𝐒 𝐄 𝐈 𝐒

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Pedri

Al día siguiente desperté como anhelaba, con Malcom corriendo por la sala. Maya lo regañaba porque estaba haciendo mucho ruido, yo me quede ahí sonriendo como tonto.

Sí algún día la vida me permite tener hijos, me encantaría que fueran como Malcom. El niño con una sonrisa me iluminaba mi día, lo quería muchísimo.

-Mamá Pedri ya se despertó- Le informó.

El pequeño se aventó encima mío mientras me abrazaba.

-Buenos días Pepi- Saludo el.

No mucha gente me decía así, solo mi familia y Pablo, y ahora también el.

-Buenos días pequeño, ¿como amaneciste?- Pregunté mientras sacudía su pelo.

-Feliz de tenerte aquí- Dijo todavía abrazándome.

-Malcom, bájate de el- Su madre lo reto mientras lo quitaba de encima mío.

-Está bien, no me molesta- Comenté.

Me paré y me puse mis tenis, la castaña había entrado a la cocina seguida de su hijo. Me acerqué a ella y la saludé.

-Buenos días Maya- Le dije mientras le dejaba un beso en su cabeza.

Ella volteó y me regaló una sonrisa, ¿ya había mencionado lo mucho que adoro su sonrisa? Era muy linda, que bueno que no la arruine con el balonazo.

-Buenos días canario- Saludó ella.

La ayude a terminar el desayuno, ella hizo las tortitas y yo hice huevito revuelto, primero comió Malcom y después Maya y yo.

El entrenamiento de hoy sería más tarde, así que quise pasar todo el día con los Mendoza, me gustaba pasar tiempo con ellos, me hacían sentir bien.

Maya
Ha pasado un mes desde mi accidente, ya estoy mejor. Hoy iría al trabajo otra vez, le escribí ayer a mi jefa pero ella no respondió. Así que decidí ir a mi horario normal.

Lleve a Malcom conmigo, primero lo dejé en la guardería de mi trabajo y después fui a registrarme. Busque mi nombre en el registro y no estaba, probablemente sería un error así que fui a la barra para ver si ahí estaba mi jefa.

Cuando estuve frente a la barraba vi a una chica nueva, me acerqué y la saludé.

-¡Hola! Oye ¿sabes donde está Vanessa?- Pregunté por mi jefa.

-Sí, está en la cocina con Jordan- Informo ella.

Le di una sonrisa de lado y me dirijo a la cocina en busca de Vanessa, cuando la vi me acerqué a ella.

-Hola, ya volví. Anoche te escribí, pero no viste mi mensaje- Le dije.

-Oh, sí lo vi linda, solo que ya no te respondí porque ya encontré a otra- Dijo ella sin interés.

Me quede parada en mi lugar, ¿Tenía a otra? Sentí que la sangre se me bajo hasta los pies, no podía perder este trabajo.

-Pe-pero ¿cómo? Dijiste que sin problema podía tomar reposo- Pregunté.

-Sí, pero necesitaba a alguien y esta chica te súpero, así que se queda. Suerte en ma vida- Dijo mientras se iba.

Yo no supe que hacer, mi ojos ardían, quería llorar de la impotencia. No podía estar haciéndome esto, ella sabía que tenía muchas necesidades y no le importo.

Convertí mi tristeza en enojo, salí de la cocina en busca de mi hijo. Una vez que ya lo tenía tomamos camino a casa, al llegar le dejé sopa a Malcom para que comiera y me encerré en el baño.

Llevaba encerrada una hora ya, mis ojos no dejaban de gotear. Me sentía miserable, de por sí se me dificultaba respirar, ahora con mocos mucho menos podía.

Escuché a lo lejos el timbre sonar, lo ignoré, estaba tan encerrada en mi que no me di cuenta que alguien tocaba a la puerta del baño.

-Lleva mucho encerrada ahí, tengo miedo- Escuché a mi hijo decir.

-Maya, ¿estás bien? Por favor abre linda- Me pidió Pedri del otro lado de la puerta.

Yo no dije nada, no quería que me viera así, me veía terrible. Ignore a llegar español que tocaba a la puerta ya con desesperación.

De un momento a otro me sentía mal, sentía mucho miedo, tenía taquicardia y mucho sudor, las náuseas me estaban matando y mi respiración no era normal. Sentí que mi pecho se hundía y me dio escalofríos, me costaba tomar aire.

Me asuste mucho, mi vista se empezó a nublar, estaba a punto de desmayarme. Pedri forjó la puerta y entró, al verme en ese estado corrió hacia a mi y me tomo en sus brazos.

-Maya, Maya tranquila. Estoy aquí- Dijo el tomándome de la cara mientras la acariciaba.

-No. Puedo. Respirar- Le dije con dificultad.

-Necesito que te calmes linda, estás teniendo un ataque de pánico. Intenta respirar de manera lenta pero profunda- Me ordenó el.

Hice lo que me pidió, intentaba respirar lento, me costaba mucho y más por lo de mi nariz. No se cuanto dure ahí, pero pude sentirme mejor.

En cuanto me sentí mejor Pedri pareció notarlo, con fuerza el me dio un abrazo.

-No hagas eso, casi me da un infarto. Maya cuando te sientas mal márcame, no me interesa si estoy ocupado o no, estaré contigo- Dijo el todavía abrazándome.

Cuando me voltee vi a mi pequeño muy asustado en la puerta, me separé de Pedri y me acerqué a mi hijo y lo abracé. Le pedí perdón por lo que vio, el solo me abrazo fuerte y lloro.

 Le pedí perdón por lo que vio, el solo me abrazo fuerte y lloro

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¿Quieren que sigan así, o que vayan más lentos? Los leo <3
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COINCIDENCIA|ᵖᵉᵈʳⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora