Las crónicas de Eloshem: En busca de mi padre

Capítulo 4: Bajo tierra

Akil había salió de Chacauh-Ani ya hace algunas cuantas horas, aún tenía la luz solar al igual que una fuerte temperatura rodeándolo, lo típico. Ya se había hecho una idea de que no había otra opción que soportar, no había otro modo.

—¿Cuál es la dirección?—preguntó Cody

—Al Noroeste

—Ya veo, entraremos al desierto profundo

—¿Enserio?—dijo Akil desalentadoramente

—Definitivamente, es la parte del Desierto Lin donde lo único que verás serán dunas y más dunas, algunas pequeñas y algunas del tamaño de una colina

—Genial—dijo con un tono de sarcasmo—al menos tenemos un caballo

El Desierto Lin abarcaba un territorio de 50,000 km2 cuadrados y 20,000 de eso kilómetros los ocupaba la región del desierto profundo, o coloquialmente llamada: "Las dunas de azúcar", por su color; en Linista es llamada: "Sanud ragus" y la traducción más fiel seria: "Dunas azucaradas".

El nombre del desierto profundo no lo había obtenido por simple capricho de los habitantes del desierto. Al momento de que Akil entró al territorio, le quedó bien claro como el nombre de "Dunas de azúcar", no era en vano. Gracias a la cooperación de los rayos solares y los casi infinitos granos de arena, las dunas cobraban ese color que transformaba el terreno exactamente como su nombre lo pronunciaba, "Azúcar". El solo hecho de presenciar las centenares dunas, sumando el hecho de que parecían de azúcar, era una vía muy fácil para adquirid diabetes visualmente.

—Aunque el desierto es un bioma casi muerto, a veces la vida no hace presencia de su existencia en forma biológica, sino en forma de belleza. El desierto, aunque en términos biológicos tiene poca vida, a veces está más vivo que otros lugares, gracias al sol y a la energía que le irradia desde arriba. El desierto no está muerto, porque su belleza bajo el manto celestial del cielo y el poderío del astro rey, está viva—dijo Akil

—Buena reflexión

—Me siento inspirado

Akil subía y bajaba dunas, algunas grandes algunas pequeñas. Deseaba tener un mapa para saber cuánto más faltaba, no quería que la noche lo engullera de nuevo.

El sol empezaba a cerrar los ojos y la noche cobraba fuerzas, aun había sol, pero era cuestión de tiempo para que la oscuridad invadiera las dunas. Akil llegó a una duna extremadamente grande, de al menos 600 metros aproximadamente; él al ver tan imponente y monstruosa formación geográfica, casi se cae del caballo.

—¿Esto es una montaña?—preguntó Akil

—Para nada, es una duna, la más grande de todas

—Luce como una montaña

—Cuenta la leyenda que la duna es la tumba del Emperador Hiergon

—¿Emperador?, oh diablos, ¿Hay algo más grande que una madre Hiergon?

—Lamentablemente si, existió uno—respondió Cody—como ya sabes, los más pequeños son los soldados, de dos metros y medio; relativamente fáciles de eliminar; luego está el padre el cual puede medir casi 20 metros, entre 15 y 20; se necesita un buen número de personas para hacerle frente; por ultimo esta la madre, la cual ostenta una bestial altura de 30 metros; lo único bueno de ellas es que permanecen en cuevas y no son muy frecuentes avistarlas...; ahora, la cosa se pone fea; dicen que la duna es donde reposa el primer Hiergon que existió y del cual descienden todos los Hiergones existentes. En los primeros años de nuestra historia, cuando el humano estaba en desarrollo; Ayot en venganza con su derrota en la Guerra Primordial, creó al Emperador Hiergon para dar comienzo a la expansión de estos y causar estragos en los planes de Elo. Hay historias que cuentan su enorme tamaño y los problemas que causaba él y los Hiergones. Una vez logrado multiplicarse desapareció bajo la tierra y nunca más se volvió a ver. El inmenso tamaño de la duna es tema de especulación donde afirman que ahí reposa dormido y listo para algún día emerger. Al menos su descendencia no heredó el tamaño, solo la apariencia