Las apps son inofensivas.
Algunas son para socializar, conocer gente y quien sabe... encontrar el amor.
Otras para leer y escribir.
Y otras simplemente para distraer la mente.
Pero, ¿qué sucede si una app es usada por un ser sobrenatural?
Un ángel...
"Descarga Tinder, no pierdes nada creandote una cuenta" recordaba las palabras de Anna en mi cabeza.
"A nadie le hace mal conocer un poco de gente en línea" decía, "nada malo te va a pasar"
¿Nada? ¿Nada malo?
No sé si fue Dios quien me puso en el camino a un hombre con los ojos más azules que en mi vida había visto, unos ojos que te hacían olvidar lo que querías decir y que tu lengua te dejaba en ridículo porque había olvidado como se pronunciaban las palabras. Una cara angelical que te hacía pensar: "es un ángel de Dios que ha decidido bajar a la tierra y guiar a las personas por el buen camino" pero luego te dabas cuenta que había sido el ángel que Dios desterró del paraíso, cuyo nombre era Lucifer.
Conocías al verdadero Señor de las Tinieblas en persona, que apenas decirle "hola" ya te tenía en la mira y no se olvidaba de ti. Nunca se olvidaba. Y nunca se olvida.
Su nombre es Ian Bohen.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Encantador, ¿no es así? Pero es el hombre más exasperante que podrías llegar a conocer. Si lo ves, da la vuelta y finge no haberlo visto, salvarás tu vida. Te lo prometo.
A continuación te contaré la historia. Se remonta hace un par de meses, lo recuerdo como si hubiera sido ayer...
