Tras cruzar las puertas que me llevarían al mismísimo infierno, el camino de tornó despiadado y doloroso. La ardiente temperatura del lugar con cada paso que daba se volvía más insoportable, era como quemarme viva.
Respiré profundo y continué caminando sin desviarme de mi objetivo. El calor iba disminuyendo cuando otras puertas enormes de oro aparecieron frente a mí. Un espeluznante guardia me detuvo cuando posé mi mano para abrirlas.
—¿Quién eres? No se permiten visitas —dijo desprecio
—Vengo a ver a Lucifer —le mencioné con la misma expresión que había recibido de su parte
—El señor no habla con simples brujas mundanas
—Le aseguro que con esta si lo hará —comenzaba a molestarme su actitud pedante— dígale que Basilisa hija de Asmodeo está aquí
—Señorita, perdóneme, no sabía que usted era...—dejó la frase a la mitad y se arrodilló frente a mí
—Llévame con tu señor, no estoy de humor para reverencias
Tal y como le ordené, me escoltó hasta un gran despacho donde un elegante y guapo hombre estaba sentado en una enorme silla de terciopelo rojo con labrados en oro. Agradecí al guardia mientras este cerraba la puerta dejándome a solas con el actual Rey del averno.
—Niña, ya te estabas tardando demasiado, hace semanas que espero tu visita
—¿Perdona? —no entendía por qué me estaba esperando realmente
—Cuando envié a mi sirviente a advertirte esperaba verte ese mismo día aquí suplicándome que lo detuviera
—No he venido para eso —suspiré cansada por tanta prepotencia masculina, era agotador tener que seguir soportando hombres que creían que sin ellos no podíamos hacer nada y éramos presas fáciles— de hecho ya no sé a qué he venido —me estaba a punto de retirar cuando me tomó del brazo
—Lo siento, no quise ser déspota contigo, dime qué necesitas, habrás venido por algo
—Quería tu ayuda para parar la guerra antes de que comience pero ya veo que contigo no puedo contar
—¿Por qué lo dices?
—Porque si quisieras ayudar ya lo habrías hecho, después de todo Azazel y Merve son tus discípulos ¿no?
—Ellos hace mucho que no responden a mis órdenes Basilisa —su respuesta parecía sincera— eso sin contar con que estoy perdiendo gran parte de mis poderes
—¿Tus poderes? ¿Puedes perderlos acaso?
—Sí, cuando un nuevo heredero se hace presente mis poderes disminuyen hasta que ya no quede nada más que un simple hombre mortal —apartó su mirada al suelo
—¿O sea que es mi culpa que te esté pasando eso? —sabía que tarde o temprano debería tomar su lugar pero tampoco quería arruinarlo por completo
—Así es, pero no te preocupes por mí —hizo un pequeño silencio y continuó hablando— tu tía ya me ha pedido un ejército que los apoye en la guerra, no puedo hacer que Azazel pare pero contarán con mi apoyo siempre y cuando cumplas tu promesa
—¿Promesa? —¿qué promesa? ¿qué le había dicho mi tía?— no sé de qué me hablas
—Cuando ella estuvo aquí me dijo que estabas dispuesta a casarte conmigo cuando esto termine y compartir el poder del infierno
Al escucharlo me invadió el pánico, le había prometido algo que ni siquiera discutió conmigo. Me temía las represalias que recibiríamos si no cumplía con eso, cosa que no iba a hacer, Andy estaba esperándome y no lo traicionaría.
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Imperio (Trilogía Antara 2)
Fiksi RemajaTras su recuperación, Basilisa deberá seguir luchando por su reino, nuevos enemigos amenazan con derrotar a la joven Reina de Antara, aunque en esta nueva batalla no estará sola. Poderes que crecen y reencuentros mágicos que la harán tomar difíciles...