Capítulo 10

16 2 1
                                    

Luego de prometer que no entraría allí, bajamos nuevamente. La lección del día era de defensa. Me llevaron nuevamente al lugar del bosque donde habíamos practicado el día anterior, esta vez sin círculo protector. Empezaron a hablar en voz baja al otro lado de donde habíamos marcado nuestro espacio de entrenamiento y al terminar se dirigieron a mí.

—¿Estás lista? —dijo mi madre— tu escucha atentamente nuestras palabras y piensa en contrarrestarlas, estoy segura de que podrás hacerlo

—¡¿Qué?! No, ¿no me dirán como hacerlo?

—Hija, ¿recuerdas cuando tus manos se incendiaron solas?

—Sí —la miré nerviosa

—Tú no necesitas de los hechizos, solo imagina que es un ataque real y estoy segura de que tu propia mente sabrá qué hacer

No estaba del todo convencida de lo que estaban diciendo, pero asentí. Sabía que podía ser un desastre su idea, pero si ellas confiaban en que supiera que hacer por algo era, después de todo ellas llevaban toda la vida siendo brujas y yo acababa de enterarme.

Cerré mis ojos intentando concentrarme cuando las escuche gritar "Globus Ignis" y una especie de bola de fuego se acercaba rápidamente hacia mí. En mi cabeza pronuncié "Testa Aquae" al mismo tiempo que ponía mi mano frente a mí y un escudo de agua aparecía para protegerme del fuego.

—Wow —estaba impresionada con lo que había hecho— ¿Cómo supe hacer eso?

—Te lo dije hija, tú no necesitas pronunciar en voz alta como nosotras para hacer los hechizos, basta con que los pienses, tu poder es tres veces mayor al nuestro

Mi cara de asombro no se quitaba de mi cara y ellas prosiguieron. Esta vez diciendo "Saggita" y una flecha salía de la mano de mi abuela. Una vez más cerré mis ojos y los volví a abrir concentrando mi mirada en la filosa punta, las palabras que vinieron a mi cabeza fueron "Revertere Ad Illios" y esta se giró volviendo hacia ellas con más fuerza. Se miraron un segundo y cuando la flecha estaba cerca ambas se tiraron al suelo.

Se levantaron riendo y sacudieron su ropa llena de hojas. Solté una pequeña risita nerviosa, en realidad no sabía qué estaba haciendo, pero a ellas les había parecido divertido. De pronto, una voz masculina y ronca apareció en mi cabeza, sabía que solo yo podía escucharla porque ni mi madre ni mi abuela se habían percatado de eso.

—¿Te diviertes linda? —era escalofriante el grave sonido

—¿Quién eres? —pronuncié mentalmente con la esperanza de que solo fuera un mal juego de mi cabeza

—¿No reconoces mi voz? Sé que ha pasado una vida, pero pensé que había sido importante para ti —se notaba decepcionado, pero realmente no tenía ni idea de quien era

—Lo siento, pero no sé quién eres

—Mi nombre es Caleb, ¿no lo reconoces? —miré a la nada pensando, pero no tenía recuerdo alguno con un hombre llamado así

—No, la verdad es que no tengo idea de quien seas —volví a hablar mentalmente

Tan pronto como terminé de decir eso su voz desapareció. En cuanto vi que mi madre y mi abuela dieron por finalizada la lección, subí a mi cuarto. Sentía una gran necesidad de encenderme, así que, sentada en el borde de la cama viendo hacia la ventana, relaje mis músculos y dejé que el fuego saliera de mis manos. Me puse a jugar con él, no sabía cómo, pero había aprendido a controlarlo y podía hacer formas con él.

La primera que se me ocurrió fue un enorme lobo, luego seguí cambiando su forma, logré hacer un dragón e incluso una serpiente. Me estaba comenzando a gustar el poder hacer magia. De tanto divertirme no me había dado cuenta de la hora que era. Ya casi mediodía, nuevamente mi estómago pedía comida a gritos. Bajé a la cocina y allí me encontré con un hermoso joven de rizos dorados y tez blanca. Se veía un poco mayor que yo, muy elegante y serio.

