En una duna, recientemente formada luego de la tormenta, el cuerpo inerte de Akil se hallaba semi enterrado entre la arena, había quedado con una pierna flexionada y la otra extendida; su brazo izquierdo estaba enterrado profundamente hasta el hombro y el derecho estaba extendido hacia arriba, apoyándose sobre la cabeza, de la cual estaba casi enterrada. Al final Akil estaba mirando hacia el sol; posición que le provocó fruncir el ceño por la luz, haciéndolo despertar lentamente.
Sintió como si hubiera resucitado, no se podía explicar el mismo como sobrevivió a la tormenta de arena; se revisó todo el cuerpo y aun así, no lo podía procesar. Se levantó y miró al horizonte, pudo notar la entrada al Cañón Lin.
—Cody, mira, el cañón
La sorpresa fue gigantesca cuando no recibió respuesta.
—¿Cody?
Cody no se hallaba en la bolsa e inmediatamente pensó en lo peor, que la tormenta lo había sacado de la bosa sin que él se diera cuenta. La desesperación y el terror lo invadió, empezó a buscarlo por todas partes, sin detenerse a pensar si el esfuerzo de hacerlo era en vano, el desierto es gigante y los vientos pudieron dejarlo a miles de kilómetros de donde estaba, sus 8 cm no eran problema para el desierto para hacerlo desaparecer.
—¡CODY!—exclamó al cielo Akil
Destrozado, se arrodilló en la arena y miró hacia abajo, segundos después volvió a levantar la mirada y a lo lejos, a unos 5 metros, una bola blanca se hallaba sin moverse. Inmediatamente se levantó como un rayo y lo recogió; era Cody, había optado una posición de bola, protegiéndose su cara.
—¿Cody?—lo mueve un poco—vamos amigo, no te vayas—lo mueve más—te prometí que no morirías y lo haré
Akil empieza, delicadamente, a intentar reanimarlo haciendo presión en su pequeño pecho en pequeños intervalos; deseaba reinar su corazón o hacer que expulsase arena. Los segundos pasaban y no había respuesta, lentamente la esperanza se esfumaba mientras los ojos de un Akil destrozado se hacían ver cristalinos.
—Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamos
Su esperanza dio frutos, Cody abre los ojos para luego expulsar de su pequeña boca un poco de arena mientras respiraba muy rápido.
—¡Si!, respira tranquilo, tranquilo, compañero..., tranquilo; ¿Cómo te sientes?—preguntó Akil
—Como si me hubiera comido el desierto, ¿Qué me sucedió?
—Al parecer sobreviví a la tormenta y te encontré tirado lejos de mí, logré reanimarte
—¿Mori?
—Casi..., no te movías y tu cuerpo estaba en posición de pelota, protegiéndote la cara. Al parecer tu inmortalidad es longeva, pero fuentes externas si te pueden arrebatar la vida
—Ya veo..., cada día se aprende algo nuevo
—No iba a permitir que murieras en mis manos
—Gracias, Akil—dijo Cody retomando su postura—¿Dónde estamos?
—No tengo ni idea, pero si miras hacia allá, el Cañón Lin se hace presente—voltea a mirar la brújula, indica hacia el cañón—y si, la brújula dice que ahí está la otra semilla
—¿Cuántas son?—preguntó Cody
—4
—Al menos esta es la última...
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El Cañón Lin era una formación geográfica que se extendía a un largo de casi 20 km, con una anchura de aproximadamente 2 km y una profundidad de 900 metros. Akil había tardado unas cuantas horas en bajar hasta un pequeño rio que se encontraba en el fondo.
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Las crónicas de Eloshem: En busca de mi padre
AcciónAño 885; Akil, un chico comun y corriente, se enbarcará en un viaje de busqueda para encontrar a su progenitor; enfrentando problemas los cuales tendrá que resolver con su experiencia e ingenio junto a un inteligente, pequeño y blanco amigo, tocando...