6. Quiero esto

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Después de la charla que tuvieron y sin darle más vueltas, Enzo se acomoda entre los brazos del arquero, descansando sobre su pecho. Siguieron hablando mucho màs, pero la calidez que transmitia el cuerpo del contrario , a la par de las caricias que le daba, hizo que se duerma al instante. Al más alto le pasaba algo completamente distinto: quería dejar de pensar, pero no podía evitar sentirte ansioso por lo que iba a pasar después. Él toma las acciones de Enzo de forma positiva, si hay algo que tenía a su favor es que por primera vez parece ser correspondido y de la forma que él quiere también. Sin embargo, todavía le queda una pizca de duda de si las cosas seguiran de esa forma o volveran a ser completos desconocidos. Sabe que no le va a servir de nada hacerse ilusiones al 100 % porque ya lo conoce y sospecha que en cualquier momento puede dar un paso al costado. Y no se equivocó, porque a la mañana siguiente, no le dirigió ni una mirada. Se sentó lejos de él en el desayuno, almuerzo y merienda. Tampoco volvió a la pieza, aunque no iba a poder ignorarlo por bastante tiempo: los entrenamientos de la noche llegaron y era muy probable que queden juntos en algún ejercicio, aunque sea.

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Quedaba poco para terminar el entrenamiento. El DT veía a sus jugadores con mucho entusiasmo después de ganar el último partido. Todos enfocados, pensando en el siguiente rival. La practica había salido de diez, excepto por un jugador que le preocupaba.

Scaloni le hizo una seña a Emiliano pidiendo que se acerque.

—¿Cómo lo ves a Enzo?

—Medio flojo. Ayer no sé cuantos penales me tiró y con suerte metió dos.

—¿Cuál es tu aporte para la situación?

—Y... creo que principalmente lo tendrías que dejar practicar conmigo. Con Armani está bastante bien porque él es más callado, pero lo que necesita es estar bajo presión y eso sólo se lo puedo dar yo.

Emiliano siempre era sincero con él. Si surgia algo que tenía que marcarle y además a favor suyo, se lo iba a decir. Al entrenador parece gustarle la idea porque se queda bastante tiempo deliberando en su mente que hacer.

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—¡Nos queda un rato nomás! Ya saben que les toca. La diferencia es que todos van a patear con Armani hoy. Todos menos Enzo que lo va a ayudar Dibu. Al más alto se le forma una sonrisa al escucharlo. Enzo lo que menos mostraba era una sonrisa en su cara. Sin embargo, no iba a protestar contra las ordenes de su entrenador.
El arquero ya estaba en su posición y su compañero también. El morocho toma aire y lo deja salir. Trata con todas sus fuerzas de concentrarse y no mirar esos ojos que le hacían acordar a la noche anterior. Los dos solos, con una cercania que cualquiera que mire desde afuera, podría dudar sobre que tipo de relación tenían. Él diciéndole que se acostumbre porque de ahora en adelante iba a recibir todo de su parte. ¿Qué pensaba cuando le dijo eso? Esa voz en su mente se mantuvo incluso cuando comienza a tirar al arco. Su cabeza ocupada con eso, ya que ninguno mencionaba ni una palabra.

Afuera.

—¿Cómo pensas meter un gol si miras a cualquier lado? Acá esta el arco.

Emiliano señala con sus manos lo que tenía encima suyo. 

Como era de costumbre, su rostro se vuelve completamente serio al cumplir su rol como arquero. Ni por Enzo encontraba piedad y menos si lo ignoro todo el día. El más chico no le responde ni de casualidad. Apoya la pelota una vez más sobre el punto de penal para intentarlo devuelta.

—¡Acordate que estoy acá! ¡Y acordate también de cuantos penales te venís errando desde hace mucho! ¿Así pensas jugar la semifinal?

El morocho que anteriormente se mostraba triste, cambia completamente su estado: ahora lo único que siente es enojo. Patea con fuerzas y al medio. Para ser exactos, directamente a su cara.

Penal | Dibu x EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora