𝘽𝙪𝙩𝙩𝙚𝙧𝙛𝙡𝙞𝙚𝙨 | Harry J. Potter [PAUSADA]

𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐰𝐞𝐥𝐯𝐞

El frío de la noche golpeó a Kira a penas bajó del tren entre empujones y codazos, accidentalmente Ron le dió un codazo a Harry. Un grupo abarrotado de niños de primer año confundidos y completamente desorientados murmuraban entre ellos miedosos, nerviosos e inclusive desconfiados. El trío se miraron entre ellos confundidos hacia dónde tenían que ir pero una lámpara alumbró por lo alto.

- ¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí! - exclamó un hombre barbudo y extremadamente alto, el cual Kira reconoció como Hagrid. Los merodeadores siempre solían hablar del amigable guardabosques.

- Si que es alto. - se asombró Harry, los otros dos asintieron mientras miraban al guardabosques. - Papá no mentía.

- Vengan, siganme... ¿Hay más de primer año? Miren bien dónde pisan. ¡Los de primer año, siganme! - siguió gritando intentando que el grupo de niños lo sigan.

El grupo de niños lo siguió con torpeza a través de un sendero oscuro. Casi nadie hablaba excepto por algunos murmuros de niños mimados quejándose por el lodo del lugar, entre ellos se encontraba Draco el primo segundo de Kira.
En algún momento por los nervios Kira agarró la mano de Harry, que se encontraba a su lado, este no dijo nada y le dió un apretón demostrando que también estaba nervioso.

- En un segundo, tendran la primera visión de Hogwarts - exclamó Hagrid por encima del hombro -, justo al doblar esta curva.

Se escuchó un fuerte sonido de asombro, un enorme castillo se asomaba entre las montañas, era precioso bajo el cielo estrellado. Tenía torres pequeñas y grandes con las ventanas iluminadas que daban una sensación cálida.

- Es hermoso. - murmuró Kira con los ojos brillantes. Harry asintió mirando con ilusión el castillo frente a él.

- ¡No más de cuatro por bote! - gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Harry, Ron y Kira subieron a uno, seguidos por una niña rubia.

- El calamar gigante debe estar aquí. - dijo Harry tocando el agua.

- No lo toques. - Kira le apartó la mano con rapidez mientras lo miraba alarmada.

- ¿Todos han subido? - continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo - ¡Vamos! ¡ADELANTE!

Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. Todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre sus cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía.

- ¡Bajen las cabezas! - exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco.

Todos agacharon la cabeza y los botecitos los llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco. Fueron por un túnel oscuro que parecía conducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros. Luego subieron por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un césped suave y húmedo, a la sombra del castillo.
Subieron por unos escalones de piedra y se reunieron ante la gran puerta de roble.

- ¿Están todos? - preguntó Hagrid levantando un gigantesco puño y llamó tres veces a la puerta del castillo.

La puerta se abrió y mostró a una bruja alta, de cabello negro y túnica esmeralda. Tenía un rostro severo. «¡Es Minnie!» pensó Kira mientras tenía una sonrisa juguetona, Harry que también reconoció a la profesora vio que esa sonrisa no prometía nada bueno, con ese pensamiento también sonrió en grande.

- Los de primer año, profesora McGonagall. - dijo Hagrid.

- Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí.