Capítulo 4

3 1 0
                                    

— ¿Cómo que dos noches más? — exclamé, horrorizada — Gemma, tengo apuntes que repasar, textos que leer, no puedo dejar todo en la nada.

Tiré las ramas y trozos de tronco que habíamos juntado durante nuestra inspección de los alrededores junto a la fogata y la miré con reproche.

Parte de ello era cierto. Por la otra parte, el sol del nuevo día estaba cayendo y mi inherente necesidad de salir de este demoníaco círculo me estaba agobiando. La intranquilidad que me daba el saber que lo que había pasado la noche anterior vuelva a ocurrir me causaba escalofríos.

Sin embargo, a ninguno de mis dos compañeros les había ocurrido situaciones extrañas o fuera de lo normal así que querían quedarse no una, sino dos noches más, para darle una oportunidad a este lugar de no ser un completo y total fracaso.

Y yo, que necesitaba salir de aquí no diría nada de lo que me había sucedido, de lo contrario, Gemma insistiría en quedarse una semana. Eso no podía pasar de ninguna manera.

—Vas adelantada en todas tus clases, Elizabeth. — me reprochó como si eso fuera algo malo —No puedes ser más cínica.

— Situación que preferiría mantener así. — continué quejándome.

Raymond se encontraba callado, enfocado en la construcción de la fogata. Parecía una ciencia.

—Por favor díganme que no cenaremos sardinas. —cambió de tema, llevaba una expresión pensante — Como de esas dos veces al año y ya hemos llenado esos cupos.

Gemma se encogió de hombros.

—Tenemos para hacer S'mores.

—¡Sí! —festejó.

El rato se pasó volando y la noche llegó en un abrir y cerrar de ojos. Algo dentro de mi decía que debía estar alerta.

Como la noche anterior, nos enfrascamos en conversaciones que no tenían nada que ver acerca del mundo real, como cuál era la serie que nos encontrábamos viendo, cuál teníamos en pausa a falta de tiempo o ganas y cuales teníamos en nuestras listas y porqué nunca salían de allí.

Originalmente, el plan de Gemma no hubiese estado tan mal sin en lugar de planearlo sola y de sorpresa, me hubiese incluido.

Es cierto que me hubiese rehusado de todas las maneras posibles a esto del campamento, pero creo que hay potencial de hacer algo diferente con más preparación. Algo que no incluya dormir en el suelo y que definitivamente no incluya alucinaciones.

Lo que me llevaba a pensar con detenimiento en lo que había sucedido esta madrugada. Yo jamás en mi vida había alucinado. Siempre me había mantenido real, auténtica, con los pies bien pegados a la tierra. El tiempo y espacio eran indispensables para mí.

Lo que me llevaba a recordar las causas de las alucinaciones; drogas, o enfermedades como la esquizofrenia. Estaba segurísima de que no era el caso de ninguna de las dos.

Drogas no consumo, enferma no estoy. Me había realizado chequeos en el último mes y estaba tan sana como un bebé recién nacido.

Había algo que no cuadraba, y una parte de mi ser desconocía la situación y quería salir corriendo lo más rápido que podía a el lugar más lejano que encuentre. Y la otra... se sentía más viva que antes. Como si lo sucedido no fuera más que una simple demostración de un suceso glorioso e intrigante, esta parte de mi ser quería saber más. Quería que sucediera más.

Y de alguna manera, estaba pudiendo convencer a la otra parte de que no esa yo, sino que había algo que había que descubrir.

«Satisfacer la curiosidad es la psicología positiva que tonifica y contribuye al desarrollo del ser humano» —recordé un fragmento de libro.

Me pertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora