8. Necesidad

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Los días transcurrieron muy bien para los dos jugadores de la Selección Argentina. Emiliano seguía aprovechando cada oportunidad que tenía para estar cerca de Enzo: en los entrenamientos, cuando se sentaban a comer, en la pieza que compartían. Después de la charla donde los dos se abrieron más, el morocho se mostraba más suelto. Su confianza se volvia cada vez más fuerte cuando el arquero estaba ahí para sacar cada pensamiento innecesario y reemplazarlo por sus palabras calidas.  

El partido contra Francia se jugaba al día siguiente y los nervios se hacían notar en ambos, aunque para la sorpresa de Enzo, a Emiliano la ansiedad lo estaba superando. Intento acercarse con varias situaciones, pero no había caso porque el arquero tenía la cabeza en cualquier lado.

—¿Dibu? Te están hablando. 

Enzo lo mueve, tratando de sacarlo del trance en el que estaba. Todos comían y en la mesa era notorio su cambio de ánimo.

—¿Qué te pasa, compa? Es raro verte así. 

Lautaro le pregunta, extrañado por su actitud. Licha, Cuti, Alexis y Papu lo miraban sin entender mucho tampoco porque Emiliano siempre se mostraba firme, fuerte para cualquier desafio que se presente. Es más, él era el que animaba a los demás.

—¡Dale, boludo! Tenes que estar diez puntos para mañana, que sin vos no hacemos nada.

El Papu trata de animarlo, pero lo único que causa es que Emiliano se ponga peor. Todos los integrantes de la mesa le gritan que se calle porque no ayudaba en nada. 

—¿Queres contarme?  

Alexis se cambia de lugar, para irse al lado del arquero. Ahí, usa una de sus manos para ubicarlas en su espalda, acariciando de arriba a abajo, reconfortándolo y dandole paso a su palabra si es que quería hablar. La atención de Enzo se concentra en esas manos que tocaban a la persona que le gusta. No era la primera vez que Alexis hacía algo así. La sonrisa atrevida, ese acercamiento. Enzo no era ningún boludo, hasta a lo lejos se podía ver que Alexis le tiraba onda, aunque para Emiliano no era así: no ve más que un amigo ayudándolo, por eso mismo le sonríe y responde a su pregunta. 

—Pasa que mañana ya jugamos la final, hermano. ¿Ustedes no están nerviosos? Siento que están más relajados ahora que cuando jugamos contra México. 

—Obvio que estamos nerviosos, pero, yo por ejemplo no quiero decir mucho, así no los condiciono. 

Licha confiesa. 

—¡Mas vale que si! Hace un rato hablaba con Licha en la pieza y él me ayudó un montón, por eso ahora estoy un toque más relajado. 

Cuti contesta a su pregunta. Mientras lo hacía, sólo podía fijar sus ojos en Lisandro, dedicándole una sonrisa por sus palabras de hace rato cuando se encontraban solos. 

—Sabes que no me cuesta nada, estoy feliz cuando puedo ayudar. 

Licha se mueve más cerca de él, dejando un pequeño beso en uno de sus cachetes. 

—¡Comiendo adelante de los pobres! No sean forros, como quisiera que el que me gusta este así para mí, pero ni la hora me da.

Alexis en ningún momento deja de mirar al arquero, es más, lo mira con tanta dedicación que se podría decir que esas palabras iban dedicadas a él. 
Enzo tenía ganas de repartir piñas, especialmente para un compañero suyo llamado Alexis. ¿Qué carajos insinuaba con eso? 

—¡Que obvio que sos! Cambia la cara.

El Papu apoya el dedo sobre su frente, señalándole lo serio que se había puesto. El morocho le saca la mano enseguida. 

Penal | Dibu x EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora