llegar a más es mi pantalón junto a las bragas mojadas que lleva.
Mis manos están por debajo de su falda corta apretando su trasero, Se separa de mi dejando un hilo de saliva que desprende nuestro beso.
—Quiero follar – sigue moviendo su cuerpo.
—Vas a llegar tarde y me has dicho que estás por hacer un examen
—Pero estoy caliente, Un polvo rápido no le hace nada mal a nadie, angelito
Está vez niego, si no hace un excelente examen puede que pierda.
—Ve y luego hacemos lo que quieras – reniega
—Okey, pero recuerda tus palabras – asiento
Se levanta arreglándose la falda y el labial rojo, las botas alta le quedan encima de las rodillas, la falda a mitad de muslos y un top negro que apenas si sostiene las grandes tetas que tiene.
—Nos vemos más tarde, cielito – me besa de nuevo, luego sale de la habitación.
Tengo tarea que hacer y no tengo ganas de hacerlas, eso de supuestamente estudiar para forense es un poco cansado, luego tengo que ir con Mikey para verificar unos papeles de la pandilla. Kanto Manji está creciendo y pronto se convertirá en una mafia reconocida.
La puerta es tocada y me arreglo el pantalón para que no vean mi erección que no a bajado.
—Haruchiyo – es Senju
—Pasa – hace caso.
Lleva puesto un traje negro, pero los zapatos de un color rosado. Se ve realmente horrible
—¿Podrías prestarme tus zapatos negros? – que fastidio
Me levanto como puedo y se los entrego, me vuelvo a sentar en la cama y ella hace lo mismo a mi lado.
—¿Nuestra hermana ya se ha ido? – asiento – ¿Cómo haces para que todo el tiempo este contigo?
Follarla, hacer todo lo que quiera, cumplir sus caprichos, hacerla correrse más de cinco veces y obedecer en lo que me ordene