—Basilisa —mi madre habló— él es Caleb, un famoso brujo de Haidar

—¿Tú otra vez? —dije mirándolo extrañada

—¿Otra vez? —repitió mi madre mirándonos confundida

—Él me habló hace un rato

—Lo siento, creí que me reconocerías por mi voz —habló por primera vez

—Ya te dije que no sé quién rayos eres y para ser sincera tu intensidad me está abrumando —solté antes de tomar una manzana del frutero e ir de nuevo a mi habitación

Ese hombre no me daba buena espina, no sabía que era, pero lo rodeaba una energía un poco rara y no para bien. Después de unos minutos alguien golpeaba mi puerta y supuse que sería mi madre buscando una respuesta por lo anterior, pero para mi sorpresa era él.

—¿Qué quieres? —dije con solo unos centímetros de la puerta abierta

—¿Puedo pasar?

—No, dime qué quieres o terminaré cerrando de nuevo —no iba a dejar que ese tipo entrara ni de chiste, no lo conocía de nada

—Quiero hablar contigo sobre quien atormenta a tu entorno en Antara, pero si no quieres, mejor me voy —escucharlo hablar sobre quien yo pensaba era mi hermana y resultaba ser un maldito demonio, me encrespó la piel, abrí la puerta y lo dejé pasar

—¿Qué sabes de Merve? —pregunté con un nudo en la barriga

—Tu madre se contactó conmigo en cuanto se la mencionaste, Lis ella es muy peligrosa, necesitarás mi ayuda para poder vencerla —algo llamó mi atención, su forma de decirme resonó en mi cabeza

—¿Lis? —lo miré con el ceño fruncido

—Perdona, es la costumbre, sé que no me recuerdas, pero te he esperado más de cien años y verte ahora tan linda, tan fuerte, me recuerda a... —se quedó callado como si lo que pasara por su mente le doliera

—¿Cien años? —eso era demasiado tiempo

—Ya, olvídalo, no es momento de esto —me señaló— tienes un problema más grande ahora, esa maldita demonio está cerca de tu novio, planea aprovechar que tú estás aquí para asesinarlo

—Entonces, ¿qué hacemos aquí?, deberíamos ir de inmediato —repliqué ante lo que él decía

—Tú no, te quedarás aquí, ella espera que vayas y así arrastrarte al averno —miró a mis ojos— iré yo

—No quiero quedarme aquí sin hacer nada mientras asesinan a mi futuro esposo, estás loco si piensas eso

—Prometo salvar su vida, pero necesito que te quedes por favor, no quiero volver a perderte en manos de ellos, no lo soportaría, no de nuevo

Me quedé en silencio, no sabía que responderle, no entendía de que estaba hablando. De pronto mi mente se volvió negra y caí desmayada mientras otra visión de mi vida pasada se hacía presente. Ahora tenía claro que aquella mujer que había visto quemarse era yo. En lo que vi estaba Merve y también el joven que con tanta desesperación lloraba al verme morir en el fuego infernal.

Entonces comprendí todo. Él había sido mi esposo cien años atrás. La batalla con Merve y el averno ya había ocurrido una vez, y estaba volviendo a pasar. Entendí la necesidad de protección que Caleb quería darme. Cuando desperté, mis ojos estaban mojados como si hubiera estado llorando y todo mi cuerpo estaba ardiendo. Él, me había acostado en mi cama, sostenía mi mano y me observaba atentamente. Lo abracé llorando y él entendió que había recordado todo lo que había pasado entre nosotros.

—Te amo Lis —acarició mi cara con su suave mano y me dio un fugaz beso en los labios para luego terminar de hablar— prometo cuidarlo y cuidarte a ti, cueste lo que me cueste, estoy dispuesto a dar mi vida por tu felicidad

—Te amo Lis —acarició mi cara con su suave mano y me dio un fugaz beso en los labios para luego terminar de hablar— prometo cuidarlo y cuidarte a ti, cueste lo que me cueste, estoy dispuesto a dar mi vida por tu felicidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Imperio (Trilogía Antara 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora