Epílogo

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Hemos vuelto

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Hemos vuelto.

Sin muchos rodeos, Dave solo acató la orden, encendió el motor y comenzó a manejar. No pude despedirme de mamá. O de Gemma. Solo las volví a dejar. Y todo el camino estuvimos en silencio. Allec ni siquiera se atrevió a preguntarme qué ocurrió a través de nuestro vínculo.

Jason parecía perturbado. Cómo si al verme tocar la foto hubiera hecho algún tipo de conexión que antes no había podido hacer y ni quisiera hablar de ello hasta estar seguro de que lo que piensa es real o no lo es.

Abalev quiso respuestas, pero no pudimos darle mucho más que lo que podríamos haber deducido sin haber salido del bosque. No estaba muy contento, pero dijo que hablaría con Hama para asegurarse de que Jason le hubiera comentado lo que piensa.

De seguro el sabrá mucho más que nosotros en un par de horas. Yo, me estaba carcomiendo la cabeza. ¿Qué es lo que habrá visto que no ha querido contárnoslo de camino al bosque?

¿Habría sido tan grave como para hablar primero con la líder de su clan? ¿Seré yo? ¿Habrá descubierto qué soy? Si fuese así, ¿será un problema? Y si es que es un problema, ¿pone a todos en peligro? ¿Harán que me asesinen por ello?

No me despedí de mamá. Ni de Gemma. Allec. Allec no querrá volver a acercarse a mí. Tampoco lo dejarán.

Paseo de un lado al otro, en la sala de estar de los hermanos Hayden, incapaz de quedarme quieta. Toda la familia había desaparecido en la oficina de Abalev junto con Jason y Hama, cuando estos dos llegaron hace un par de horas. Llevaban un buen tiempo dentro.

El silencio de la casa me agobiaba aún más.

—Si sigues así, vas a comenzar a hacer un surco en el suelo, cariño. — Jordan comentó, intentando sonar gracioso, pero lo cierto es que, hasta eso se sentía forzado.

—¿Y si me acerco a husmear? Solo un poquito. — ignoré su comentario, intentando buscar ideas que me hagan obtener información más rápido.

—Te van a oler cerca y se detendrán. — negó y se recostó en el sillón, colocando sus antebrazos detrás de su cabeza.

Malditos vampiros y su olfato absoluto.

«¿Cuánto les falta?» — intenté enviarle la pregunta a Allec, pero no sabía si lo hacía de lo forma correcta o si funcionaba solo cuando estamos en la misma habitación, o si me estaba ignorando. Bufé con fuerza.

—Okey, de acuerdo, ven aquí. —se sentó nuevamente y palmeó el lugar libre a su lado en el sillón. Solo por esta vez, y por la confianza que me ha demostrado estos últimos días, decidí hacerle caso. Me desplomé junto a él. Desganada. —Dime qué ocurre dentro de tu cabeza, veo humo saliendo de allí.

Comencé a negar.

— No sé si tengo una explicación. —musité. —Pero, podría decir que, lo que más me preocupa, es que descubran que soy realmente peligrosa y decidan que lo mejor que pueden hacer es...

Me pertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora