Después de ti...

10 2 0
                                    


 Capitulo 12

ÁNGEL

Las cosas se habían puesto divertidas, era tan fácil levantarla del suelo, esta chica no pesaba nada.

_Eres bastante dura. Le dije después de que se libró de mi agarre. _Tu no, puedo darte pelea sin problemas. No esperaba menos de ella, la mire sonriendo, esta chica me va a volver loco. _Con que eso crees... si quisiera podría tumbarte en un solo segundo. Ella bien sabía que tenía razón le sacaba como tres cabezas de altura. _Pelea conmigo. _ ¿El que? Dije riéndome, siempre está sorprendiéndome. _Hablo enserio, si tan machito te crees, una pelea, solo una... el que de él primer golpe gana. ¿Tienes otro juego de guantes? ¿O qué? ¿Tienes miedo? Dijo ella y sentí como algo en mi se encendió, sabía perfectamente lo que estaba haciendo, eso de usar psicología con las palabras ya me lo sabía, pero se estaba poniendo muy pesada al decir que tenía miedo así que ignore a mí me mente. _Si eso es lo que quieres. Fuimos de nuevo hacia mi habitación y fui directo a un mueble que tenía alado de la puerta, este tenía un cajón que dentro tenía una caja azul que estaba guardando para un momento especial, en realidad compre este juego de guantes hace años pensando en Mía, creyendo que algún día nos íbamos a volver a ver y volveríamos a pelear como cuando éramos niños, pero al pasar de los años ese deseo se fue alejando cada vez más, entonces empecé a entrenar por mi cuenta, por eso uno de los juegos está intacto, a Daniela también le gustaba, pero jamás le mostré esta caja, Layla era diferente y tenía ganas de enseñarle esto a ella. _ ¿Estás lista? Dije tirando el juego de guantes para que los atrape. _ ¿No los has usado nunca? _No, siéntete especial, eres la primera. Dije respirando cada palabra si, ese momento estaba siendo especial. _Y seré la última porque voy a darte una paliza tan grande que te dará vergüenza volver a ponerte los guantes. Dijo chocando sus puños mirándome con un brillo en los ojos que realmente me causo electricidad en todo el cuerpo, toda ella me gustaba, como contestaba, su manera segura de ser, su manera de actuar y que le encantaba la competencia tanto como a mí. _Muy segura veo, vamos empieza tu. Le dije con una sonrisa divertida, sabía que se molestaría. _ ¿Me vas a dar ventaja por ser mujer? _Alguna ventaja tienes que tener. Le dije mirándola con el mismo brillo en los ojos y a este punto no se si es excitación o el deseo de competir _Muy bien, pero después no te arrepientas. Dijo ella, entonces empezamos, en ningún momento apartamos la mirada del otro, es como si supiera lo que estaba haciendo, y no sabía si era por lo confiada que era o porque había practicado boxeo en algún momento, le tire un puño a ver que hacía, es rápida, logro esquivarlo con un movimiento de cintura perfecto, empezamos a dar vuelta en círculos ninguno de los dos parecía marearse, entonces ella empezó a contraatacar, izquierda, derecha, izquierda, derecha, un suspiro salió de su boca y reconocí de inmediato esa jugada que hace años no veía, izquierda, derecha... ahí viene, esquive su golpe en el abdomen y bloquee su mano derecha, la misma jugada, solo que después de tantos años practicándola para impresionarla y ganarle, este era el momento tenía que darle un puño para ganar, pero mi cuerpo se quedó totalmente paralizado, note algo en sus ojos, parecía miedo, pero no creo que eso fuera lo que vi, ella también se me quedo mirando, me acuerdo perfectamente de esa jugada, siempre caía en la misma por no prestar atención a los movimientos, me concentraba en ver como ella se movía, era tan linda y siempre me terminaba golpeando. Después de separarnos como si de una película se tratara vinieron a mi todo tipo de recuerdos entre ellos ese uno de mis favoritos, memorice la jugada y la practique todas las veces que pude para el día de mañana sorprenderla, pero eso nunca paso y ahora delante de mí tengo a Layla que se quedó tan congelada como yo al ver como bloquee su jugada y eso me pareció muy raro. ¿Dónde aprendiste hacer eso? ¿Ya habías boxeado? _ ¿Qué te creías? ¿Qué iba a enfrentarte sin saber boxear? ¡Estás loco! Dijo riendo, aunque también un poco molesta y nerviosa. _Así cualquiera. Dije sin dar crédito a mis palabras al momento de decirlas. _ ¡Claro! Porque si no hubiera sabido me hubieras dado una paliza, así no funciona. _Si claro que sí. Dije riendo al ver su cara de enojo, solo voy a ignorar lo que acaba de pasar, tengo que dejar de pensar en Mía, no creo que pueda olvidarla, pero esconderla al menos o darme la oportunidad de ser feliz.

Mamá había vuelto y nos quedamos comiendo helado hasta muy tarde la pequeña se quedó dormida en el sillón, yo fui a acompañar a Layla a su casa que también parecía estar agotada. _Bueno, buenas noches. _Buenas noches. Contesto ella de mala gana. _ ¿Qué es lo que te sucede? _Nada. Dijo ella seca. _Vamos, dime. _No me pasa nada, no vayas hacerme caso, estoy agotada y la he pasado hermoso, gracias por invitarme. _Bueno, mañana veremos que sale. _Si claro. Dijo ella volteando para meterse adentro, pero la detuve. Mi miro esperando a ver que hacía, me acerque a ella y le susurre al oído. _Buenas noches... y bese su mejilla con ternura deseando que fueran sus labios, irónico, ¿verdad? Deseo que sean sus labios, pero aun así no la beso. Ella pareció estremecerse por mi contacto, pero al menos logre hacerla sonreír. _Buenas noches. Dijo ella y cerró la puerta, no sé si esperaba algo más, pero yo sí, yo si espera más, pero no entiendo porque mi cuerpo se frenaba siempre que intentaba algo. Entre a casa frustrado y tome el pote de helado sentándome en la silla alado de la mesa. _ ¿Qué es lo que te pasa hijo? Miré a mi madre y sentí que realmente necesitaba un consejo, pero ¿cómo se lo pedía? _Es Layla ¿verdad? _ ¿Como...? Dije dudando y un poco desconcertado de que ella supiera lo que pasaba._No olvides que soy tu madre y conozco muy bien a mi hijo. ¿Cuál es el problema? _Es que no lose, si yo supiera sería tan fácil de explicar. _Supongo que una vez que asumas tus sentimientos por ella vas a poder entenderlo y luego explicarlo, es que se te nota tanto. _ ¿El que? _Es que miras a Layla como si fuera ese deseo que le pedías de niño a una estrella fugaz. _ ¿Y porque no puedo? ¿Porque no puedo decirle lo que siento? ¿porque es tan difícil decir esto en voz alta? La miro y siento que estoy en casa, que estoy seguro, pero hay algo que no me encaja y eso es lo que me frena. _Pero si tú no te das la oportunidad de dejarte llevar por tus sentimientos tampoco vas a descubrir que es lo que no encaja, Ángel no puedes vivir con miedo al amor, muchas personas lo han intentado y nadie lo ha conseguido. _Pero ¿cómo voy a entender mis sentimientos si ni siquiera puedo besarla? _No apresures las cosas, vas a sentir cuando sea el momento adecuado de hacerlo, tal vez es porque la conoces hace poco. _Es como si la conociera de toda la vida mamá es algo frustrante. _Tranquilo, solo ve más despacio y deja que las cosas se den, ya no te frenes, no frenes al corazón amor, que ese es el único que siempre tiene la razón, él no se equivoca. _Tienes razón mamá, ya no voy a forzar más las cosas, aunque sean en mi mente.

Mi madre me dio un beso en la cabeza y se fue a dormir, los consejos de mamá siempre van hacer los mejores no importa si tengo 5 o 50 años, mamá siempre va a estar para escucharme y tener esa charla comiendo helado fue un momento que voy atesorar hasta el día en que muera, se siente tan bien, ahora me siento un poco más liberado, no sé si por el hecho de haberlo contado o porque mamá ya lo sabía y tenía las palabras adecuadas para mí.

Los siguientes días pasaron volando ya había pasado un mes desde que Layla llego a mi vida, seguí el consejo de mamá y ya no volví a presionar las cosas, con Layla nos vimos todos y cada uno de esos días, la lleve a conocer más a fondo Tandil, solo nos faltaba el viaje en tren, habíamos ido a muchas plazas que habían allí, la pasamos muy bien, no tuvimos ningún otro encuentro y tampoco hablamos de ello, solo me dedique a ser feliz estando con ella, las ganas de besarla y abrazarla me consumían, realmente era agotador aguantar ese tipo de ganas, pero ya no iba a forzar nada, aunque si vamos al caso ninguno de los intentos de besos que tuvimos fue forzado, pero si frenado, así que solo dejemos las cosas así, Layla era increíble cada día que pasaba la conocía más y más me gustaba, hablábamos de cualquier cosa y nos reíamos de todo, esa misma noche íbamos a salir y me estaba preparando para ir a buscarla. Habíamos descubierto una discoteca esta se llamaba Y QUE, y parecía una casa, pero era enorme, decidimos que ese era el siguiente lugar a donde queríamos ir, iríamos ahí a probar distintos tragos con nombres extraños y eso iba hacer divertido. 

Después de ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora