12 | "𝗖𝘂𝗶𝗱𝗮𝘁𝗲, 𝗽𝗲𝗾𝘂𝗲"

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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐝𝐨𝐜𝐞.
“𝐂𝐮𝐢𝐝𝐚𝐭𝐞, 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞”

Pasaron varios días después de todo lo sucedido

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Pasaron varios días después de todo lo sucedido. 

—Oye Made, ven. Acompáñame.— Salió de la nada Carl.

—Carl, tienes un don para asustarme.— recalqué. 

—Lo siento. Ven.— Estrechó su mano para entrelazarla junto a la mía. 

¿Acaso estoy soñando? 

Mientras me llevaba al lugar a donde quería ir, pregunté.

—¿Por qué estamos yendo a la granja? ¿Acaso ahí no está el hombre malo?— 

—¿Hombre malo? Es Randall.— con un tono algo egocéntrico. 

—Oh, así me dijo Glenn que le diga…— confesé. 

Andrea y Shane estaban en la puerta del granero. Carl buscaba una alternativa para entrar. 

—Por aquí.— Empezó a subir hacia el techo. Lo seguí.

Finalmente entramos por una ventana que había. El piso del techo hacía ruido, lo cuál hizo que llamáramos la atención de Randall. 

—Niños. ¡Hey!— Hizo larga la E.

—Ese es un lindo sombrero.— Dijo halagando a Carl. —Y tú tienes una bonita vestimenta.— aclaró refiriéndose a mi vestido de flores. 

Ninguno de los dos les daba algún tipo de información. Sólo lo mirábamos serios. 

—Oye tú, vaquero.— mientras susurraba. —El comisario… ¿Es tu papá?— preguntó. —Me cae bien… Sí… es un buen tipo, me di cuenta.— 

Fruncí las cejas. Sabía que nos quería manipular. 

—Niña… ¿Tú mamá también está aquí?— Casi río al escuchar su pregunta. ¿Cómo le digo que no tengo mamá? 

—Oigan… No sé lo que dicen de mí, pero no es cierto. No hice nada. ¡Lo juro!— Carl empezó a bajar del techo. —Tu padre quiso liberarme hasta que empezó a pelear con él.— contó. 

—¡Oye Carl, no!— susurré bajito para que el hombre no me escuchara. Sin embargo, él bajó igual. 

—En mi campamento tenemos provisiones… Si me ayudan los llevaré a todos a mi campamento.— sonrió psicopatamente. —Los cuidaremos… Estarán seguros.—

Bajé detrás de Carl. Tenía miedo de que el "hombre malo" le hiciera daño. 

—Solo… Solo tienen que ayudarme… Ayúdenme a abrir el candado… Por favor.— Miré a Carl. Él estaba por cumplir las órdenes de Randall. 

Para nuestra suerte, Shane abrió la puerta. Entró junto a Andrea, quién apuntó a Randall mientras el adulto nos sacaba del granero. 

—¿Qué rayos hacían? ¡Podrían haberles hecho daño!—

𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐔𝐋𝐓𝐈𝐌𝐎 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐀𝐏𝐎𝐂𝐀𝐋𝐈𝐏𝐓𝐈𝐂𝐎 | carl grimes.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora