𝐎 𝐍 𝐂 𝐄

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Maya

Malcom y yo habíamos ido a inscribirlo al kínder, no quería que el entrará al colegio, me dolería admitir que ya estaba creciendo. Quería que estuviera chiquito por siempre y que nunca se fuera.

Era egoísta de mi parte pensar eso, pero mi niño era mi todo, no quería soltarlo. Por otro lado Malcom estaba muy feliz por ir a la escuela, decía que quería tener amigos y aprender.

A pesar de que mi hijo tenía solo tres años, era muy listo. Ya sabía escribir y leer, y le gustaba mucho aprender cosas nuevas, por eso ama ver Caillou. Desde el año supo hacer muchas cosas, era más listo que los niños de su edad, y eso me enorgullecía.

Pedri vendría en la tarde noche, yo estaba feliz. Ahora eramos pareja, cuando se lo dije a Malcom él se puso feliz y me dijo que amaba que Pepi fuera su papá ahora, sentía bonito que mi pequeño demonio quisiera al español como su padre.

-Mamá, ¿podemos ir a comprar mis cosas para la escuela?- Pregunto mi bebé.

-Pero amor, todavía faltan 2 meses para que entres- Le informé.

-No importa, anda mami ¿sí?- Volvió a insistir el juntando las manos y haciendo cara de perrito regañado.

Suspiré, me encantaría ir, pero no tenía el dinero suficiente para para comprarle las cosas. Debía conseguir un trabajo sí o sí, no podía seguir dependiendo de mi novio, no quería seguir haciéndolo.

-Pero hoy vendrá Pepi, y tenemos que preparar de comer- Le dije.

El solo asintió y dijo que iría que a recoger sus juguetes para que el canario viera linda la casa, el se fue y yo me quede en la cocina preparando croquetas, sabía que Pedri las adoraba, y más las de su mamá.

Que por cierto la había conocido en la final, sus padres eran muy lindos y amables, y ni hablar de lo mucho que amaron a mi hijo, pero en especial Fer, hizo una gran conexión con él.

Sentía ese cosquilleo en la tripa cada vez que sabía que vería a mi canario, el tenía ese efecto en mi. Adoraba verle y pasar el tiempo con el, le agradecía eternamente a la vida por ponerlo en mi camino, ese hombre vale mucho.

Termine la comida una hora después, la casa estaba limpia y Malcom ya se había bañando y todo. Yo me metí a ducharme también y estar lista para cuando viniera.

Esperamos a Pedri en la sala mientras veíamos una película, específicamente Shrek nuestra favorita de siempre. Yo amaba esas películas porque me hacían recordar a mi madre, ella imitaba muy bien al burro.

En pensar en mi madre hizo que un nudo se hiciera en mi garganta, ahora que soy mamá también me he dado cuenta de tantos sacrificios que ella hizo por mi y yo nunca lo noté. Extrañaba mucho a mis padres, extrañaba verlos y abrazarlos, escuchar los "bonjour les jours" de mi padre.

El timbre me saco de mis pensamientos, me paré para ir a abrir, pero mi pequeño se me había adelantado.

Pedri

Ya había llegado a casa de mi novia, mi hermano me acompañó, dijo que quería ver a Malcom. Ellos dos desde el momento uno hicieron clic y eso me gusto, mi familia los adoraba.

-Papi- Grito el pequeño para darme un abrazo.

Mi corazón se paró, ¿me había llamado papi? Joder, no sabía que hacer, estaba en un estado de shock. Al Maya oírlo lo volteó a ver y luego a mi.

-¡Malcom!- Reto ella.

-Pepi, Pepi perdón. Me equivoqué- Corrigió el niño.

-¡Campeón! Hola- saludo Fer detrás mío.

COINCIDENCIA|ᵖᵉᵈʳⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora