17

4.9K 690 594
                                    

ADVERTENCIA DE CONTENIDO: mención de muerte y más temas sensibles. Si estás en un punto bajo, te recomiendo no leer este capítulo. Por favor, tu salud va primero. Tqm.

***

No hubo una historia inmediata como Quackity pensó que habría. En vez de eso Luzu bajó su mirada a sus brazos, cambiando su expresión a preocupación en un segundo.

—¿Qué te pasó? —la poca lejanía entre ellos le permitió sostener sus brazos, inspeccionando el vendaje descuidado que los rodeaba—. Quackity...

—No es nada. Estoy-

La mirada del alcalde subió de regreso a sus ojos, como si un silencioso "no termines esa frase" se hubiera dirigido por completo a él. Quackity se quedó en silencio de inmediato y Luzu volvió a mirar el vendaje.

Hubo un silencio mientras Quackity miraba alrededor, tratando de ignorar la mirada molesta de Luzu sobre sus heridas. Eventualmente Luzu lo soltó.

—Siéntate, voy a curarte eso.

No lo dejó responder y solo abandonó la habitación, por lo que no le quedó más remedio que obedecer y sentarse sobre la cama. Miró sus brazos y las pequeñas marcas de sangre en las vendas e intentó convencerse de que no era tan malo.

Bueno, se aseguraría de no decir eso mientras Luzu estuviera presente.

El alcalde volvió con vendas, ungüento y un antiséptico. Quackity vio con una expresión nerviosa como el maldito alcalde de Karmaland se arrodillaba frente a él para comenzar a quitar las viejas vendas y poder curar sus heridas.

Silencio nuevamente. Quackity se quejó un poco mientras Luzu desinfectaba los cortes; dos en su antebrazo derecho y uno en el izquierdo. Por supuesto, se aseguró que ninguno fuera muy profundo y contrario a lo que Quackity pensó, se sostuvo de mirarlo con reproche o algo parecido.

No fue hasta que comenzó a vendar sus brazos con el ceño fruncido que Quackity decidió hablarle.

—¿Luzu? —llamó su atención, y tan pronto el chico lo miró nuevamente, continuó —. ¿Ibas a contarme...?

—Oh —murmuró, la realización cayendo en su expresión—. Sí...umm, bien...

Se tardó un poco, como si estuviera organizando sus ideas. Colocó la venda en su brazo izquierdo y soltó un suspiro.

—Cuando...cuando mis padres murieron, yo era joven. No sé tenía...17 o 18 años, y cada cosa que intenté para ponerme de vuelta en mis pies... el pueblo me despreció.

Comenzó a vendar el brazo derecho de Quackity, demasiado perdido en los recuerdos.

—Me trataban como un inútil y...bueno, yo no conocía a nadie —una sonrisa melancólica apareció en sus labios—. Y luego me tope a un chico. Era...tan agradable y amable con todos, no podía creer que el pueblo solo lo pisoteara.

La expresión de Luzu era molesta, y aunque Quackity tenía mil preguntas, sabía que el silencio era su mejor aliado ahora. Luzu al fin se estaba abriendo con él.

—Su madre estaba enferma, la cantidad de veces que le negaron ayuda es...ridícula —murmuró con clara molestia—. Decían que su familia era rara y estaba llena de fenómenos y nadie quería ayudarlos. Le dije muchas veces que podíamos irnos, buscar ayuda para su madre, pero nunca quiso arriesgarse. Tenía miedo de que...ella no soportara el camino y...no importa cuantas veces lo intenté, jamás cambió de opinión.

Su mirada se perdió un segundo, terminando con el vendaje y dejando el brazo de Quackity.

—Recuerdo una vez que salió por plantas...las cosas que necesitaba para las medicinas de su madre, y regresó con rasguños y la ropa mojada... —apretó su puño con impotencia frente a su boca conteniendo un sollozo—. Lo tiraron al río sin...puta razón alguna. Todo por que este puto pueblo de mierda asumió que... —sin poder evitarlo su voz se quebró, obligandolo a ocultar su rostro en sus manos—... no sé...

A Sus Pies {Luckity}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora