Penal | Dibu x Enzo

14. Amigos

La celebración por haber ganado un mundial tenía para rato. Emiliano y Enzo ya habían partido para sus antiguas casas, pero no sin antes despedirse con un beso y un abrazo que mantuvieron por unos buenos minutos.

El predio de la AFA estaba casi vacío, excepto por algunos empleados y por Julián, que seguía buscando a Enzo por todos lados. Anteriormente lo había llenado de mensajes en Whatsapp, pero nunca recibió una respuesta a cambio.

-Ya se fue, Juli.

Alexis que lo seguía de atrás en su búsqueda, mientras le repetía varias veces las mismas palabras.

-No quería aceptarlo, pero si.

La cara de Julián mostraba que estaba preocupado por su amigo. Incluso la noche anterior no pudo pegar un ojo, pensando en como debía decirselo, como se lo iba a tomar y como iban a seguir las cosas de ahora en adelante.

-Ya vas a tener tiempo de decirle, tranquilo.

Alexis pone una mano en su hombro y Julián levanta la vista para verlo.

-No sé cuando me lo voy a cruzar ahora a Enzo... él está acá y yo me voy a ir a Córdoba, aparte paso las fiestas ahí. Tampoco me contesta los mensajes, ¿Qué voy a hacer? El otro le puede decir cualquier cosa ya.

Su mirada suplicaba una respuesta por parte de su compañero de cuarto, respuesta que él tampoco manejaba, pero aún así, iba a ser lo posible para calmar a Julián.

-Lo podes llamar. Igual, si no respondió es porque ahora está ocupado, pero no creo que este ocupado para siempre. En algún momento va a responder, vas a ver.

Alexis lo reconforta con un abrazo y el menor se funde en sus brazos. Todavia tenía sus duda, aunque aún así entendió que él no podía hacer nada más que esperar una respuesta del contrario.

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Cada campeón del mundo disfruto varios días. Emiliano y Enzo se estuvieron comunicando más que nada por mensaje y no podian esperar a volver a verse en las fiestas, antes de irse cada uno a su club. Ambos querían aprovechar ese momento juntos.

Por otra parte estaba Julián que después de sus insistentes intentos por comunicarse con Enzo, este le responde la llamada.

-¿Ju? Tengo diez mil llamadas y mensajes de vos, boludo. ¿Tanto me extrañas? Y eso que pasaron unos días...

Larga una risa. El morocho estaba feliz. Habia pasado días rodeado de su familia que no veía hace tiempo.

-Cada día me pregunto por qué soy amigo de un tarado como vos.

El tono de su voz estaba lejos de ser igual que el de su compañero. Él estaba completamente serio.

-¡Para! ¿Por qué me tratas así? No seas malo.

Se vuelve a reir. Julián hace silencio un segundo.

-Voy a ignorar lo que decis. Escuchame, tenemos que hablar de algo importante.

La seriedad de su amigo hizo que de repente se ponga tenso. ¿Qué tenía para decir?

-Decime.

Julián toma un largo suspiro antes de seguir.

-¿No te enteraste el quilombo de hace unos días en el predio? ¿Antes de irnos?

-¿De qué quilombo hablas? No escuché nada, ni me dijeron nada.

-Bueno, por eso hace días me quiero comunicar con vos.

-¿Y qué pasó? Ya me estás preocupando, boludo.