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Haruchiyo Akashi
Sus ojos se ponen brillosos, sus labios se entre abren para decir algo pero no lo hace, yo la miro sin poder creerme la gran idiotez que me acaba de decir.
—Fue... – trata de hablar – Quería tu atención como siempre se la dabas a ella, yo... Intente de todo para llamar tu atención y no lograba nada.
—Nunca te di motivos para que sintieras cosas por mi. Tú y yo si somos hermanos de sangre, somos verdaderos hermanos.
—¡Siempre lo tuve presente.... Pero tú eras tan único entre todos los chicos, siempre me daba curiosidad y intenté desaparecer ese sentimiento, cada que te miraba cuando llegabas de estudiar, tenías mi atención fija en ti!
«Mi corazón empezó alegrarse con tu poca atención, Un día quería regalarte un chocolate y una carta bonita que Hiromi encontró, la rompió diciendo que ni se me ocurriera darte semejante cosa que parecía no apta como hermanos.
—¿Hiromi sabía que estabas enamorada de mi? – asiente
—Ella dijo que no quería que estubiera cerca de ti, inesperadamente pensé que por lo que sentía era malo pero ella.... Ella siempre te miraba con ojos de amor.
—Porque ella y yo nos amamos
—¡Pero yo te amo a ti, joder Haru me gustas como nunca me ha gustado otro chico, no se cómo creció esto pero quiero que... Te quedes conmigo!
Niego, no puede ser, yo no puedo amor a nadie más, no quiero, no seré yo mismo si dejo a Hiromi, no.
—Tomare esto como que nunca dijiste nada, no te quiero cerca... No te quiero cerca de mi.
Ella trata de agarrarme pero me alejo para salir de esta casa, es como un infierno donde los demonios quieren devorarse a lucifer.
Llegó al edificio central de Japón, Mikey me espera y debo ir con él, no puedo ir ahora por Hiromi, Takeomi no dudaría ni siquiera le importaría como lo hice yo al cortarle el rostro.
—Llegas tarde – su voz es tan fría que te eriza la piel de miedo.
—Lo lamento mi Rey – me inclino
Cierro los ojos por un momento, necesito a Hiromi, las manos me tiemblan.
Necesito calmar la ansiedad, ahora que se que no está a mi lado será mi maldito infierno.
