15. Visita

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Las dudas de Enzo sobre Alexis y Alejandro siguieron por bastantes días. Su cabeza no le encontraba respuesta a como alguien que se mostraba como su amigo le podía hacer eso. Queria confrontarlo directamente, pero no se animaba a poner ni una palabra cada vez que se encontraba con el chat en WhatsApp de su compañero de equipo. Incluso Julián le mando mensajes varias veces que él no supo como responder y se guardo toda esa angustia para si mismo durante días.
Su corazón se sintió menos pesado cuando Emiliano se paró frente a él y lo abrazó con fuerza después de varios días sin verse. El arquero volvió desde Mar del Plata para pasar las fiestas con él y su familia.

—No sabes lo que te extrañe estos días.

Emiliano se encargaba de dejar besos en cada parte de su rostro que encontraba disponible. Enzo sonrió por primera vez en días.

—No pensé que eras tan intenso, chabón.

El morocho le responde con una leve risita.

—El que me preguntaba cada día como estaba, donde estaba y con quien, eras vos...

Susurra esas palabras sobre su boca, haciendo que el contrario se estremezca con sus palabras. El arquero vuelve a reir y sigue hablando.

—Incluso con solo unas palabras te pones así. 

Su mano acaricia su mejilla de arriba a abajo.

—¿No será que vos me extrañaste a mi?

Remata al final. Enzo se queda sin palabras, se siente débil frente a él. Le mira sus labios, ansioso por querer besarlo, porque tenía razón, lo habia extrañado tanto esos días en el que básicamente estuvo él y sus pensamientos ruidosos.
En el momento en que el mayor siente la mirada en sus labios no duda en volver a besarlo, más profundo, transmitiendole que de verdad lo necesitaba. Se sorprendió cuando el menor no respondió como lo hacía habitualmente, sino que también lo besó de la misma forma. Emiliano se sintió feliz. No necesitaba que Enzo se lo diga, con ese beso lo había dejado más que claro.

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Los padres de Enzo recibieron a Emiliano con una cantidad exagerada de comida. El padre se lo llevo enseguida a la parrilla, donde estaba haciendo el asado. En la cocina estaba la madre, haciendo las ensaladas. Enzo decidió quedarse con ella para ayudarla.

—Ahora no lo va a soltar más.

La mamá comenta con una risa cuando ve que su marido no paraba de hablar de cortes de carnes. El morocho no puede evitar sonreir cuando los ve a los dos hablando.

—Bueno... a tu papá le cayó bien. Con eso podes estar tranquilo, va a ser bien recibido a la familia.

Enzo vuelve su mirada a su mamá, que ahora ella sonreía. Se anima a preguntar:

—¿Por qué lo decís?

—Hijo, conozco la cara de bobo que pones cuando te gusta alguien. Acordate que yo te pari.

—¿¡Qué decis!?

Es lo único que pudo decir, pero su risa y un leve sonrojo lo delataban. La mamá, que cortaba la lechuga, se para un segundo para mirarlo con seriedad.

—Vos me escuchaste. Mira, por ahora te la dejo pasar, pero la próxima, preséntalo apropiadamente.

El tono de voz de su mamá y el cuchillo grande que sostenía en sus manos hizo que le de la razón, asintiendo la cabeza y diciendo que sí.

—Ahora ayudame con la ensalada, dale.

El menor agarra un cuchillo e imita a la persona a su lado.

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⏰ Última actualización: Jul 19 ⏰

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Penal | Dibu x EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora